‘Mi yo adulta’, una inesperada y preciosa película
En su viaje alucinógeno, a Elliott se le aparece su yo adulto en la piel de Aubrey Plaza. La Elliott de 18 (Maisy Stella) conoce a la Elliott de 39 tripeando ante una hoguera y allí empezará el pulso entre la niñata y la adulta


Mi yo adulta (Prime Video) es una inesperada y preciosa película sobre una niñata y una adulta que son la misma persona. La protagonista de esta comedia romántica estrenada en 2024 es Elliott, una chica que está harta de la granja de arándanos de su familia, que pierde la cabeza por la exuberante camarera de un café de su pueblo de la Columbia Británica y que está deseando dejar atrás su vida familiar en el campo para independizarse en Toronto. Elliott acaba de cumplir 18 años y decide celebrar su paso a la edad adulta de acampada con sus mejores amigas. El plan: pasar juntas una noche de setas.
En su viaje alucinógeno, a Elliott se le aparece su yo adulto en la piel de Aubrey Plaza. La Elliott de 18 (Maisy Stella) conoce a la Elliott de 39 tripeando ante una hoguera y allí empezará el pulso entre la niñata y la adulta que protagonizan esta película sobre aprender a vivir la vida. Estrenada en España en Prime Video, es el segundo trabajo de la canadiense Megan Park, que ha escrito un guion imposible de contar sin que parezca un disparate: más o menos, se puede resumir como una especie de terapia interior new age narrada con la ternura de un clásico a lo Frank Capra. La idea central es que la Elliott del futuro quiere darle los mejores consejos a la joven sin que eso signifique intervenir en su vida. Son peticiones hechas desde la experiencia: jugar más con sus hermanos, disfrutar del tiempo con su madre, aprovechar, en definitiva, un poco más esa vida que su yo joven tanto desprecia. Pero, sobre todo, la Elliott adulta tiene una advertencia: si aparece en su vida un tal Chad, su yo joven debe evitarlo y salir corriendo.
¿Y quién es ese Chad? Interpretado por Percy Hynes White, se trata del nieto de unos vecinos de la granja que un día se cruza en la vida de Elliott. Aunque como bien lo define el hermano pequeño de la protagonista, es sobre todo “un ángel en la mesa”. De su mano, Mi yo adulta se convierte en una película romántica a contracorriente. Son muchas las lecciones que aprende Elliott, pero la principal habla de saber reconocer lo importante y disfrutarlo. Y ahí, también de forma inesperada, el yo joven tendrá mucho que decirle a su yo futuro.
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