‘¿Quién lo dice? ¡Calvin Klein!’: cómo ‘Clueless’ se adelantó a los grandes dilemas de la generación Z
Varias voces relevantes de la generación Z revisitan la comedia adolescente que redefinió los noventa y anticipó obsesiones estéticas, culturales y emocionales que aún resuenan hoy en día


Este verano se han cumplido 30 años del estreno de Clueless la comedia adolescente dirigida por Amy Heckerling y protagonizada por Alicia Silverstone, Brittany Murphy, Stacey Dash y Paul Rudd, y que adaptó, de forma libérrima pero a la vez asombrosamente precisa, la novela Emma de Jane Austen al Beverly Hills de los noventa. En la cinta, para aquellos que aún no hayan tenido ocasión de verla o la hayan olvidado, asistimos a la vida de Cher Horowitz (Silverstone), una estudiante rica, popular y carismática que vive con su padre, un abogado de éxito.

Cher, que bajo una gruesa capa de frivolidad y narcisismo californiano es una chica muy inteligente, se dedica a “mejorar” la vida de las personas que tiene alrededor. Por ejemplo, anima a dos de sus profesores a tener una relación con el objetivo de poder subir sus notas o decide transformar a una nueva compañera, Tai (Murphy), para integrarla en su exclusivo círculo social y liarla con uno de los guapos del instituto.
Sin embargo, sus planes no siempre salen como ella espera, y poco a poco se da cuenta de que sus buenas intenciones a veces esconden un toque de vanidad. Entre enredos sentimentales y malentendidos, Cher acaba descubriendo más sobre sí misma y sobre lo que significa realmente querer a alguien, como por ejemplo a Josh, su hermanastro universitario, interpretado por un veinteañero Paul Rudd.

