Sucesos en televisión: hacer bien las cosas
Hay días en los que los periodistas cometemos errores por los que tendríamos que extinguirnos como oficio. Pero hay otros en los que en esa televisión, víctima facilona de todos los que tienen ganas de disparar, asoman señales de buena praxis


Ignacio Cabanes espera para entrar en directo en el programa TardeAR, de Telecinco. Es martes 19 de agosto y unos 20 minutos después del arranque, los presentadores Verónica Dulanto y Frank Blanco hablan de la muerte de la mujer que fue encerrada y violada por su pareja en su domicilio de la localidad de Llíria (Valencia) durante 12 días a finales de julio. La principal hipótesis de los investigadores, apuntan, es el suicidio tras precipitarse desde la vivienda en la que residía.
Dulanto y Blanco dan paso primero a los tertulianos, que dan su opinión sobre el asunto. Y es luego cuando quien habla es Cabanes, que es periodista del diario Las Provincias y ha seguido este y otros casos similares, ya que después de la fallecida ha escrito sobre otras tres mujeres retenidas contra su voluntad en Valencia en apenas una semana. La pregunta es directa: “¿A ti te consta que ella había intentado suicidarse en alguna otra ocasión?”. Él responde: “Sí, hace unos días ya lo intentó, pero no vamos a decir el método que empleó para prevenir el efecto imitación”.
En Llíria está Manu Lajarín, reportero del programa. Conectan con él y las primeras palabras que dice son: “Vaya por delante que quiero tratar este tema con el más absoluto respeto porque recordemos que hay dos niñas, una de ellas menor de edad, que han perdido a su madre y una familia que me lo ha hecho llegar”. A continuación, aporta contexto e información sobre la historia, y añade que hay un dato clave en la investigación, una carta que escribió la mujer de cuyo contenido se reserva contar todo lo que concierne “al ámbito privado”.
Hay días en los que los periodistas lo hacemos rematadamente mal. Cometemos errores por los que tendríamos que extinguirnos como oficio, que deberían conllevar la retirada inmediata del pasaporte. Pero hay otros momentos en los que percibes que en esa misma televisión, víctima injusta y facilona para todos aquellos que tienen ganas de disparar, también asoman señales de buena praxis. Un periodista que sabe cómo informar de un suicidio en apenas cinco segundos. Otro que prefiere callar en vez de exponer detalles de una mujer que son más morbo que información.
O será que hay días en los que a una le apetece centrarse en otros fallos. Los que han dejado huérfanas a dos niñas. Los que han hecho que Yolanda acabe precipitándose por la vivienda en la que residía en Llíria, provincia de Valencia.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Sobre la firma
