Las mujeres de la UE tendrían que trabajar 15 meses y medio para ganar lo mismo que los hombres en un año
Según el índice anual del Instituto Europeo de Igualdad de Género (EIGE), España se mantiene en el cuarto puesto de los 27 en materia de igualdad, en una clasificación liderada por Suecia y con Chipre en la cola


Desde el 17 de noviembre, las mujeres de la UE trabajan “gratis”. Esa es la fecha simbólica fijada para 2025 a partir de la cual la Comisión Europea calcula que las mujeres, debido a la brecha salarial de género, que se sitúa en el 12%, empiezan a trabajar hasta finales de año como si no cobraran por ello. El Instituto Europeo de la Igualdad de Género (EIGE), que peina y cruza cuidadosamente los datos de los 27 Estados miembros cada año para elaborar un índice de igualdad de referencia en toda la Unión, es más rotundo aún: en su último informe, denuncia que las mujeres tendrían que trabajar 15 meses y 18 días para ganar lo mismo que un hombre gana al año.
Y la cosa, advierte la organización con sede en Vilna, va para largo: la igualdad de género plena solo se alcanzará, si acaso, dentro de medio siglo. Con mucha suerte y, sobre todo, mejores políticas de género.
“Las mujeres están trabajando el equivalente a un trimestre ‘fantasma’ completo de forma gratuita”, denuncia la directora del EIGE, Carlien Scheele, en el nuevo informe, publicado este martes y que confirma que las mujeres ganan de media al año solo el 77% de lo que ganan los hombres. Es una mejora sustancial frente al 69% que ganaban las mujeres con respecto a los hombres en 2015; pero pese a los avances en toda Europa, “la plena igualdad de género sigue estando al menos a 50 años de distancia”, alerta EIGE.
“Esos tres meses y 18 días que se pierden cada año por la brecha salarial son injustos. Son un freno para la igualdad y la competitividad de toda Europa”, advierte Scheele. Porque es un tiempo “no pasado con la familia, estudiando, entrenando o descansando”, acota en el informe la institución que desde 2013 publica cada año un índice que se ha convertido en referencia para analizar y comparar las políticas de género de los Estados miembros. Sobre todo porque las mujeres además “siguen asumiendo la mayor parte de los cuidados y las tareas domésticas no remuneradas, lo que limita su participación en el ocio y la vida pública”. Los tres meses y medio anuales son además un tiempo que “no computa para las pensiones y a lo largo de los ingresos de toda la vida”, denuncia EIGE. De hecho, la brecha de pensiones de género es del 25% en la UE, constata el informe.
El instituto europeo mide cada año los avances en materia de igualdad de género en seis ámbitos: trabajo, dinero, conocimiento, tiempo, poder y salud. Además, este año ha agregado una supervisión ampliada de la violencia machista —que advierte sigue siendo “generalizada y poco denunciada” pese a que “frena a una sociedad en su camino hacia la igualdad de género”— y las desigualdades interseccionales, teniendo en cuenta múltiples factores de la vida, como la edad, la orientación sexual, la discapacidad o el origen migrante. Con todos estos datos, clasifica el rendimiento de los países en una escala de 0 a 100, donde cien significa una igualdad de género plena que, a día de hoy y en el futuro visible, no alcanza ningún país. El que más se acerca, una vez más, es Suecia, con 73,7 puntos. A la cola de la UE se sitúa Chipre, con 47,6 puntos.
El índice de igualdad de género 2025 constata que España sigue haciendo, en líneas generales, sus deberes en esta materia. Como en los últimos años, continúa como el cuarto país que mejor puntúa en materia de igualdad de género, solo por detrás de Suecia, Francia y Dinamarca. En total, España suma 70,9 puntos, cómodamente por encima de los 63,4 de media europea y apenas a 2,8 puntos de la puntera Suecia. Las cifras no son comparables con las del año pasado porque EIGE ha actualizado sus métodos de trabajo —ahora incluye por ejemplo el creciente impacto de la digitalización en la vida de los ciudadanos y la importancia del equilibrio entre trabajo y vida— y los números bailan en comparación con los de los informes previos. Pero la estructura y las mecánicas comparativas siguen sirviendo para establecer parámetros de referencia con los años anteriores, subraya el instituto.
El índice confirma varias paradojas. Como que hay más mujeres que hombres que tienen estudios superiores. Pese a ello, como “se les orienta hacia disciplinas tradicionalmente ‘feminizadas’, su éxito académico no se traduce en igualdad de oportunidades en el trabajo o en puestos de liderazgo, ni en igualdad salarial y de pensiones”, constata el informe. A lo largo y ancho de todos los grupos de edad, los hombres además siguen creyendo que si ganan más que las mujeres es porque sus trabajos son “más exigentes”, una percepción que cada vez comparten menos mujeres, especialmente las más jóvenes, señala EIGE. Aun así, estas se enfrentan a unas reacciones negativas en internet y una “narrativa de género regresiva” que hace que los hombres jóvenes sean “menos propensos” a reconocer las desigualdades persistentes.

Los parámetros se repiten en las esferas de poder. Aunque este medidor de igualdad de género —el de la toma de decisiones en la política, la economía y la sociedad— ha sido el “principal motor de progreso” en el índice desde 2020, sigue siendo el ámbito con la puntuación más baja (40,5) debido a las desigualdades persistentes. España sin embargo destaca positivamente en este ámbito: es, tras Irlanda, el segundo país que más avances ha realizado en los últimos cinco años en este ámbito. De hecho, actualmente, solo España y Eslovenia “alcanzan o exceden el umbral de cuota aplicable a las listas de candidatos” en elecciones nacionales, algo que también cumple España a nivel de eurodiputados.
Las soluciones a los obstáculos que siguen dificultando la igualdad de género son conocidas, pero no por ello más fáciles de resolver.
“Tenemos que hacer realidad la igualdad salarial, crear sistemas de cuidado que no solo liberen tiempo a las mujeres, sino que repartan la carga de forma equitativa con sus parejas. Y fijar objetivos de liderazgo que conviertan el potencial de las mujeres en poder. Así es como pasaremos del progreso sobre el papel a la igualdad de género en la vida de las personas”, resume Scheele.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Sobre la firma



































































