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Gustavo Petro redobla su desafío al Congreso: “Si votan no a la consulta, el pueblo se levanta y los revoca”

El presidente de Colombia aprovecha las movilizaciones del Primero de mayo para presentar la propuesta que busca revivir su reforma laboral arropado por una multitud de simpatizantes

Gustavo Petro durante su discurso en la mañana de este jueves en la Plaza de Bolívar. Foto: Diego Cuevas (El País) | Vídeo: Reuters
Santiago Torrado

El presidente de Colombia, Gustavo Petro, ha redoblado este jueves su desafío al Senado para que apruebe la consulta popular con la que su Gobierno se propone revivir la reforma laboral hundida por el Congreso. “El pueblo le ordena aprobar la consulta, y sirvo de mensajero como presidente de la República”, proclamó, arropado por una multitud de simpatizantes en la Plaza de Bolívar. Al final de su discurso, el momento culminante de la jornada de movilizaciones de este Primero de mayo, el Día Internacional del Trabajo, Petro empuñó la espada del Libertador, que había prometido “desenvainar” como símbolo del poder popular.

El presidente ha asumido sin pudor el tono de campaña política. “Nadie puede hoy negar que el pueblo de Colombia, el constituyente, exige que su voz se oiga en la consulta popular”, dijo ante una Plaza repleta, al reivindicar el éxito de las manifestaciones convocadas en distintos lugares del país. Por tercer año consecutivo, el primer presidente de izquierdas de la Colombia contemporánea aprovechó la conmemoración para impulsar las grandes reformas que prometía en campaña, y que casi sin excepción han naufragado en el Legislativo. En varios pasajes, redobló sus ataques contra el Congreso, cuyo edificio da a la Plaza y que se veía cubierto por una malla protectora de color negro que asemejó con insistencia a una “mortaja”.

“Si votan No a la consulta, el pueblo se levanta y los revoca”, les dijo a los senadores. Ahora, la plenaria del Senado tendrá 30 días para decidir si aprueba la realización de ese mecanismo de participación. “Ni un solo parlamentario que vote en contra de la consulta popular se vuelve a elegir en Colombia, porque nadie votará por él”, reiteró Petro, además de lanzar dardos con nombre propio contra varios de los legisladores que hundieron el proyecto original del Gobierno. Incluso dijo que los hacía indirectamente responsables por el asesinato de un militante de su movimiento político ocurrido este mismo jueves en Miranda, Cauca, hecho por el que pidió un minuto de silencio.

Con el micrófono en la mano, leyó una a una las 12 preguntas planteadas por el Ejecutivo, que aluden a lo que se debería considerar horario diurno y nocturno, a un mayor recargo por el trabajo dominical, o a facilitar el acceso a la seguridad social, entre otras. “El que vote No o no quiera estas reformas es porque es un HP esclavista”, dijo después de enumerarlas. Se escudó en que no era ninguna grosería, pues esas letras se podían referir a un honorable parlamentario, político o periodista. “No vale la jugarreta de César Gaviria”, agregó en referencia a la llamada mini reforma laboral que presentó hace tres semanas la bancada del Partido Liberal, encabezado por el expresidente, y que compite con la consulta popular.

El mandatario volvió a insistir en que no busca la reelección, una opción prohibida por la Constitución con la que, sin embargo, sus opositores suelen atacarlo. “Hoy el presidente de Colombia no está pidiendo que voten por él; no me gusta ni siquiera reelegirme”, dijo para quejarse, una vez más, de la Casa de Nariño, el palacio presidencial, un edificio que considera frío y feo, y de la soledad del poder. “Aquí no queremos adictos al poder, el poder debe ser entregado al pueblo”, aseguró en una pulla dirigida a su excanciller Álvaro Leyva, que la semana pasada lo señaló públicamente de tener un problema de adicción a las drogas que afecta su forma de gobernar, algo que Petro ha negado en más de una ocasión. “Ya he llenado muchas plazas de Bolívar, y he ganado todo lo que podía ganar por medio del voto”, reivindicó.

Al final de su discurso de más de una hora, empuñó la espada de Simón Bolívar y la exhibió ante la multitud, con la precaución de manipularla con guantes quirúrgicos, por tratarse de una muy antigua pieza de museo, una reliquia histórica. Indicó que empuñarla es un llamado a la movilización popular, en un acto simbólico que evoca su primer acto como presidente: ordenar que esa misma arma fuera enviada de un museo a la Plaza de Bolívar, donde se acababa de juramentar. Ya al inicio de su intervención había reivindicado otro símbolo del libertador, uno menos conocido. Alzó la bandera de la llamada “guerra a muerte” que Bolívar proclamó en 1813, aclarando que lo hacía porque era un ícono de la lucha por la libertad, y repitiendo que defiende la paz y la no violencia.

En la tarima se mantuvo flanqueado por varios ministros de su remodelado gabinete. Como el de Interior, Armando Benedetti, uno de los estrategas de la consulta, o la de Ambiente, Lena Estrada, la primera ministra indígena en la historia de Colombia, que había marchado con la minga indígena. También lo acompañaban congresistas del Pacto Histórico, la variopinta coalición de izquierdas que lo respalda, entre los que se destacaba María José Pizarro, la encargada de ponerle la banda presidencial en la posesión del 7 de agosto de 2022, en la misma Plaza que lo recibió entre vítores este jueves. Inmediatamente después de sus palabras, el grupo completo se dirigió al Capitolio para presentar formalmente las 12 preguntas de la consulta. Allí, el presidente le solicitó al Senado, en un tono mucho más respetuoso, permitir que el pueblo se exprese.

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Sobre la firma

Santiago Torrado
Corresponsal de EL PAÍS en Colombia, donde cubre temas de política, posconflicto y la migración venezolana en la región. Periodista de la Universidad Javeriana y becario del Programa Balboa, ha trabajado con AP y AFP. Ha cubierto eventos y elecciones sobre el terreno en México, Brasil, Venezuela, Ecuador y Haití, así como el Mundial de Fútbol 2014.
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