La Nuestra: una red social que será un archivo vivo para compartir los relatos de violencia sexual contados por las mujeres
El proyecto ha comenzado su primera ronda de financiación a través de un ‘crowdfunding’ y partirá de los miles de testimonios que acumula la periodista y escritora Cristina Fallarás


La Nuestra, así se llamará la red social que aglutinará, archivará y categorizará la violencia sexual sufrida por mujeres en todo el mundo a partir de las historias de las propias mujeres. El proyecto, que tiene su origen en las decenas de miles de testimonios que desde el verano de 2023 le han ido llegando a la periodista y escritora Cristina Fallarás a través de redes sociales, comenzó este lunes por la tarde una campaña de crowdfunding en la plataforma Goteo y es, según la propia descripción del proyecto, “una red social feminista y soberana” que se alojará “en una web propia, sin depender de las grandes plataformas y redes mainstream ni tecnofaraones digitales”.
Fallarás, en la mañana de este martes, afirma que “se difunde la idea, macho e interesada, de que los hombres violentos se han hecho con las redes y que la ultraderecha es la jefa de las redes”, pero que “el único movimiento verdaderamente innovador, masivo e internacional que ha nacido en las redes y que es fruto de Internet es el Me Too y todo lo que deriva del Me Too, como el Cuéntalo, el Se Acabó, o el Balance ton porc”.
“El hecho de no poner eso en valor, social y políticamente, hace que nos inhibamos, que nos frenemos, y, como siempre, el avance de las mujeres queda tapado. Si eso se hubiese puesto realmente en valor, lo que supone el avance de las mujeres, en este momento habría empresas, entidades y organizaciones dedicadas a apoyar ese avance”, añade.
Esta red nace de esa ausencia de estructura digital e institucional para recoger lo que, desde que estalló el Me Too con un tuit en 2017, ya acumula millones de testimonios en países de todos los continentes; una acumulación de testimonios que, incide Fallarás, “genera memoria colectiva, que es imprescindible”. En La Nuestra, explica, trabajan cinco equipos: el que hace la limpieza de los testimonios y la catalogación, el tecnológico, el de seguridad digital, el de servicios legales, y el de elaboración de servicios.
Está ahora en esa primera ronda de financiación que necesita la plataforma ―impulsada por la asociación feminista Acción Comadres―, 100.600 euros para los gastos que suponen la gestión de datos de la plataforma ―“todo lo relativo a migrar, etiquetar, anonimizar y sincronizar los testimonios que vivían en Instagram”, detallan en la explicación del proyecto en Goteo―, y los gastos de gestión del proyecto, desde las labores de edición, la revisión, la traducción de testimonios en otros idiomas o la comunicación.
Tendrá, una vez acabada esta, una segunda fase para la inversión que necesita el diseño y la estructura interna de la herramienta. Cuando esté lista, se introducirá ese archivo que ha guardado Fallarás desde hace dos años; una vez anonimizados todos los nombres ―tanto de las mujeres que cuentan su historia como las de los hombres a los que nombran―, pasarán a ser categorizados bajo distintos epígrafes, desde geográficos hasta por tipo de agresión, edad o perfiles.
Perfiles con pseudónimo
¿Y qué habrá después? ¿Qué será exactamente La Nuestra? Será una red social en la que las mujeres podrán acceder abriéndose un perfil con un pseudónimo, si así lo desean, para proteger su identidad. Una vez hecho el registro, podrá colgarse el testimonio propio, se podrán comentar otros, y se podrán poner en contacto unas con otras. También “se facilitará el acceso a servicios de asesoramiento legal y terapéutico, así como a todos los servicios gratuitos que la Administración pública pone en el territorio”, explican en la web de Goteo, y se podrán también buscar otros testimonios.
Esto, dice Fallarás, es “imprescindible”, el buscador: “Uno que funciona como el mecanismo del match, que no es el de Tinder sino el de acercarte a una comunidad, crear comunidad. Un buscador que permitirá a las mujeres acercarse a otros relatos similares a los suyos, encontrarse con esos testimonios y en esos testimonios. Por ejemplo, se podrá buscar ‘violencia sexual en la infancia’ y a partir de ahí habrá categorías, por edades, ‘de 3 a 6 años’, o ‘de 6 a 9 años’, o quién fue el agresor, si el padre, el hermano, el abuelo, el tío o el amigo”.
El objetivo “final, el único”, concluye Fallarás, consiste en “crear una red que en lugar de estar basada en el odio se base en el apoyo común, y una red donde las mujeres puedan testimoniar pero que también puedan hablar entre ellas, es decir, que no haya mediación, dar agencia a las mujeres que serán soberanas de su relato”, y ese “reconocimiento mutuo generará que se pueda llegar a ententes, a diálogos” porque esto, suma, “funciona así: tú lees un relato, te identificas, lo asumes y eres capaz de relatarte y eso es algo que ha faltado hasta ahora, en los medios de comunicación, en la literatura, en la sociedad entera, toda la historia de la humanidad. Falta el relato de las mujeres y las mujeres quieren contarlo, necesitan contarlo, solo es necesaria una puerta abierta para poder hacerlo”.
El teléfono 016 atiende a las víctimas de violencia machista, a sus familias y a su entorno las 24 horas del día, todos los días del año, en 53 idiomas diferentes. El número no queda registrado en la factura telefónica, pero hay que borrar la llamada del dispositivo. También se puede contactar a través del correo electrónico 016-online@igualdad.gob.es y por WhatsApp en el número 600 000 016. Los menores pueden dirigirse al teléfono de la Fundación ANAR 900 20 20 10. Si es una situación de emergencia, se puede llamar al 112 o a los teléfonos de la Policía Nacional (091) y de la Guardia Civil (062). Y en caso de no poder llamar, se puede recurrir a la aplicación ALERTCOPS, desde la que se envía una señal de alerta a la Policía con geolocalización.
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