Ismael Faro, vicepresidente de IA y cuántica en IBM: “En FP los profesores me miraban como a un bicho raro. Me encantó que me pidieran que les diera clase”
Después de montar siete ‘start-ups’ y saltar a una gran empresa, este español explica cómo trata de sacar partido de una vida dedicada a los ordenadores


Ismael Faro es vicepresidente de Quantum e IA en la división de Investigación de IBM. Después de crear siete start-ups y llegar a Silicon Valley desde su Galicia natal, saltó a IBM. Otro español, Darío Gil, hoy subsecretario de Ciencia en la Administración Trump, se fijó en él hace diez años para llevárselo a la compañía. Allí crearon algunas de las primeras máquinas que debatían con IA, los padres de ChatGPT.
Faro, de 50 años y nacido en Pontevedra, repasa aquí su trayectoria desde que no pudo hacer COU por problemas económicos en casa y acabó dando clase a sus profesores de FP porque sabía más. Eran años donde los tutoriales de YouTube estaban en los kioscos: compraba una revista de informática y, si había alguien más que lo hacía, le preguntaba si sabía de programación. Así empezó a estudiar ensamblador, un lenguaje de programación prehistórico, popular en los 80: “Soy de los afortunados que desde pequeñito ya sabe que quiere algo, desde los 13 años ya estaba dedicado a ordenadores”, dice. Ahora ha creado un programa de becas en Galicia para que los jóvenes interesados como él tengan las oportunidades más a mano. Hace unos días pasó por Madrid para dar varias conferencias, una de ellas en la IE University, donde se hizo esta entrevista.
Pregunta. Su padre le vigilaba cuando le dieron el primer ordenador.
Respuesta. Mis padres hicieron un tremendo esfuerzo y me compraron un PC, un 8088, que venía con dos velocidades, botón de turbo, dos disqueteras. Empecé a romperlo todo porque quería saber qué había dentro. Y mi padre me dijo: “La garantía”. Yo respondí: “No sé qué significa, pero es importante”. Me acordaré toda mi vida.
P. Dio clase a sus profesores.
R. En FP los profesores me miraban como el bicho raro este. Y me encantó que en el último año me pidieran si les daba clase a alumnos y profesores. Es mi pasión. Todos los hobbies que tengo están relacionados con el ordenador: música por ordenador, animación por ordenador. He hecho un montón de cosas en mi vida, pero el ordenador ha sido mi herramienta. Me siento muy cómodo con los ordenadores.
P. Le habrán llamado friki con mucha ligereza.
R. Sí, la gente no entiende y dice “este es un friki”. Yo lo veo por el lado positivo. Lo único que llevaba mal es cuando te usaban a veces como un conejito que enseñaban como diciendo: ‘¿viste qué magia hace?’ Era más por el espectáculo que por el conocimiento y me daba pena. Al no entenderlo, dicen que es magia. Y quieren más el show que aprender. No te preguntan ‘oye, ¿cómo se hace?’ Ellos solo quieren ‘la magia’. Luego no saben hacerlo y me preguntan más veces cómo solucionarlo.
P. Dice que ha fracasado muchas veces.
R. En 20 años hice siete start-ups. ¿Qué es el éxito? Para mí es aprender y hacer cosas nuevas. Para mucha gente éxito es ganar mucho dinero y no fallar. Para mí no hay fracaso, cierras una puerta para abrir otra. Es algo evolutivo. Cada fracaso es como un máster.

P. Dijo una vez que estaba empeñado en hacer pensar a las máquinas. ¿Cómo va?
R. Hacia 1993 o 1994 estaba obsesionado con hacer hablar al ordenador. Hay que entender qué significa hacer pensar las máquinas. Para mí es que la distancia de interacción entre el humano y la máquina sea menor. Desde que tenía 13 años hay una cosa que me frustra mucho: para programar sigo usando los dedos y mirando una pantalla. Mientras que un usuario puede escrolear y tiene otras herramientas que yo como programador he ayudado a crear, no soy capaz de interaccionar con la tecnología de otra manera. Es todo muy secuencial, debo escribir linealmente. El ordenador puede hacerlo en paralelo. Pero cuando recojo la información, si la tengo que leer o la tengo que oír, será secuencialmente. Por eso me encanta la IA. Porque intento explorar nuevos sistemas de interacción con las máquinas. Tengo sets montados con una cámara arriba que ve lo que dibujo mientras hablo con la máquina y la máquina me está proyectando. La interacción es distinta. Es más rica, hay más contexto.
