Mundial de Atletismo: el deseo y la realidad

Dejó constancia el gran Fernán Gómez que las bicicletas son para el verano, algo que los organizadores del Tour de Francia, masculino y femenino, lo tienen muy claro y que TVE rentabiliza con ese doblete en Teledeporte y La 1. Y al hablar de ciclismo resulta inevitable recordar a Berlanga: “Cada etapa es una tragedia griega. El deporte con más solemnidad trágica es el ciclismo, donde igual se corre a cuarenta grados que a menos once”, y apostillaba el realizador, admirador de Merck, Indurain y Jalabert: “Prefiero ver una etapa que una película, ni color...”.

La selección femenina de fútbol, por su parte, consiguió algo más de tres millones de espectadores en la prórroga de su último partido de la Eurocopa frente a Inglaterra y con el que La 1 lideró la franja horaria correspondiente. Son un grupo de jugadoras que están consiguiendo la atención mediática que merece su profesionalismo.

Y luego está la ratificación de que el atletismo es el deporte imbatible en las retransmisiones televisivas. Las cámaras lo captaron todo en los Campeonatos del Mundo de Eugene, Oregón. En directo o grabado no se escapó ningún detalle: desde la caída en el triple salto, con esa extraordinaria Yulimar Rojas, a los 400 metros vallas de Sidney McLaughlin, los deslumbrantes 100 metros vallas de la nigeriana Tobi Amusan o el salto de pértiga con ese fenómeno que es Armand Duplantis. Cosa distinta son los comentaristas españoles que a la utilidad de aportar datos y documentación mantienen un tono de patrioterismo infantiloide sin aceptar que España ocupó el puesto 39 en el ranking del medallero del mundial de atletismo. Es lo que tiene narrar lo que se desea en lugar de aceptar la realidad.

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