El anillo de compromiso de Taylor Swift lo hizo una pequeña joyera, hija de un orfebre, en su taller artesanal
En las fotos del compromiso, la cantante también luce piezas de joyería de grandes firmas: un reloj de Cartier y una pulsera de Louis Vuitton


Vestido de Ralph Lauren, reloj Cartier, pulsera y sandalias de Louis Vuitton, es igual: los ojos están puestos en su anillo. Taylor Swift y Taylor Kelce se casan (lo han anunciado con un amoroso posado en Instagram) y han sellado su compromiso con una pieza diseñada a medida para la artista, que combina romanticismo, un aire “vintage” y una historia femenina de emprendimiento. Una joya que bien podría ser la letra de una de sus canciones.
El anillo está creado por Kindred Lubeck, fundadora de Artifex Fine Jewelry, en colaboración directa con Kelce. Si el nombre no le suena es probablemente porque no se trata de ninguna marca internacional, ni atesora una historia centenaria, y este hecho es absolutamente esencial en la historia que cuenta el anillo. Lubeck es una emprendedora de 30 años que hace tan solo dos montó ella sola su estudio en Nueva York y cuya fama ha subido a la estratosfera tras la exclusiva de Page Six.
El anillo de Swift luce un antique cushion cut de ocho quilates, color F y claridad VS1, que ocupa con presencia su dedo anular sin llegar a ser “un Georgina” y, según expertos de Brides, alcanza un valor aproximado de 550.000 dólares. El diamante, un old mine brilliant de corte histórico redondeado en las esquinas, está engastado en oro amarillo de 18 quilates mediante un bezel ring, un estilo en el que la piedra queda completamente rodeada por metal, aquí oro, en lugar de sujetarse con garras. La montura se adorna además con grabados a mano y diamantes más pequeños en los hombros del aro.
El anillo está claramente inspirado en la época victoriana (tanto por el corte como por el engaste), en la que la joyería estaba cargada de significado sentimental, artesanía y simbolismo. Es una joya “muy Taylor Swift” porque refuerza ese romanticismo clásico al que la artista ha cantado siempre, sobre todo desde Folklore y Evermore. Y este estilo, como todo lo que ella toca, no ha pasado desapercibido.
Que detrás de la joya esté Kindred Lubeck es otro detalle que importa y mucho. Esta hija de un orfebre de Florida, estudió Psicología y llegó a trabajar en un bufete de abogados antes de descubrir su vocación en plena pandemia de 2019. Aprendió grabado a mano, granulación y otras técnicas antiguas. En 2024 se trasladó a Nueva York y montó su estudio desde cero, sin grandes inversores y con la firme convicción de su talento. ¿Les suena la canción?
Swift no es la única en tener un anillo hecho expresamente para ella, con aires de otro tiempo y un trasfondo de empoderamiento femenino, y tanto el tipo de engaste como la decisión de apostar por una pieza hecha por una diseñadora independiente -y no una de las clásicas grandes marcas de compromiso, como Cartier o Tiffany & Co.- ratifica una tendencia de anillos que promete ponerse de moda entre las novias del momento.
Zendaya, otra de las artistas de referencia de esta generación, también luce su bezel ring desde que se comprometió con el actor Tom Holland y el suyo también está diseñado por una mujer, en este caso la británica Jessica McCormack, apasionada por la joyería antigua y las piezas singulares, que también había diseñado el diamante bezel de Zoe Kravitz, cuando estuvo comprometida con Channing Tatum. Lily Collins (ahora ya casada con Charlie McDowell) también recbió un anillo de compromiso con engaste bezel creado por de la diseñadora de joyas angelina Irene Neuwirth.
En realidad este estilo bebe de algunos de los anillos más legendarios de la cultura pop, como Elizabeth Taylor, que solía llevar diamantes de inspiración vintage y art déco engastados en “bezel”, Grace Kelly, cuyo anillo de compromiso con el príncipe Rainiero de Mónaco tenía un estilo clásico que recuerda al engaste cerrado de los bezel rings de la época o Audrey Hepburn: varias de sus joyas privadas y anillos de compromiso de mediados del siglo XX presentan monturas tipo “bezel”. La firma de una emprendedora de joyas es el sello contemporáneo definitivo.
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