P. La máquina ve los dibujos.
R. Puede dibujar encima de lo que yo dibujo. Y me puede hablar. Ya son dos vías de interacción, no una. Esa flexibilidad es la que quiero seguir explorando.
P. ¿Pero eso es pensar?
R. Cuando digo pensar, me refiero a que las máquinas son una expresión de nosotros. Toda la información accesible digitalmente se ha comprimido para generar unas relaciones fuertes entre aquellos conceptos más comunes, cargándose los menos comunes. Así pierdes parte de la información para condensarla en un punto y después extraerla. Cuando digo que las máquinas piensen es para que sean más proactivas. Ahora suelen ser pasivas. La IA actual es muy pasiva. Si entras en ChatGPT, ¿qué ocurre? ¿Qué pasa si entras en un ChatGPT y te quedas mirándolo?
P. Al principio, nada. Pero luego va sugiriendo preguntas para mantener la interacción.
R. Es ya un paso. Lo interesante que con más contexto la interacción sea más fluida. Y que te ayude a ir por delante. Hay ahora en IA técnicas como el deep search donde buscas algo y la máquina en paralelo abre un montón de navegadores, los lee todos en paralelo, extrae información, la digiere y después la estructura y te la presenta. Y te va preguntando. Como ya tiene todo el contexto, la conversación es más fluida. Se ve mucho en cómo los jóvenes interaccionan con estos chatbots, como si fueran sistemas operativos. Van guardando el contexto, se acuerdan de cosas, son pequeños pasos que dan la sensación que piensan, pero no están pensando. Cuando hablo de que las máquinas piensen es que te ayuden a ti a colaborar, que sean como un compañero.
P. ChatGPT salió en noviembre de 2022, pero años antes, con el Proyecto Debater, IBM ya tenía una máquina que debatía: “El robot tertuliano”, lo llamamos en EL PAÍS. Cuando apareció ChatGPT, ¿cómo lo vivió?
R. Primero, que era obvio. De hecho, hicimos pruebas con un amigo para hacer algo parecido con GPT-2. El gran salto fue que ellos se centraron en la interacción con humanos, que parezca que sea una persona quien te esté contestando. Debater estaba muy concentrado en generar información con un contexto, para debatir. También hay que entender que ese salto también tenía un coste muy alto computacional y con humanos para el entreno.
P. Ha dicho que la IA será más grande que internet y que será una herramienta más. ¿No es un poco opuesto?
R. Yo veo internet como un concepto dentro de una ventana. Cuando usas internet, usas lo que puedes ver por esa ventana. Si saltaras dentro, verías más. Pero tenemos la limitación de esa ventana y de los ojitos y deditos. Internet es gigante. Necesitas herramientas. Aunque internet está ahí, tú no tienes todo internet, tienes que acceder a partes. La IA será más grande que internet por cómo la gente ya interacciona. Al final se usará más porque reduce la complejidad de uso. Si buscas información con un buscador, tienes que ir abriendo enlaces, haciéndote tu resumen. Ahora ChatGPT lo hace. Y el resultado será similar. El tiempo que no invertiste en la segunda herramienta, vas a poder usarlo para hacer otras cosas. Eso es mucho más grande que usar internet.
P. Y a la vez es solo una herramienta más.
R. Es otra forma de acceder a la información. Con internet exploras. En este mantienes una conversación con esa información, pero no tienes que leer toda la información. Todas las herramientas con las que hemos innovado van a optimizar nuestro tiempo.
P. ¿Cómo mezclan la IA con la computación cuántica en IBM?
R. Si intentas afrontar un problema muy complejo, la computación actual no lo va a cubrir: por ejemplo, simulación de una molécula de la cafeína. Lo que se hace son aproximaciones con la IA hasta un punto. A partir de ese punto la cuántica podrá extenderla. El trabajo que hacemos nosotros en computación cuántica es mejorar las herramientas para que eso lo acerquemos lo antes posible, pero eso es una labor tanto de la parte hardware como de software como de algoritmo.
P. ¿Cuándo habrá un ordenador cuántico operativo?
R. Podemos discutir mucho qué significa operativo: ¿qué caso de uso soluciona? Por ejemplo, los ordenadores actuales ya son operativos para la gente que hace ciencia sobre computación cuántica. Para lo demás, yo trabajo para verlo. No hay un plazo, porque cuando aparezca algo en el mercado que rompa, lo que eran 10 años acaban siendo dos. Es un tema también de inversión. En IBM llevamos 50 años trabajando en computación cuántica. Imagine toda la inversión de gente y tiempo para llegar hasta aquí.
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