Ver hoy en día Clueless, que fue titulada en España como Fuera de onda, supone todo un viaje a la esencia estilística de los años noventa, desde los coloridos vestidos de las chicas hasta el look grunge de Rudd. Pero su impacto no se queda solo allí, la película, a pesar de su aparente superficialidad, también anticipó diálogos y temas de los que seguimos hablando hoy en día: la relación de los jóvenes con la tecnología (los protagonistas ya manejan teléfonos móviles), la violencia en los medios o la inmigración.
Además, en los últimos años, si bien no pudieron verla en las salas de cine durante aquel tórrido verano del 95, millones de jóvenes de las generaciones Z y menores han vuelto su mirada hacia esta película, gracias a memes, publicaciones en redes sociales y clips virales que han rescatado sus frases más icónicas, su estética preppy y su banda sonora noventera que incluye éxitos de artistas como Counting Crows, Beastie Boys, Supergrass o Coolio.
Pero, ¿por qué Clueless no envejece, aunque todo a su alrededor sí lo haga? Para intentar responder a esta pregunta hemos decidido hablar con tres mujeres expertas en analizar fenómenos culturales de la actualidad y que nacieron más o menos cuando se estrenó la película, para que nos den su opinión.
“Pocas películas han captado tan bien la absurda mezcla de inseguridades, aspiraciones y contradicciones que supone ser una chica adolescente”Rita Rakosnik
Clueless es un archivo de imágenes de internet
Mar Vallverdú, periodista y presentadora del podcast Radio Noia de Radio Primavera Sound, confiesa que no recuerda exactamente cuándo vio por primera vez la película. Si lo piensa, lo primero que le viene a la mente de este filme es, más bien, un gif. “Para mí, y pido perdón de antemano, Clueless más que una película es como una especie de archivo de imágenes de internet”, reconoce.
Recuerda cómo en la era dorada de Tumblr los fotogramas de Clueless se posteaban y reposteaban continuamente: desde imágenes de Cher moviendo el pelo y diciendo “As if!” (la expresión que hizo célebre la cinta y que se tradujo a español por el mucho menos pegadizo “¡Nada de que ver!), a capturas de Brittany Murphy diciendo “You’re a virgin who can’t drive” (“Eres una virgen que no sabe conducir”).
La visión de Vallverdú, que tiene más que ver con la arqueología digital y la cultura del internet previo a la explosión de las redes sociales, no es una rareza: para una gran parte de la generación Z, Clueless nunca ha sido exactamente una película que se ve, sino un imaginario heredado a través de internet. “En realidad, es un estatus al que muy pocas películas han llegado”, añade la periodista, como un cumplido.
Una ‘Emma’ con descapotable
Para la historiadora del arte y crítica Rita Rakosnik, Clueless no solo ha resistido muy bien el paso del tiempo, sino que se sigue fortaleciendo con él. “De hecho, me sorprende lo absolutamente contemporánea que sigue siendo”, comenta. “Diría que nadie ha logrado filmar una adaptación moderna de Emma tan original y tan fiel al espíritu de la novela como Amy Heckerling. Trasladar la sensibilidad de la época de la regencia de Inglaterra al Beverly Hills de los noventa me parece una idea brillante y el personaje de Cher, tremendamente superficial e ingenioso al mismo tiempo, resulta una reimaginación de Emma Woodhouse acertadísima. Ella es la material girl original, con permiso de Madonna. Por supuesto que es frívola y materialista, que se mete donde no la llaman en sus peripecias como casamentera y que tiene, quizás, una idea demasiado elevada de sí misma, pero eso la hace un personaje complejo, divertido e inolvidable (igual que Emma)”.
Quizá es precisamente por esa frivolidad y torpeza emocional, que el personaje interpretado por Alicia Silverstone ha logrado instalarse en ese lugar extraño y privilegiado donde solo viven las grandes heroínas: la contradicción. Superficial y perspicaz. Vanidosa y generosa. Moderna y anticuada. Fuerte y vulnerable.
No todo es perfecto, claro, Rakosnik pone como ejemplo el makeover que Cher le hace a su nueva amiga Tai para adaptarla a los gustos de los chicos del instituto, “que se ha problematizado con el tiempo (como el recurso del makeover en general)”, explica, “pero en este caso, me parece una sátira muy afilada de las expectativas y reglas patriarcales a las que estamos sometidas las chicas desde la adolescencia”.
Según Rakosnik, Cher es muy consciente de ellas, pero no por eso deja de afirmar su autonomía personal y corporal. Quiere resultar atractiva a los hombres y está atravesada por la mirada masculina, pero esto no es incompatible con saber lo que quiere y reclamar su agencia.
Mejor que un Oscar al mejor vestuario
Hay algo en lo que ninguna de las entrevistadas duda: el vestuario de Clueless es una obra maestra. Un desfile de minifaldas, sombreros, rombos y cuadros escoceses que no han perdido ni una pizca de frescura en 30 años.
También opina eso Janira Planes, periodista especializada en internet, para quien Clueless “define muy bien su era. Además, a nivel estético, se ha recuperado muchísimo”, asegura. “Creo que hay diversos ejemplos de artistas que han utilizado este imaginario para hacer una reivindicación del rosa, del glamour o de lo femenino, también en clave más política”.
“A nivel estético”, retoma Vallverdú, “Clueless es una referencia infinita que nunca va a terminar. Lleva siéndolo desde que se estrenó la película. Siempre estará en el moodboard de unos creativos que estén pensando el vestuario para la nueva popstar y cada año alguna cadena de fast fashion lanzará una línea de camisetas con imágenes de Clueless porque es icónica”. Rakosnik lo argumenta así: “Mona May [responsable de vestuario de Clueless y de otras películas como Romy y Michele o Nunca me han besado] es un genio del diseño de vestuario y esta es seguramente su obra magna”.
Una obra que va a ser autoreivindicada por su creadora en unas pocas semanas con el lanzamiento de The Fashion of Clueless, un libro escrito por la propia May que revelará el proceso creativo tras la ropa de la película, contará anécdotas desconocidas del rodaje y contará con una buena cantidad de fotos inéditas.
“Resulta muy interesante ver cómo May consiguió captar la esencia de la MTV de los noventa pero a la vez ser tremendamente atemporal”, continúa Rakosnik. “El legado estético del vestuario de la película habla por sí solo, sus modelitos se han recreado y referenciado hasta la saciedad. Además, la película respira un amor y un conocimiento de la moda enormes, como demuestran las menciones a diseñadores como Alaïa o Calvin Klein, pero también una frescura y unas ganas de experimentar y divertirse con ella muy genuinas. Los looks de las protagonistas son elevados, pero no parecen modelos de pasarela inalcanzables, sino chicas adolescentes reales de Beverly Hills. Y eso me parece dificilísimo de conseguir”.
¿Demasiado blanca, demasiado rosa?
Pero aunque parece que hay unanimidad total sobre que 30 años después, Clueless sigue siendo un icono, el filme no está exento de aspectos criticables. Janira Planes reconoce que hay elementos que, vistos desde hoy, resultan algo desfasados. “Creo que hay cosas que ahora no se narrarían de la misma manera. Por ejemplo, la forma en la que se definen los roles de género o que la diversidad se limite simplemente a poner actores de orígenes un poco más diversos, pero sin ir más allá”.
Mar Vallverdú coincide en que hay tramas que pueden resultar un poco turbias, como la historia de Cher y su hermanastro, que entonces se veía como una cosa dulce, y que ahora puede resultar un poco rara. Pero cree que, en general, la película no ha envejecido mal. “No es como Sixteen Candles, que sí que tiene elementos que incomodan mucho más”, recuerda. “En Clueless puedes cuestionar cosas, pero no es una peli tóxica. Es un clásico al que se puede volver sin problema”.
Lo que sí rechaza frontalmente es la idea de rodar una nueva versión actualizada. Desde hace tiempo hay rumores de que esto va a ocurrir y, según publicó hace unas semanas la revista Variety, se estaría desarrollando una serie continuación de la película, que contaría con la participación de Silverstone: “No hace falta. Ya existe Clueless. No necesitamos un remake como el de He’s All That o el musical de Mean Girls. En algún momento se perdió la receta de hacer chick flicks y ahora somos incapaces de replicarla”.
Para Rita Rakosnik, las posibles carencias de la película forman parte de su valor como retrato de una época. Clueless es hija de su tiempo y, como tal, refleja tanto sus virtudes como sus limitaciones. Pero eso no le quita frescura, sostiene: “Pocas películas han captado tan bien la absurda mezcla de inseguridades, aspiraciones y contradicciones que supone ser una chica adolescente”.
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