Sencillo, pero más divertido: así ha recuperado el maquillaje el protagonismo perdido
El mercado ha cambiado en los dos últimos años y pide menos complicaciones y experiencias más lúdicas.


Antes de empezar a trabajar en sus obras al fresco, el pintor Rafael utilizaba tierra roja para esbozar el perímetro de las figuras. La sinopia, ese dibujo arcilloso preparatorio, le servía para fijar contornos. La técnica milenaria inspira ahora a los artistas del maquillaje en sus diseños. Funciona porque las nuevas fórmulas están concebidas precisamente para ser superpuestas, actuando solas o en simbiosis. Para facilitar su uso y jugar con ellas. El juego, los ingenios o los trucos (hacks los llaman en TikTok) están a la orden del día en el campo de la cosmética.
Una sombra en barra que sirve para contornear o difuminar o una líquida que se usa también de iluminador. Son innovaciones que, con toque lúdico, buscan cortejar de nuevo al consumidor, alejado del color desde el inicio de la pandemia. En Estados Unidos, en 2020, el maquillaje fue el sector de la belleza más penalizado, con una caída del 34%, según la consultora NPD. Se puede ser optimista: el último estudio de Stanpa (Asociación Nacional de Perfumería y Cosmética), de agosto, apunta a que el color vuelve a crecer, por primera vez desde el que comenzó la alarma sanitaria.
Tira especialmente del carro la categoría del lujo, que se desprende de clichés: “El término elitista está claro que no es cool, pero el café para todos tampoco; y no me refiero solo al precio”, indica Ramón Solé, director del máster en Luxury Brand Management MBA de EAE Business School, “el precio marca un nivel sin duda, pero hablando de cosmética la asequibilidad es casi general. Lo que sí es cool es ser innovador, tener algo nuevo que aportar al mercado, con valor real”. Otra de sus fortalezas es lo bien que casa con las ganas de disfrutar y la necesidad de volver a acicalarse. Ya lo advertía en enero Larissa Jensen, experta en belleza de NPD: “Se vuelve a gastar en experiencias. Esto podría brindar un impulso a la belleza cuando los consumidores se preparen para esas merecidas noches de fiesta”.




Modelo: Amy Sarr (Traffic Models). Maquillaje, peluquería y manicura: Noemí Nohales para Chanel. Asistentes de fotografía: Sandra Angstadt y Brian J. Páez.
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