Más formados, esclavos del alquiler y menos feministas: así han cambiado los jóvenes en España
El Ministerio de Juventud e Infancia publica un informe sobre la juventud, un grupo que se reduce cada vez más

Chavales más educados, con más empleo ―aunque precario―, interesados en la política y polarizados entre ellos; menos feministas y con menor bienestar emocional. Así es parte del retrato que se desprende del último informe del Ministerio de Juventud e Infancia Juventud en España 2024. Entre la emergencia y la resiliencia, publicado este jueves, sobre los jóvenes (de 15 a 34 años) en el país. Un documento que se elabora desde hace cuarenta años y se publica cada cuatro, donde el ministerio analiza y compara datos sobre diversas temáticas que van desde la salud mental, el interés por la política hasta el empleo.
Lo primero es que la juventud se reduce, notablemente, en España. En cuarenta años, la tasa de juventud ha pasado del 24,33% al 15,89% de la población en 2023. Lo que supone una pérdida de 1,3 millones de jóvenes en este periodo, indica el informe. Sin embargo, añade que es cada vez más diversa: los jóvenes nacidos en el extranjero representan el 24% de este grupo etario.
El informe señala que los jóvenes se emancipan con edades cada vez más altas. En España la edad para dejar el hogar familiar es de 30,4 años, mientras que en el conjunto de Europa es de 26,3. Además, 6 de cada 10 viven o dependen económicamente de sus padres, en comparación con los países nórdicos, donde la cifra baja a 2 de cada 10.
Las razones detrás de esta independencia tardía son la prolongada crisis de acceso a la vivienda y las condiciones laborales inestables. El alquiler es casi la única opción de emancipación joven. En 2023, más de la mitad de los jóvenes de entre 16 y 29 años vivía de alquiler, el doble que en el resto de la población (29,3 %), y debían destinar el 92% de su sueldo para pagarlo.
Crisis tras crisis
El informe resalta que los actuales jóvenes han pasado la crisis financiera de 2008, después la sanitaria por la Covid-19 y la inflación ligada a la guerra de Ucrania, lo que ha tenido un efecto directo en el empleo. Tienen ahora más trabajo que quienes les precedieron, pero son empleos precarios, con menos oportunidades y bajos sueldos. En 2023, 4 de cada 10 jóvenes trabajó sin contrato en alguna ocasión y 14,6%, sin contrato y sin cobrar.
Sin embargo, en estos 40 años, la tasa de paro de personas de entre 16 y 24 años se redujo de 43,4% a 26,89%. Además, la media de ingresos neta al mes alcanzó su nivel más alto en 2023 (1.328,53 euros); siendo los hombres y los mayores los que mejor ganan. Estas cifras, menciona el informe, explican la reducción abismal en el miedo a perder el empleo: hace 40 años se situaba en un 50,9%, y en 2023, en el 14,4%.
Una juventud cada vez más educada
Los datos educativos reflejan cambios de calado, producto de la evolución económica del país desde la Gran Recesión y de la creciente importancia que la sociedad concede al hecho de contar con estudios. El porcentaje de jóvenes que ni estudian ni trabajan se redujo del 22,5% que se alcanzaba en 2013 a un 12,3%, según el dato publicado en 2024 por Eurostat. Al mismo tiempo se ha producido un aumento de chavales que estudian y además trabajan. Representaban el 15% a principios de la década pasada y pasaron a suponer el 23% a 2023.
Son mayoría, además, los jóvenes que aseguran que les hubiera gustado alcanzar un nivel formativo mayor. A pesar de la mejora de las últimas décadas, un 21% de las mujeres y un 30% de los hombres jóvenes de 25 a 34 años no han alcanzado un título de educación secundaria postobligatoria (bachillerato o ciclo formativo de grado medio). Y aquellos con estudios medios siguen siendo pocos ―en comparación con la media de los países desarrollados―: un 24% de los chicos, y un 21% de las chicas. En el plano positivo, los jóvenes con educación superior se ha disparado a un 46% de los hombres y un 58% de las mujeres, cuando las proporciones en el año 2007 eran, respectivamente, del 35% y el 45%.
El informe constata el lento pero constante aumento de la escolarización en centros privados y concertados en las últimas tres décadas, que ha pasado de matricular al 24,4% del alumnado en 1996 a abarcar al 29,6%. El 45% de los jóvenes de 25 a 34 años que estudiaron en colegios públicos alcanza la educación terciaria ―una categoría que incluye los ciclos formativos de grado superior, las carreras y másteres universitarios y el doctorado―. El porcentaje aumenta, en cambio, hasta el 66% en el caso de quienes asistieron a colegios concertados y privados.
Más salud mental, menos salud sexual
El informe resalta que los jóvenes son cada vez más conscientes de la salud y el bienestar emocional. Tres de cada cuatro jóvenes aseguraba que su salud era buena o muy buena, aunque con diferencias: las mujeres, quienes se consideran parte de la comunidad LGTBIQ+ y quienes viven en hogares con menos ingresos, califican peor su salud.
Las personas entre 15 y 35 años son quienes más han visto el aumento en problemas de salud mental, advierte el informe. La tasa de casos clínicos por problemas psicológicos subió un 590% en este grupo, a comparación del resto que aumentó un 450% de 2011 a 2022. El informe señala que uno de cada tres jóvenes se ha sentido solo; y que a mayor uso de redes sociales en el día, mayor es el porcentaje de jóvenes con bajo bienestar mental y que sufren soledad no deseada.
Menos importancia a la violencia de género
El ministerio señala que la juventud es consciente de la salud mental, pero no de la salud sexual. Más del 10% de jóvenes declara no haber empleado ningún método anticonceptivo. Por otro lado, el 32% mujeres indica haber tenido relaciones sexuales no deseadas, ya sea por haberse visto forzadas, haber preferido no tenerlas o haber hecho cosas de las que no estaban convencidas. Esta cifra es del 19% en los hombres.
En cuanto a la política, los jóvenes están cada vez más interesados en este tema. El nivel de interés alto pasó de 16% a 24,2% desde el primer hasta el último informe. Sin embargo, la confianza en las instituciones públicas disminuye.
La juventud cree en la democracia, aunque está dividida ideológicamente. Existe una polarización entre mujeres y hombres. Ellas se adscriben más a la izquierda y apoyan en gran medida el feminismo y la lucha por la igualdad, así como políticas sociales o derechos LGTBIQ+. Ellos tienen visiones políticas más diversas y la mayoría son de centro-derecha.
En general, los jóvenes se sienten cada vez menos identificadas con el feminismo y la lucha por la igualdad de género. En 2019, el 64% presentaba un alto grado de identificación con este movimiento, mientras que en 2023 se redujo al 54%. En cuanto a la violencia de género, en 2019, el 82,5 % de la población estaba muy o bastante de acuerdo con que era uno de los problemas sociales más importantes. Sin embargo, en 2023, ese porcentaje descendió al 65 %.
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