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Bruselas multa con 120 millones a X por falta de transparencia con la publicidad y el diseño engañoso de su ‘blue check’

La comisión estrena con la red social de Elon Musk las sanciones del reglamento de servicios digitales

Bruselas multa a X por falta de transparencia
Manuel V. Gómez

La Comisión Europea estrena las multas del reglamento de servicios digitales con X: le impone una multa de 120 millones. Bruselas ha concluido que la red social de Elon Musk incumple con sus obligaciones de transparencia en el repositorio de anuncios publicitarios, en el acceso a los datos para los investigadores y en el diseño de su versión de pago, es decir, el famoso blue check o marca azul que aparece en algunas cuentas de X, antes Twitter, que pagan por tener este distintivo. La Comisión, en cambio, ha llegado a un acuerdo con Tik Tok por uno de estos asuntos: la transparencia publicitaria, según ha anunciado el propio Ejecutivo de la UE este viernes.

Esta sanción es la primera multa que se impone a una de las grandes plataformas digitales con el reglamento de servicios digitales (DSA, por sus siglas en inglés). Esta cantidad, 120 millones, puede parecer baja cuando se compara la cifra con los castigos de miles de millones de euros que han recibido Google en varios casos de Competencia o los 500 millones que recibió Apple, también por infringir normas del mercado. En cambio, es bastante alta si se toma en cuenta la totalidad de los ingresos de X. En 2024, la empresa de Elon Musk ingresó unos 2.500 millones de dólares (unos 2.150 millones de euros), por tanto, la sanción implica en torno al 5% de sus ingresos mundiales. La última multa impuesta a Google, 2.950 millones de euros, apenas llegaba al 1%.

La sanción llega poco después de que Estados Unidos haya presionado a la UE para que relaje sus normas digitales si quiere negociar mejoras comerciales en el comercio de acero y aluminio. “El DSA no tiene nada que ver con la censura”, ha explica la vicepresidenta de la Comisión, Henna Virkkunen, sobre una de las acusaciones que han salido desde Washington contra esta norma. “Esta es una decisión sobre la transparencia de X, sobre estos blue checks, que es muy importante para que los usuarios sepan de qué se trata, y sobre la falta de transparencia de su depósito de anuncios y el acceso de los investigadores”, explica la finlandesa en Bruselas a un grupo de medios de comunicación, entre ellos EL PAÍS.

Creen los técnicos de la Comisión que la marca azul puede inducir a los usuarios de X a pensar que se trata de una cuenta verificada, cuando en realidad no lo es. Ahí estaría el engaño, por el que se imponen 45 millones de multa. La falta de transparencia en el depósito publicitario conlleva 35 millones. El último incumplimiento, los problemas de acceso de los investigadores a los datos, supone una sanción de 40 millones.

La investigación sobre X se abrió hace casi dos años. Durante este tiempo, ha habido un paso intermedio, en julio de 2024, cuando la Comisión llegó a la conclusión preliminar de que esta red social no cumplía con el DSA, que impone a los grandes actores de Internet unas obligaciones mayores que a otras plataformas digitales por su mayor riesgo potencial para los usuarios. “Lo acepto”, admite Virkkunen cuando se le pregunta si no ha pasado demasiado tiempo, pero añade que es la primera vez que se sanciona con esta norma y que “los equipos de la Comisión querían estar seguros de que tenían una base legal sólida para tomar esta decisión”.

Con esta multa, Bruselas da un paso contra Elon Musk que hasta ahora no había dado. Los choques que había podido haber, por ruido que hubieran levantado, habían sido verbales. El magnate estadounidense, dueño de Tesla, SpaceX y de la red social X, ha tenido sonoros choques con líderes políticos europeos y con las instituciones europeas. Su apoyo a la ultraderecha en las elecciones alemanas a comienzos de año, supuso que la Comisión le exigiera que su red fuera transparente. “Musk puede expresar sus puntos de vista personales, sus opiniones políticas en la UE. Es su derecho. Ahora, cuando se tiene una plataforma, es necesario asegurarse de que la plataforma opere dentro de los límites legales y que la plataforma no se utilice indebidamente en los procesos electorales”, recordó entonces una portavoz de la Comisión.

En el caso de Tik Tok, la red social de videos propiedad del gigante chino Bytedance, la empresa “ha presentado compromisos vinculantes que resuelven todas las preocupaciones planteadas por la Comisión en su investigación y en sus conclusiones preliminares de mayo de 2025”, explica la institución de la UE en su comunicado.

Como X, Tik Tok también ha tenido sus choques con la Comisión. La compañía china estrenó otro de las herramientas del DSA. Trató de poner en marcha en España y Francia un servicio que remuneraba a los usuarios a cambio de ver vídeos. Bruselas le pidió “pruebas de su seguridad” y le amenazó con suspender su nueva aplicación en base a este reglamento. Finalmente, fue la propia filial de Bytedance la que retiró este servicio.

El DSA se aprobó en 2022 y empezó a entrar en vigor en 2023 de forma progresiva. Este reglamento, un tipo de norma que se aplica directamente en los Estados miembros sin trasposición a las leyes nacionales, exige a las grandes plataformas digitales que mantengan un repositorio de anuncios “accesible y consultable”, que es una biblioteca de toda la publicidad que se publica en cada red, algo que considera fundamental para que regulaciones y sociedad civil, entre ellos investigadores, puedan detectar estafas, publicidad de productos ilegales o campañas de desinformación coordinadas. Este tipo de riesgos legales tienen mucha más impacto cuando se dan a través de las grandes plataformas −que en esta ley son las que tienen más de 45 millones de usuarios o un 10% de la población−.

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Sobre la firma

Manuel V. Gómez
Es corresponsal en Bruselas. Ha desarrollado casi toda su carrera en la sección de Economía de EL PAÍS, donde se ha encargado entre 2008 y 2021 de seguir el mercado laboral español, el sistema de pensiones y el diálogo social. Licenciado en Historia por la Universitat de València, en 2006 cursó el master de periodismo UAM/EL PAÍS.
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