‘Tierra de mafiosos’ y ‘Gatillo’, de Londres a Seúl
Guy Ritchie, al parecer, lo aguanta todo y promueve una de las mejores series de 2025, con un plantel de lujo: Tom Hardy, Pierce Brosnan, Helen Mirren...

Sobre la serie Tierra de mafiosos, o en inglés Mobland, si se prefiere, un par de aclaraciones personales: 1) que en casi toda ficción en la que la responsabilidad es de Guy Ritchie, bien como director o productor ejecutivo, el que suscribe se alegra y la verá con interés. Al fin y al cabo es el responsable de varios largometrajes inolvidables: Lock & Stock, Snatch: Cerdos y diamantes, RocknRolla y dos Sherlock Holmes con Robert Downey Jr., “el chico malo de Hollywood”. Y 2) el que Ritchie estuviera casado ocho años con Madonna, y el correspondiente peaje al realizar Barridos por la marea, un desastre absoluto, y su posterior y complejo proceso de divorcio, le convirtió en carne de cuatricromía.
Pero Ritchie, al parecer, lo aguanta todo y años más tarde promueve una de las mejores series de 2025, con un plantel de lujo: Tom Hardy, Pierce Brosnan, Helen Mirren, Paddy Considine y Geoff Bell, entre otros pesos pesados de una industria, la británica, que hace tiempo demostró su calidad.
La trama, como no podía ser de otra manera, tiene reminiscencias shakesperianas. En realidad en el Reino Unido todo tiene un cierto aire al Bardo de Avon y en Mobland (Skyshowtime) no podía ser menos. No hay Montescos y Capuletos, pero hay Harrigans y Stevensons, aunque sin Romeo ni Julieta, que diría Karina. Son dos familias mafiosas enfrentadas por controlar Londres y en las que la crueldad se aplica con una impecable educación, sin estridencias y en un entorno de residencias majestuosas, naturalmente, pues hablamos de mafias.
Una última aclaración: si piensan que al hablar de bandas criminales organizadas, surgiría alguna referencia a bufetes de Montoro, sociedades de Cerdán o Koldos y Ábalos, olvídense. Ritchie y sus guionistas consideran que con la corrupción británica ya tienen suficiente.
Y si la industria audiovisual británica goza de buena salud, habrá que reconocer que a la surcoreana tampoco le va mal, incluso muy bien, como demuestra Gatillo, la serie que exhibe Netflix dirigida y escrita por Kwon Oh-seung y en la que la aparición masiva de armas de fuego en un país que se consideraba muy seguro por la radical prohibición de la venta de las mismas, pone patas arriba el orden establecido. Orden, como se comprueba, mucho más inestable y frágil de lo que se pensaba y que tratarán de restablecer una peculiar pareja formada por un policía ex militar de fuerzas especiales y un traficante reconvertido.
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