La rebaja de la Fed no garantiza mejores créditos a los consumidores
El cuarto de punto de bajada en las tasas de referencia tiene, de momento, poco peso en las finanzas personales y reduce los beneficios de los ahorradores más tradicionales


La Reserva Federal ha rebajado las tasas de interés por primera vez en 2025 en un cuarto de punto para dejarlas en un rango de 4% a 4,25%. Pero el movimiento de la autoridad monetaria no se produce en contestación a una continuada rebaja de la inflación, pues esta ha repuntado en los últimos meses para alejarse del 2% del objetivo marcado. La razón es que el mercado laboral está mostrando muchas grietas y la Fed —que además de controlar la inflación también vigila la salud del empleo— ha dado prioridad a esta situación. ¿Entonces, llega con esta decisión el momento de las rebajas de las tasas hipotecarias para finalmente decidir comprar una casa? ¿Bajarán los cargos que se cobran por los balances en las tarjetas de crédito?
La respuesta más honesta es que el recorte es muy modesto y no hay garantías de un abaratamiento del crédito o que este sea significativo. Las tasas que mueve la Fed, según convenga rebajar la inflación (al alza) o animar el crecimiento del empleo (a la baja), son las de los préstamos que se hacen las entidades de crédito a muy corto plazo, apenas un día. Estas son tasas de referencia y sirven como base para el resto de los créditos para empresas y consumidores, pero no es lo único que los determina.
El interés hipotecario y el de otros préstamos a largo plazo siguen muy de cerca la evolución del rendimiento del bono (deuda) del Tesoro a 10 años, que es el periodo más habitual de mantenimiento de deudas. Y este interés no siempre sigue los pasos marcados por la autoridad monetaria presidida por Jerome Powell.
El motivo es que el rendimiento de estos bonos, además de por la referencia marcada por la Fed, se mueve también por las expectativas que haya de futuro de más rebajas (en función a cómo esté la economía) y el déficit del Estado. Cuando este último se amplía, es necesario emitir más deuda y atraer a los inversores con mayores rendimientos o intereses. Es decir, sube el costo del crédito. En este escenario, anticipar rebajas notables de tasas de interés para la compra de una casa a tasa fija o cualquier préstamo de largo plazo es arriesgado si no se perfilan claramente más recortes en el futuro por la Fed.
Para buscar un ejemplo que lo ilustre, solo hay que hacer memoria hasta septiembre de 2024. Entonces las tasas hipotecarias cayeron a un mínimo de dos años, ligeramente por encima del 6% porque se esperaban más movimientos a la baja de la Fed. Cuando la expectativa de más recortes se fue esfumando, las hipotecas fijas a 30 años subieron y han estado durante tiempo por encima de donde estaban tras el recorte de hace un año.
La rebaja de los precios de las hipotecas y otros créditos se complica tras la reunión de esta semana porque aunque la mayoría de la Fed apuesta por dos rebajas de tasas de interés más antes de fin de año, esta mayoría no es amplia y además Powell ha señalado con respecto a ello dos cosas importantes. La primera es que no es “increíblemente obvio” qué hacer y la segunda es que la rebaja de septiembre se ha calificado como gestión de riesgos, no como el comienzo de un ciclo de rebaja del precio del dinero.
El bono a 10 años, al que hay que estar atentos, no redujo su rendimiento el miércoles tras las palabras de Powell y el impacto en la tasa hipotecaria fue ligeramente al alza tras la reunión de la Fed.
A este punto, y dadas las expectativas hasta ahora, se ha llegado con las hipotecas a 30 años a tasa fija en el punto más bajo de un año que empezó al 7%, según la Asociación de Banca Hipotecaria. El miércoles, tras la reunión de la Fed, rondaban el 6,22%. Es algo que ha permitido aumentar las refinanciaciones de hipotecas hechas en los últimos años para reducir su costo. “Si las tasas hipotecarias se mantienen a ese nivel, habría más actividad”, anticipaba Mike Fratantoni, economista jefe de esta asociación de banca. Fratantoni cree que es un nivel cómodo para quienes han comprado casa hace tres años. Para los nuevos compradores, aún no está animando en un mercado de precios altos.
En el caso de las tasas de las tarjetas de crédito, estas se mueven en mayor sintonía con las de referencia de la Fed. La misma tendencia pero distinto ritmo. Según Bankrate, desde que la Fed empezó a bajar tasas en septiembre del año pasado, las tasas porcentuales anuales (APR) han caído solo 66 puntos porcentuales cuando ya la Fed había reducido un punto porcentual los intereses.
Y ese alivio se queda corto en la forma de crédito más cara. El APR medio fue de 20,12 la semana pasada. Ted Rossman, de Bankrate, decía que apenas se va a notar una reducción de la Fed como la que se produjo. “Jerome Powell y la Fed no van a rebajar las tasas de las tarjetas lo suficiente como para convertirlo inmediatamente en una forma barata de crédito”, explicaba.
Para quienes estén tratando de comprar un auto, la situación es similar a la de quienes buscan una casa. El crédito suele seguir la tendencia del bono del Tesoro a cinco años y según Edmunds, aunque el año pasado el interés era del 6,6% para coches nuevos, en julio la tasa subió al 7% pese a las rebajas de la Fed. Los autos usados pagan intereses más altos.
En todas las decisiones crediticias es mucho más importante tener un buen informe de crédito y una buena relación deuda con respecto a ingresos que una rebaja de cuarto de punto aislada por parte de la Fed.
Para los ahorradores más conservadores y con más aversión al riesgo, los que tienen sus cuentas en el banco, las noticias no son muy buenas porque la transmisión de los intereses de la Fed sí son inmediatos en este caso y se espera una rebaja tanto del rendimiento de las cuentas de ahorro como de productos como Certificados de Depósitos. Quienes quieran un rendimiento por encima del 4% tendrán que ponerse a la labor de buscarlas.
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