La Guardia Civil reflota el ‘narcosubmarino’ interceptado en Galicia

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Los trabajos de reflotamiento, en imágenes

In English: Spain’s Civil Guard refloats the ‘narco-submarine’

La Guardia Civil ha reflotado este lunes al narcosubmarino interceptado este pasado fin de semana en Cangas do Morrazo, un municipio pontevedrés de unos 26.000 habitantes. Tanto los agentes dedicados a la lucha contra el narcotráfico en España como sus homólogos colombianos estaban expectantes por ver la embarcación apresada el pasado domingo frente a la costa de Aldán, una de las parroquias de este pueblo costero. Se sabe que fue fabricado en un astillero clandestino en la selva de Surinam o Guyana con el único objetivo de transportar más de 3.000 kilos de cocaína desde Colombia hasta Galicia. Tiene 22 metros de eslora y, aunque se había oído hablar de este tipo de nave a confidentes y a narcos, es la primera vez que se intercepta una en Europa. “Nadie lo ha visto antes, tampoco los colombianos”, han explicado fuentes de la investigación, abierta tras una información de la DEA y que desarrollan la Policía Nacional, la Guardia Civil y Vigilancia Aduenera conjuntamente.

Las labores de rescate del navío se complicaron al principio este lunes después de que en dos ocasiones, durante el arrastre, se rompieran dos maromas que habían logrado amarrar los buzos de la Guardia Civil. El narcosubmarino, finalmente, fue reflotado cerca de las 23.00 con una grúa en el puerto de Aldán.

Dos de los tres tripulantes, hombres de origen ecuatoriano, fueron detenidos el mismo domingo, tras intentar huir de la nave a nado. Un tercero, español —según los arrestados—, logró escapar y ahora está siendo buscado con un amplio dispositivo policial en la zona. “Llevaban más de 20 días de travesía”, aseguran los investigadores, “y siete días esperando, en distintas coordenadas, a que alguien les recogiera la droga, pero nunca llegó nadie y el estado de la mar empeoró”, añaden.

El submarino acabó abandonado en la playa de Hio, donde decenas de policías se ocultaban para asistir al alijo entre dos embarcaciones que nunca ocurrió. Los investigadores tratan de averiguar qué clan de narcos gallego esperaba esa mercancía. “Tiene que ser muy potente, como para poder gastar 1,5 millones de euros en un submarino de usar y tirar”, argumentan.