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La persecución de las ONG por el Kremlin deja aún más desamparadas a las rusas que sufren violencia machista

El centro Nasiliu.net, referencia en la ayuda a las víctimas, cierra debido a su catalogación como “agente extranjero” por parte del Gobierno. En Rusia más de 1.200 mujeres son asesinadas al año

Persecución de las ONG por el Kremlin
Javier G. Cuesta

A Elizabeta ya no le tiembla la voz a sus 31 años. Hubo un tiempo en el que soportó como pudo el maltrato psicológico de su expareja hasta que se dio cuenta de que las pesadillas nunca se vuelven cuentos de hadas. “Estoy muy agradecida por poder compartir mi experiencia”, dice sosteniendo un café entre las manos. “Tiene un efecto terapéutico y quiero remarcar esto: nadie tiene que aguantar nada. Si sufres algún tipo de presión psicológica, se acabó”, añade en un mensaje para el resto de mujeres rusas.

Elizabeta es una de las más de 10.000 víctimas de violencia machista a las que ha ayudado la organización independiente rusa Nasiliu.net. Según sus estimaciones, anualmente son asesinadas 1.200 mujeres en Rusia por violencia de género, aunque las autoridades dejaron de publicar estadísticas oficiales hace años. A pesar de su valiosa labor social, esta fundación cesará su actividad el 30 de diciembre contra su voluntad. Las presiones del Kremlin la han doblegado.

La activista rusa Anna Rivina fundó el centro hace justo una década, en 2015. El Kremlin incluyó la organización en su lista negra de “agentes extranjeros” en 2020. Esta etiqueta, que en sus inicios obligaba a declarar cada céntimo ingresado y gastado, ha derivado progresivamente en un enorme listado de prohibiciones que suponen la proscripción de facto de la vida pública para los afectados.

“Ahora entendemos que [las autoridades] preparaban el terreno a largo plazo para acometer estos planes”, afirma por videoconferencia Victoria Odissonova, portavoz de Nasiliu.net.

La versión oficial dice que la organización recibía financiación desde el extranjero en 2020. La plataforma lo niega, pues toda su labor se concentraba en Rusia aquel año, dos antes del éxodo provocado por la guerra desatada contra Ucrania.

“El problema de la violencia machista tiene una dimensión política en Rusia, no le conviene al Estado que se mencione este tema”, explica Odissonova tras señalar que la organización entró en el punto de mira del Kremlin por dos motivos. Uno, su apoyo a las hermanas Jachaturián, tres jóvenes condenadas por el asesinato de su padre, quien las había maltratado, atormentado y agredido sexualmente durante años. Otro, la campaña emprendida por Rivina para que el Gobierno endureciese la legislación contra los malos tratos.

La ‘ley de la primera bofetada’

Tres años antes, en 2017, el Kremlin despenalizó la violencia de género contra la pareja y contra los hijos, si esta no es reiterada y no provoca lesiones graves. La norma es conocida como la ley de la primera bofetada.

La etiquetación como agente extranjero ha abocado a Nasiliu.net al cierre por el temor de los ciudadanos rusos a contactar con ellos. “Nos han tachado de enemigos del pueblo [...] La gente nos pregunta si estamos seguros de que no les meteremos en problemas”, explica Odissonova.

El miedo es todavía mayor después de que los servicios de seguridad comenzasen a detener este año a los rusos que donaron dinero a la plataforma del disidente Alexéi Navalni incluso antes de ser declarada “indeseable” por el Kremlin. En teoría, el caso de los “agentes extranjeros” es diferente y todavía es legal tener relación con ellos en Rusia, pero la arbitrariedad del putinismo alimenta el terror social. “Es comprensible el miedo, nosotros compartimos las mismas inquietudes y no podemos decir al 100% que sea seguro porque no sabemos qué pasará en el futuro”, lamenta la portavoz.

La ley de agentes extranjeros ha introducido nuevas restricciones este año. Por un lado, Nasiliu.net, como otras organizaciones perseguidas, ya no aparece en los buscadores online rusos y ha perdido visibilidad entre las mujeres maltratadas. Por otro, tiene prohibido dar cursos de formación a víctimas, psicólogos y agresores arrepentidos.

“Nuestro enfoque es que la violencia debe abordarse de forma integral. Si solo trabajamos con las víctimas, estamos intentando eliminar el efecto, no la causa”, manifiesta Odissonova antes de denunciar que lo más importante para su centro “es la educación sistemática, el aspecto educativo, y nos hemos visto privados de ella desde [la entrada en vigor de la ley] el 1 de septiembre”.

“Cuando anunciamos nuestro cierre, uno de los primeros mensajes que recibí fue de un exagresor agradeciendo nuestro trabajo y diciéndome: ‘Dios mío, si no hubiera estado con vosotros, no sé cómo lo habría logrado”, cuenta Odissonova.

Otra ONG enfocada en la ayuda a víctimas de abusos sexuales, Tsentr Siostri [Centro Hermanas, en ruso], ha denunciado el cierre de Nasiliu.net a través de un comunicado: “La violencia machista no existe en el vacío. A menudo es un caldo de cultivo para otras formas de crueldad, como el abuso financiero, la manipulación y la violencia sexual. Ayudar a las víctimas requiere un enfoque integral, y eso es lo que hacía Nasiliu.net”.

