La NASA lanza sin incidentes el trasbordador espacial 'Discovery'

A la luz del día, como precisaba la NASA, y bajo la atenta mirada de miles de personas pero sobre todo de las cámaras de la administración espacial estadounidense, que quería grabarlo todo para asegurarse de que no se produzcan fallos, el trasbordador Discovery ha despegado a las 16.39 —hora peninsular española— del centro Kennedy, en Florida.

"Nos queda mucho por hacer, tenemos que hacer que la tripulación vuelva a casa sana y salva, pero no podemos decir lo mucho que esto significa para nosotros", ha explicado un responsable de la NASA en una rueda de prensa posterior al lanzamiento. A preguntas de un periodista, que inquiría sobre el posible desprendimiento de un objeto de un tanque de combustible (como parece verse en una de las imágenes del despegue), el director del programa de trasbordadores, Bill Parsons, ha señalado que los técnicos no han detectado nada anormal, aunque siguen examinando todos los detalles del lanzamiento.

El lanzamiento de la nave se ha producido pese a que persiste el problema en el sensor de combustible que provocó la suspensión del despegue el pasado día 13. Se pone así en marcha de nuevo el programa de los transbordadores de la NASA, congelado desde que en febrero de 2003 estallara el Columbia cuando regresaba del espacio, causando la muerte de sus siete tripulantes. De hecho, esta misión de doce días, además de proporcionar recambios y suministros a la Estación Espacial Internacional y llevar a cabo experimentos científicos, tiene como objetivo poner a prueba todas las mejoras introducidas por la NASA en la nave tras el accidente.

El lanzamiento debería haberse producido hace 13 días, pero el problema en el sensor obligó a detener la cuenta atrás cuando quedaban dos horas y 20 minutos para el encendido de los motores. Centenares de ingenieros de la NASA han tratado de solucionar el problema a contrarreloj (pues si la nave no partía antes del 31 de julio, el despegue habría tenido que posponerse hasta septiembre, lo que hubiera provocado retrasos en cadena de todo el programa de trasbordadores).

La NASA ha querido dejar claro que sólo había un 1% de probabilidades de que el lanzamiento acabara en tragedia, el doble en cualquier caso que las del día en el que estalló el Columbia. Pero la nave ha despegado sin que la avería se haya solucionado completamente, lo rompe el reglamento que la administración espacial estadounidense impuso tras el accidente del Challenger, en 1986, que exige que todos los sensores del tanque externo de hidrógeno funcionen correctamente.