Francisco Umbral, poeta póstumo, escribe a su esposa

Escribía todo lo que se le pasaba por la cabeza y publicaba todo lo que escribía. Se dijo muchas veces de Francisco Umbral, pero no era del todo así. Pese a que salía a dos artículos diarios ("uno para vivir y otro para beber"), la energía le alcanzó al premio Cervantes de 2000 para dejar algún inédito en el cajón. En agosto del año pasado, la muerte sorprendió al escritor vallisoletano cuando se había decidido a corregir Carta a mi mujer, una obra redactada en 1986 que acaba de publicar Planeta con prólogo de Pere Gimferrer.

Precisamente, el poeta catalán presentó ayer el libro acompañado por España, la viuda del escritor, de nombre "característicamente republicano", y por decenas de umbrales de cartón a tamaño natural repartidos entre los comensales que llenaron los salones de un hotel madrileño. Emparentada con la línea intimista de Mortal y rosa (dedicada a su hijo muerto) y El hijo de Greta Garbo (dedicado a su madre), Carta a mi mujer es menos un libro sobre el amor que un canto a la vida cotidiana desde la conciencia de la muerte. En sus páginas, la rutina de lo "infinitamente pequeño" se trufa con poemas. En otoño, de hecho, aparecerá una amplia muestra de la poesía inédita de Umbral. "A mí me van todos los géneros", afirma en esta carta, "siempre que se cobren".