Un tribunal de Nimes condena a 10 años de cárcel al único violador de Gisèle Pelicot que recurrió la sentencia inicial
Un jurado popular formado por cinco hombres y cuatro mujeres le considera culpable y le aplica una pena mayor que hace un año en primera instancia
Hace un año, cuando arrancó el juicio en Francia a sus 51 violadores, Gisèle Pelicot declaró: “Me siento como un boxeador que se cae y se levanta una y otra vez”. Los 51 fueron condenados a penas de entre tres y 20 años de cárcel por haberla violado o agredido sexualmente mientras estaba inconsciente, drogada por su marido. Hoy Gisèle puede dar por ganado su combate, pues Husametin Dogan, el único que recurrió la pena, ha sido sentenciado en apelación a 10 años de cárcel.
Cuatro mujeres y cinco hombres elegidos entre los ciudadanos han sido los encargados de decidir la suerte de este condenado ya hace un año. El jurado popular ha sido algo más duro que los jueces, que el año pasado le habían sentenciado a nueve años. Se le juzgaba de nuevo esta semana en el Tribunal de Nimes, al sur del país.
Husametin Dogan violó a Gisèle Pelicot en la madrugada del 28 al 29 de junio de 2019 mientras ella estaba inconsciente y en compañía de su marido, Dominique Pelicot, en la casa del matrimonio en Mazan, al sur de Francia. Ha sido condenado por crímenes de violación agravada, pues la agresión se cometió en reunión y estando la víctima bajo sumisión química. Pelicot recibió la pena máxima, 20 años.
El condenado, que comparecía libre, ha escuchado la sentencia ya dentro del box blindado destinado a los presos. Niega haber violado a Gisèle Pelicot, a la que dice tener “mucho respeto”, porque pensaba que era un juego libertino de la pareja. Ha reconocido los múltiples actos de penetración, pero no “la intención de violar” ni la ausencia de consentimiento, porque como su marido estaba presente, dio por supuesto que ella estaba de acuerdo. Dice, además, que él es otra víctima de Dominique Pelicot, que le manipuló.
Son las mismas justificaciones que alegaron algunos de los otros 49 violadores condenados hace un año por el tribunal penal de Aviñón. El Ministerio Público había pedido 12 años de cárcel para Husametin Dogan. El fiscal, Dominique Sie, dijo que este “no quiere asumir sus actos” e instó al jurado a sentar las bases para cambiar, con su decisión de hoy, “el sistema de dominación masculina que hay en la sociedad”. “Hay que pasar de la cultura de la violación a la cultura del consentimiento”, declaró.
El caso de Gisèle Pelicot sacudió a la sociedad francesa y al mundo cuando decidió abrir al público el juicio a sus 51 violadores para “que la vergüenza cambie de bando”. Entre 2011 y 2020, Dominique Pelicot le suministró ansiolíticos en altas dosis para violarla y empezó a invitar a otros hombres desconocidos, que reclutaba en una web, ya clausurada. Grababa todos los actos. En noviembre de 2020 fue detenido por grabar a mujeres en un supermercado. Los agentes le requisaron el teléfono y descubrieron parte de los vídeos. Así se logró identificar a 50 hombres.
Gisèle quiso que los vídeos de los abusos sexuales que sufrió se mostraran al público, para que “la gente sepa lo que es una violación hoy”, en palabras de uno de sus abogados, Stephane Babonneau. Esas secuencias han sido las pruebas que han tumbado los argumentos de muchos de los condenados: que había consentimiento por parte de ella y que no había intención por parte de ellos y fueron engañados.
Esta decisión cambió el curso del juicio. Gisèle salía cada día del tribunal de Aviñón entre aplausos, acompañada siempre de sus dos abogados, que han hecho del consentimiento también su batalla. La escena se ha repetido esta semana. En su última declaración este miércoles Gisèle dijo que no quería volver a pisar un tribunal, pero “si esto ha servido para dar fuerza a otras víctimas, ya habrá sido un éxito”.
Stephane Babonneau se dirigió a su clienta: “Señora Pelicot, usted ha sufrido y hemos visto [en los vídeos] su cuerpo desacralizado, pero no ha perdido ni la dignidad ni la humanidad, solo la consciencia. Quienes han perdido la dignidad son sus violadores”.
Esa víctima convertida en heroína pone hoy el punto final a una batalla que ha abierto debates a nivel social, jurídico y también político. Por primera vez se han proyectado ante el público en un tribunal vídeos de violaciones, se ha puesto sobre la mesa la cuestión de la sumisión química y los parlamentarios franceses han aprobado incluir la noción de consentimiento en la definición de violación del Código Penal.
La relevancia del caso la resumió su otro abogado, Antoine Camus, cuando apeló al jurado: “La decisión que tomen es más importante que la del tribunal de Aviñón, porque ahora no es la República, sino la voz del pueblo francés, elegido al azar, la que dirá a ojos del mundo que un acto sexual con sumisión química es una violación, que los derechos de las mujeres cuentan igual que los de los hombres, que el consentimiento cuenta y que una relación sin consentimiento es una violación, que un hombre tiene que responder por sus actos y asumirlos y que no hace falta ser Dominique Pelicot para ser un violador”.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.