Antonia Dell’Atte: perro no habla de perro
Son muchos años de observación social, de defender que la revista ‘¡Hola!’ dice más de la España que somos que el archivo de RTVE. Esperaban desenmascarar a cualquier otra persona, siempre que no sea carne de prensa rosa

El domingo, la entrevista de Isabel Valdés a Antonia Dell’Atte en la que la modelo hablaba de la violencia que ejerció sobre ella su exmarido Alessandro Lequio fue una de las noticias más leídas de este periódico. La mañana del sábado, horas antes de esta narración casi perfecta de las señales para detectar la violencia machista, algunos compañeros de profesión me preguntaron qué noticia bomba iba a sacar EL PAÍS al día siguiente. Yo no supe responder, pero sí intuí, cuando vi después de qué se trataba, que para algunos de esos que preguntaron fue una decepción. Son muchos años de observación social, de defender que la revista ¡Hola! dice más de la España que somos que el archivo de RTVE. Esperaban desenmascarar a cualquier otra persona, siempre que no sea carne de prensa rosa. Los prejuicios, siempre los prejuicios. Y la condescendencia.
Al día siguiente, el denunciado por su exmujer habló desde el programa Vamos a ver, de Telecinco. Explicó que las afirmaciones vertidas por la madre de su hijo mayor las ha trasladado a su abogado “para el tratamiento legal correspondiente”. “Ya está todo dicho. Lo demás. Que lo resuelva quien deba”, dijo como reflexión final. Se produjo entonces un silencio espeso, incomodísimo, y fue entonces cuando la presentadora del espacio, Patricia Pardo, comentó: “Si alguien quiere hacer alguna valoración, por mi parte no hay ningún problema”. La cámara no les enfoca, pero se escucha la voz de Pepe del Real diciendo “A ver…” y también la voz de Alejandra Rubio con un tímido “es que…”. “Pues entiendo que no”, responde Pardo. “A ver, bueno”, insiste del Real. “Es que no se puede”, afirma Rubio. Asoma la voz de Cristina Tárrega con un “Que sí, que sí”. Y entonces la presentadora cierra el asunto con un revelador: “Pues nada, hacemos una pausa y volvemos con Supervivientes”.
Es un silencio y son unos titubeos que comunican mucho más de lo que parece. Es una no reacción (salvo en No somos nadie) de algo que algunos vaticinaban como un punto de inflexión. Esos que parecen no saber que la prensa seria (en fin) ha mirado con desdén y clasismo hasta hace nada el contenido del corazón y a sus lectores. Ese corazón que sabe, mejor que nadie, que siempre ha sido visto como chucho sin pedigrí. Y que sabe, mejor que nadie y ahora más que nunca (y por ahora), no solo que perro no come perro, sino que perro no habla de perro.
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