Cuando pesas más de 200 kilos, bajar de peso implica trabajo colectivo: las historias de ‘Kilos Mortales México’
La versión mexicana del ‘reality’ nos muestra la importancia que tiene la familia cuando se trata de cambiar los hábitos


Kilos Mortales México, producida por HBO Max, desata las mismas pasiones que la serie original en la que se basa: My 600-lb Life (que en Latinoamérica fue nombrada Kilos Mortales y en España Mi vida con 300 kilos). Los espectadores pueden observar la cotidianidad de algunas personas que pesan más de 250 kilos, unos días antes de que decidan acudir al bariatra, un médico especialista en sobrepeso y obesidad, para después acompañarles en su camino hacia una vida distinta.
Los protagonistas mexicanos no acuden a Younan Nowzaradan, el médico radicado en Houston que coloca al borde de sus emociones a sus pacientes. Pero los doctores en esta versión no dejan de poner a prueba a las personas que quieren un cambio en su rutina. El reto inicial confronta a casi todos los participantes: deben bajar entre 10 y 25 kilos de su peso actual para demostrar que están comprometidos con esta meta y que pueden ser constantes.
En el consultorio de la doctora Patricia, Luis Torres se sienta con su esposa. Pesa 250 kilos y la doctora le dice que su meta será perder 20 kilos en dos meses. Él afirma con la cabeza y pasa las manos sobre sus muslos, nervioso. “¿20 kilos? Ah, caray, el cielo, el corazón y la sangre se me fueron para el suelo… ¿18 kilos no me ayudará para que me hagan la operación o forzosamente deben ser exactos?”. La bariatra sonríe y le repite que sí y él se rasca la cabeza. “Está bien doctora, está bien”.
Observamos a los seis protagonistas, que tienen sus propios capítulos individuales, sufrir por no poder comer lo que siempre consumían. Se acabaron las tortillas de maíz a destajo en la mesa, también los panes dulces y sobre todo los refrescos, una de las bebidas más consumidas en México. La Organización Panamericana de la Salud, estimaba que en 2020 los mexicanos consumían aproximadamente 163 litros de bebidas azucaradas por persona al año, poco menos de medio litro por día. Pero este no solo es un reto individual, también resulta un compromiso familiar, porque todos comen en la misma mesa.
Son las parejas, los hermanos y los hijos los que dan el apoyo o los que ponen en aprietos a las personas retadas. Las compras se hacen en conjunto, las preparaciones se colocan en el comedor y las tentaciones quedan a la mano para quienes tienen una dieta estricta. Si bien la mayoría sigue con paciencia los pasos que les indicaron los nutriólogos, cuando las tentaciones están a menos de un metro de distancia, seguir el régimen se vuelve más complicado.
Entre los vídeos caseros en los que los pacientes comparten sus experiencias, es muy común que reclamen la falta de solidaridad de sus familiares, a pesar de que todos les animan a que continúen con el régimen. Las quejas y el sufrimiento son constantes, pero en el plato de los participantes no dejan de aparecer las ensaladas y las frutas.
En México las personas que viven con un peso arriba de los rangos que la medicina estima saludable son más bien frecuentes. El 37,4% de los adultos mexicanos vivía con sobrepeso y el 37,1% con obesidad, según la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición de 2023. Cuando los que rodean a las estrellas de este show acceden a cambiar también, el progreso se vuelve un logro conjunto. Entre las tareas impuestas a los participantes, los médicos los retan a hacer algunos ejercicios, como caminar o usar pesas, una tarea en la que el resto también se puede involucrar.

Una vez superados los dos meses a dieta, los pacientes se enfrentan a la temible báscula, que les indica si cumplieron con el reto o si se alejaron de su meta. Para ello, la mayoría viaja al menos unas horas, porque el acceso a una balanza que pueda capturar su peso es complicado y solo hay en las clínicas especializadas.
Atracción fatal
En el viaje, Mariana, la amiga de Jorge Porras, que le ayuda para llevarlo a consulta, le pregunta: “¿Cómo viste a Carlos? Porque él siempre ha dicho que su atracción hacia ti fue por tu tamaño y ahora si no vas a tener eso, ¿se le va a acabar el amor?”. Jorge contesta, ligeramente preocupado, “pues no sé, no creo, yo tengo que hacer eso para darle calidad de vida a él”, pero ella aprieta los labios mientras ve el camino hacia la clínica.
Para quienes logran perder kilos, el pesaje se convierte en una celebración. Pero cuando no llegan al mínimo que les impusieron, entonces ven preocupados al médico. El experto no solo los confronta a ellos, también a sus acompañantes, los que están más al tanto del proceso y, en algunos casos, quienes son responsables de prepararles los alimentos. Si antes los pacientes consumían las cantidades que aproximadamente toman tres o cuatro personas en una sola comida, ahora deben procurar que se sirvan una porción correcta.
Si reciben el visto bueno del equipo médico, obtienen una cita para la intervención quirúrgica. Esta suele ser un bypass gástrico, un procedimiento en el que los cirujanos acortan el estómago y una de las consecuencias es que se reduce la sensación de hambre. Los pacientes deben contar con un sistema de cuidados justo después de la cirugía y seguir su vida con una dieta estricta.
El apasionante camino de cada paciente demuestra las diferencias entre el día uno y unos meses después de empezar el proceso y también cómo cambió su relación con sus seres queridos, si dejaron de depender tanto de ellos o si ahora cumplen otros roles en la familia.
Para los fans de la serie original, también es notoria la diversidad de las dietas y los hábitos alimenticios, porque, aunque en México y en Estados Unidos las personas pesen lo mismo, las comidas y las rutinas son completamente diferentes: también esta es una forma de reconocer cómo es la vida en cada país.
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