“Es una gran pérdida para el sistema de apoyo a mujeres, que será aún más frágil”, alerta Tsentr Siostri. De momento, Nasiliut.net mantendrá el archivo de su web con contactos de psicólogos y guías sobre violencia de género.

Un problema agravado por la guerra

Las estadísticas recabadas por Nasiliu.net apuntan a que las mujeres sufren tres de cada cuatro casos de violencia dentro de la familia en Rusia. Dentro del matrimonio, este porcentaje asciende al 91%. En total, el 40% de los asesinatos de mujeres son perpetrados por sus parejas.

Las autoridades rusas ocultan qué impacto está teniendo el regreso a la vida civil de los combatientes afectados por el frente. Los tribunales militares rusos han abierto al menos 989 casos por todo tipo de homicidios desde 2023, según recoge el diario Mediazona, pero estas cifras no incluyen los exsoldados que volvieron a la vida civil tras acabar su contrato con el ejército.

Esta cuestión preocupa a las ONG defensoras de las mujeres. “Ni nosotros ni en el Tsentr Siostri hemos notado un repunte significativo de solicitudes de esposas de militares y otras personas del ámbito bélico después de 2022”, afirma la portavoz de Nasiliu.net antes de matizar que muchas víctimas ocultan su condición militar.

“Sospecho que existe una prohibición tácita de que acudan a nosotros y puede que tampoco se den cuenta de su situación. En la televisión les dicen que sus hombres han vuelto de la guerra y deben apoyarles. ¿Perdió los estribos? Seguramente dijiste algo inapropiado”, explica Odissonova.

Asimismo, algunos abogados de la organización han dado la voz de alarma ante el hecho de que algunos maltratadores presumen de que se acogerán al indulto que ofrece al Kremlin a todo condenado por ir al frente y serán libres.

El problema de la violencia machista lo agudiza también la cruzada del presidente ruso en lo que llama “la defensa de los valores tradicionales”, su forma de diferenciarse del Occidente liberal y enemigo. Putin mezcla la nostalgia por unas familias soviéticas idealizadas ―el dirigente ha animado a volver a las familias de siete u ocho hijos― con la fe ortodoxa.

“Las mujeres esperan que les expreses amor”

Según los medios rusos, Putin ha advertido a los diputados de la Duma Estatal de que no permitirá la aprobación de ninguna ley contra los malos tratos porque esta es una promesa que ha hecho al dirigente a la Iglesia Ortodoxa Rusa.

Uno de sus líderes espirituales, el arcipreste Andréi Tkachiov, ha justificado la violencia física contra los niños siempre y cuando solo sea en “familias completas”. “Se da un ejemplo tanto de misericordia como de firmeza si hay un padre y una madre. Si la familia está incompleta, no funciona”, dijo el religioso en verano.

Otro alto cargo, el presidente de la Comisión Patriarcal para la Familia, la Maternidad y la Infancia, Fiódor Lukianov, ha exhortado esta semana a los hombres a abrazar a sus mujeres. “Cuando abrazas a tu amada, ella te obedece”, señaló después de comparar a las mujeres con los bebés. “Intenta explicarle a un niño los beneficios de la leche materna, no te hará caso salvo que lo alimentes. Lo mismo con una mujer, ella espera que se le exprese amor”, dijo.

Las dificultades que atraviesan los centros que prestan apoyo a mujeres y la persecución de activistas feministas amenazan con privar a las rusas de otros puntos de vista frente a la violencia machista. “Ahora intento evitar cualquier tipo de dependencia y reconozco la manipulación. Nasiliu.net me enseñó a decir ‘basta”, cuenta de forma anónima una víctima atendida por la organización.

“La violencia psicológica no es menos destructiva que la física”, dice Elizabeta a este periódico. Ella se casó con su primera pareja, un religioso ―en la Iglesia Ortodoxa Rusa está permitido el matrimonio con sacerdotes― del que se divorció el año pasado y con el que tuvo un hijo. “Con el tiempo me di cuenta de que tenía un patrón abusivo clásico. A veces, estallaba en escándalos graves, luego era una relación normal. Esto debilitó mi decisión de divorciarme”, cuenta Elizabeta. “Pensaba que era una situación circunstancial, que estaba estresado y necesitaba mi apoyo. Siempre decía que le preocupaba no poder mantener la familia, así que sentía que era mi culpa, tenía que ser comprensiva”.

Antes de lograr el divorcio tuvo que pasar por un periodo de reconciliación forzoso en el que su situación empeoró. “Investigaba con quién hablaba y, como aún vivíamos en el mismo piso, entraba en el baño con el pretexto de que yo era todavía su esposa”, explica.

“Mi historia trata sobre llegar hasta el final. Si se piensa en el divorcio, ya está justificado, pues eso significa que hay un problema”, afirma antes de lanzar una reflexión final: “Esa actitud de aguantar era muy típica de los tiempos soviéticos. Nuestros abuelos vivían juntos toda su vida, incluso si se separaban. Discutían, se peleaban, pero seguían juntos y se decía que eran felices a su manera. Bueno, no es así. Si no te gusta, no tienes por qué vivir así”.

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