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En colaboración conCAF

Dos lecciones desde Brasil y Colombia para enriquecer el espacio público en las ciudades

Los Sesc brasileños y las UVA de Medellín se han convertido en referentes de arquitectura social para compensar las carencias urbanísticas y fortalecer la vida comunitaria

Espacio público

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En muchas ciudades latinoamericanas, faltan espacios públicos de calidad, especialmente en barrios periféricos o de menores recursos. Los centros sociales y culturales accesibles, que promueven la cohesión y el desarrollo comunitario, pueden ser la solución.

La muestra más antigua de ello en la región la ofrece el Serviço Social do Comércio (Sesc) de Brasil, uno de los sistemas de servicios sociales más extensos y singulares del planeta. Creado en 1946 para promover el bienestar de la clase trabajadora, cuenta con casi 800 unidades distribuidas por todo el país. Algunas, emblemáticas por su arquitectura que se abre a la ciudad y crea espacios públicos acogedores.

El Sesc Pompéia de São Paulo es el buque insignia de este proyecto, a donde llegan los paulistanos a pasear, leer, nadar, jugar o comer, como si fuera una extensión de su casa. Es una obra arquitectónica reconocida internacionalmente y, según The New York Times, está entre las 25 más influyentes desde la Segunda Guerra Mundial. Fue creada en 1982 por la arquitecta Lina Bo Bardi, que transformó la antigua fábrica de barriles en este espacio de encuentro ciudadano. Dos edificios de hormigón en bruto están conectados por pasarelas que conviven con las intervenciones mínimas en las naves industriales preexistentes. Una calle de adoquines vertebra el conjunto.

El Sesc Pompéia, diseñado por la arquitecta Lina Bo Bardi, es una de las obras más influyentes de finales del siglo XX.

Camila Calado, de 28 años, pasa el sábado en el Área de Convivencia del ‘Pompéia’, una sala amplia y abierta con biblioteca, mesas, sillones, chimenea y un río interior. Le encanta, y hoy se lo muestra a su hermana Vitória, de 15 años, y a su amiga Tainar Araújo, de 22, a quien le sorprende ver a padres e hijos compartiendo actividades manuales, alejados de pantallas. Han recorrido los talleres de pintura, cerámica, xilograbado, arte textil, costura y ebanistería. Les gustaría inscribirse en varios, dicen mientras cenan. Tras ellas, media docena de hombres mayores juega al ajedrez; al fondo, los niños corren cerca de la exposición Espacio Público de Antoni Muntadas. Se van quienes nadaban en la piscina y llega el público de Senhora dos Afogados, la pieza de Nelson Rodrigues con montaje del Teatro Oficina, en cartel.

El Pompéia es un polo cultural a escala de la mayor metrópolis de América del Sur y un baluarte de la arquitectura democrática. “Le dio relevancia al programa SESC, y colocó São Paulo en el radar”, afirma Alvaro Puntoni, arquitecto y profesor, responsable de los futuros Sesc Limeira, de GrupoSP, y Sesc Campo Limpo, proyectado por la facultad de Arquitectura y Urbanismo Escola da Cidade. Este último tendrá 38.000 metros cuadrados construidos, para los que también han diseñado un programa. “Investigamos en terreno para identificar las acciones culturales de la zona. Por ejemplo, hay muchos colectivos de rap, típico de la periferia de São Paulo, así que habrá escuela de música y estudios de grabación”, explica en su oficina, cerca del Sesc Consolação, entre los pioneros de la capital (1967).

São Paulo alberga varias de las unidades más emblemáticas del país, donde hay 642 fijas y 151 móviles. Las tipologías son muy variadas. El ‘Consolação’ es céntrico y vertical, como el 24 de Maio del arquitecto Paulo Mendes da Rocha, coronado por una piscina al aire libre con vistas espléndidas. El Interlagos es un parque gigantesco en la Zona Sur. Son algunos de los más de 40 del municipio.

SESC es una entidad privada con función social y pública. Se financia mediante una contribución obligatoria de empresas de los sectores de Comercio, Servicios y Turismo, que aunque no es un impuesto clásico, tiene carácter tributario y público, así que lo fiscaliza el Tribunal de Cuentas de la Unión. La calidad de los servicios es impecable, pero el Ministerio Público y la Policía Federal han registrado casos de corrupción. Por ejemplo, el desvío millonario reciente en la división de Río de Janeiro. Algunos analistas y académicos especializados en políticas públicas y transparencia cuestionan si la fiscalización es adecuada para un programa de tal envergadura, que en 2024 manejó más de 11.000 millones de reales (2.000 millones de dólares), según datos oficiales.

