Jon Rahm logra su quinto top ten del año en vísperas del Masters

Tres golfistas han quedado cinco veces entre los 10 primeros de un torneo del circuito de la PGA en lo que va de temporada, los que más. Uno es Dustin Johnson, número uno del mundo, el hombre de hielo, imbatible o casi; otro es Justin Thomas, el norteamericano que tuvo un comienzo atómico de temporada; el tercero es Jon Rahm, el debutante de 22 años, que se sumó a la pareja este domingo, cuando terminó décimo (-9) en el Open de Houston, su décimo torneo en el circuito. Los cinco top ten los ha conseguido en sus seis últimos torneos, en los que suma una victoria, un segundo puesto, un tercero, un quinto y un décimo. El mundo le observa admirado y le espera con grandes expectativas en el Masters, que se disputa esta semana. La victoria en Houston fue para el norteamericano Russell Henley (-21), quien como premio adicional se ganó una, la última, invitación para el Masters.

Nada más terminar el torneo de Houston, Rahm viajó en avión a Augusta, en el estado de Georgia, donde el lunes comenzará a practicar para el primer grande del año, que comienza el jueves. Allí se juntará con los otros tres españoles participantes. Rafael Cabrera Bello y Sergio García llegan descansados, pues no jugaron esta semana. José María Olazabal, ganador de dos chaquetas verdes (1994 y 1999) llegó desde Biloxi (Misisipí), donde había disputado con escasa fortuna un torneo del circuito senior (mayores de 50 años) en el que se impuso su compatriota y amigo Miguel Ángel Jiménez, ausente de Augusta. Rahm figura ya como cuarto favorito en las apuestas para el Masters detrás de tres de los mejores jugadores de la década: Dustin Johnson, Jordan Spieth (ganador del Masters de 2015 y segundo en 2014 y 2016) y Rory McIlroy. Es el golfista de Barrika (Bizkaia) el único español elegido por el Masters para ofrecer una conferencia de prensa oficial antes del torneo. La ofrecerá en la noche del lunes. Rahm ya jugó dos rondas de prácticas en el Augusta National Golf Club hace tres semanas. En su visita a un campo que muchos jugadores consideran sagrado mostró respeto, osadía y una cierta irreverencia, la mezcla que le ha conducido a los primeros puestos del golf mundial en pocos meses.