Petro: la diferencia entre mandar y gobernar
Antes del viaje a China, la ministra Laura Sarabia le pidió cinco veces una reunión al presidente y no logró conversar con él


En su viaje a la China acompañaron al presidente Petro siete ministros de su gabinete: exteriores, agricultura, ciencia, hacienda, minas, TICs y comercio (encargada). En el viaje paralelo que hizo el presidente Lula da Silva a China hubo una cifra similar de ministros. Podría uno pensar que tratándose de la cumbre de la CELAC y la firma de acuerdos con el gobierno de Xi Jinping era necesario desplazarse con una comitiva enorme. Mas la realidad podría ser otra. Que el gobierno de Colombia viajó con tal número de ministros para mostrar su talante pro Chino (porque al parecer el imperio del norte no les gusta, pero el neo imperio del lejano oriente les genera fascinación), mientras que el gobierno Lula lo hizo para hacer negocios.
Mientras que en el viaje de Lula se firmaron veinte acuerdos binacionales y se formalizaron 17 documentos para fortalecer la cooperación entre ambos países, Colombia firmó un Plan de Cooperación y nada más. Mientras que cada uno de los ministros de Lula tenía previstas reuniones bilaterales y citas con empresarios; en el caso colombiano, sólo la ministra de ciencias y la ministra de agricultura tenían agenda prevista para sacarle provecho al viaje. Los demás iban y venían según les iban diciendo sus anfitriones, pero encuentros con líderes de sus sectores más bien poco. De hecho, el viaje tuvo sabor a excursión de colegio. Tanto así que la expresidenta del Brasil, Dilma Rousseff, quien tenía cita con Petro, el ministro de hacienda y la ministra de exteriores, tuvo que pedirles cortésmente a los demás ministros colombianos que se colaron en la reunión que se retiraran porque ellos no hacían parte del encuentro.
Contó La W que el presidente se puso furioso con la ministra de exteriores por unos cambios que le había hecho al documento final que se firmaría con el gobierno chino. Pero lo que no se supo es que durante la semana previa al viaje la ministra Sarabia, a través de la Jefatura del Despacho, le rogó al presidente por una reunión para poner a punto el viaje. Se la dieron para un día. Poco después, la cancelaron. La reprogramaron y la volvieron a cancelar. Y así para un total de cinco intentos y cinco cancelaciones. ¿Podría haberse evitado un disgusto el presidente si se hubiese reunido con su ministra de relaciones exteriores? ¿No le parecía a él o al jefe de despacho que una reunión de coordinación y preparación era necesaria? ¿Al final a quién se le ocurrió que el viaje debía coordinarse desde Bogotá por la directora del DAPRE?
Lula, aparte de los ministros, viajó con una delegación de empresarios del Brasil (cerca de 20) para sembrar las semillas de nuevos negocios. Colombia no llevó empresarios. Y tiene sentido, quién quiere que el paseo de fin de curso se lo tiren esos “malditos esclavistas”. “No pasarán”, habrían escrito en el chat de los ministros. Y todos reirían.
Entre los anuncios hechos por Lula desde la China está la construcción de un túnel sumergido que será un alivio para el estado de Sao Paulo gobernado por un político opositor a Lula. El presidente del Brasil al anunciarlo dijo que ese proyecto es posible “gracias al entendimiento y la relación civilizada entre dos adversarios políticos”. Algo similar dijo el gobernador de Sao Paulo. Entre los anuncios de Petro desde China está el llamado a un paro para presionar a sus adversarios políticos y mostrar su poderío. ¿Contrastando entre el presidente que ordena cese de actividades para frenar a su país con aquel que busca negocios y se une a sus contradictores por el bien común, cuál es el que gobierna y cuál es el que se limita a mandar?
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