“No hay nada parecido”, afirma Janaína Cunha, directora de Programas Sociales del SESC, en la sede nacional de Río de Janeiro. Aquí está el emblemático Sesc Copacabana del arquitecto Oscar Niemeyer, con hotel. “Hay unidades en los 26 estados y el Distrito Federal”, dice, destacando el Sesc Palladium de Belo Horizonte, el ‘Arsenal’ en Mato Grosso, el ‘Pelourinho’ en Salvador y el ‘Garagem’ en Brasília. “En 2025, se entregarán 15 nuevos”, añade.

La piscina que corona el Sesc 24 de Maio, en el centro de São Paulo.

El Sesc Caboré en Paraty —ciudad del litoral de Río— estará listo el año que viene para el 80º aniversario del programa. El proyecto de Indio da Costa se integra con árboles preexistentes y el río Perequê-Açú, que atraviesa este municipio, Patrimonio de la Humanidad, donde las aguas contaminadas son un problema. “Recolectamos agua de lluvia, tratamos las residuales y las utilizamos para riego. El excedente se devuelve limpio al río”, explica el ingeniero civil a cargo de la obra, André Luís Rodrigues, rodeado de depósitos de agua en el sótano del futuro Sesc. Este gesto ilustra la filosofía de estos proyectos: intervenir en el territorio de forma sostenible y socialmente responsable.

Tanques de agua que cosen barrios periféricos en Medellín

En Colombia, hay otra red de centros sociales que ha transformado las dinámicas de barrios periféricos de Medellín: las Unidades de Vida Articulada (UVA). La iniciativa tanques EPM (Empresas Públicas de Medellín) convierte las infraestructuras de depósitos de agua en espacios públicos con equipamientos.

La idea surgió de una manera peculiar. EPM es la entidad municipal que gestiona integralmente servicios públicos domiciliarios como energía eléctrica, gas natural, agua potable, saneamiento básico y telecomunicaciones, algo único en el mundo. “En 2010, había preocupación por el robo de energía, especialmente del alumbrado público en barrios informales, muy común en Latinoamérica”, explica Horacio Valencia, jefe de Arquitectura y Diseño en EPM, y uno de los coordinadores del programa UVA tanques EPM. “Al hacer el estudio para subsanarlo, analizamos cómo se insertaba nuestra infraestructura en la morfología urbana de Medellín, caracterizada por la ocupación informal de las laderas, y nos dimos cuenta de que los tanques eran vacíos urbanos que generaban zonas oscuras e inseguras”, reconoce.

Mapeo de iluminación nocturna en Medellín con las zonas oscuras de los tanques de EPM.

Los 150 tanques de acueducto construidos desde los años cincuenta en el borde de Medellín quedaron atrapados en los barrios tras la expansión informal de la ciudad y crearon barreras físicas que delimitaban territorios controlados por bandas criminales. “Propusimos un cambio de paradigma: convertir esos espacios cerrados en lugares públicos abiertos y seguros, integrados a las comunidades”, dice Valencia. Para ello, escogieron 14 tanques en los sectores más críticos, retiraron las vallas, iluminaron la zona y aprovecharon las pendientes de las montañas para colocar edificios. “Priorizamos el espacio público porque son barrios muy densos y los equipamientos se situaron en los pliegues bajo las plazas”.

El proyecto, que se inauguró en 2014, contó con un presupuesto de 250.000 millones de pesos colombianos (50 millones de dólares), incluye auditorios, bibliotecas y espacios para juego, actividades educativas y artísticas. Ofrece servicios sociales, culturales, deportivos y recreativos en los barrios más vulnerables, y ha recibido diversos reconocimientos por su innovación social y arquitectónica, como el Premio Latinoamericano de Arquitectura Rogelio Salmona o el Global Holcim Awards; también ha participado en las bienales de Quito y Venecia. Es un referente de transformación urbana para mejorar la calidad de vida de los barrios informales, que demuestra que las infraestructuras, en vez de ser una barrera, pueden contribuir a solucionar problemas sociales y urbanos. Algo muy necesario en una región tan desigual como Latinoamérica.

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