El Papa ‘conquista’ América

Francisco acostumbra a entrar en los temas espinosos. Así, en su segundo viaje a Latinoamérica, ha pedido perdón por los crímenes cometidos en la conquista de América.

El primer Papa americano de la historia ha visitado tres de las naciones latinoamericanas con mayor presencia indígena: Ecuador, Bolivia y Paraguay, país este último donde conviven en un casi total bilingüismo precisamente la lengua de los conquistadores, el castellano, y el indígena guaraní. Y aunque Francisco no es el primer pontífice que entona este perdón —Juan Pablo II y Benedicto XVI lo hicieron antes—, lo ha realizado con su particular estilo. Es muy positivo que el máximo representante de la Iglesia católica se disculpe por la participación en la comisión de las atrocidades que empañan páginas de la historia común de Europa y América. Y además que lo haga ensalzando a los descendientes de quienes sufrieron esos abusos y poniendo en ellos la esperanza de la humanización de un modo de vivir cada vez más deshumanizado.

Bergoglio ha vuelto a demostrar que domina la escenografía a gran escala y las distancias cortas. En la boliviana Santa Cruz de la Sierra, ante cientos de miles de personas, se centró en la crítica a la “sociedad del descarte” que, en su opinión, genera el capitalismo. Lo hizo momentos después de utilizar como improvisada sacristía precisamente uno de los símbolos de la sociedad de mercado: una hamburguesería estadounidense. Una combinación similar al Cristo clavado en una hoz y un martillo que le regaló el presidente Evo Morales.

En un continente en el que el protestantismo avanza a grandes pasos, especialmente entre los indígenas, Francisco ha lanzado un mensaje atractivo con tres palabras: “Trabajo, techo y tierra”: en otra paradoja bergogliana, y con la petición de perdón, Francisco apuesta a su modo por una nueva, y diferente, conquista de América.