El precio del Concierto

La cuestión se remonta al Antiguo Régimen: todo colectivo que disfrutaba de una situación excepcional, fuese en el plano normativo o en el económico, tendía a rehuir su caracterización como privilegio, como el gato escapa del agua fría. Ante todo, porque el privilegio puede ser concedido o retirado. La historia de los Fueros vascos constituye la mejor ilustración de ese recurso. Al plantear la Provincia de Guipúzcoa o el Señorío de Vizcaya que su posición jurídica en la monarquía derivaba, no de una concesión regia sino de la independencia originaria, siendo esto respetado por la Corona "desde tiempo inmemorial", ello implicaba una exigencia de inmutabilidad. De ese falseamiento viene la interpretación del régimen foral como independencia por Sabino Arana y sus sucesores, frente al orden constitucional. Y una vez concedido por Cánovas el Concierto económico como compensación de los Fueros, el nuevo privilegio heredaba la citada consideración, en cuanto base del supuesto pacto vigente entre Euskadi y el Estado español.

Según ha podido verse la pasada semana, tanta noble argumentación tiene como núcleo algo mucho más prosaico: las grandes ventajas económicas que procura al País Vasco (y a Navarra) frente a otras regiones españolas. Por algo Mas lanzó el procés en 2012 al rechazar Rajoy un Pacto Fiscal émulo del Concierto vasco. El Concierto como tal representa un coste asumible, al eximir a las antiguas "provincias exentas" de su contribución al fondo de solidaridad interterritorial, con la adicional primera de la Constitución como coartada. El grueso del problema concierne a la valoración de los servicios prestados por el Estado en Euskadi, y viceversa, y a la estimación del IVA. Ángel de la Fuente habla de 4.500 millones de euros transferidos así a los países exforales. Por algo se habla de "negociar" el cupo, y no de "calcular" el cupo. Y aquí el PNV siempre se vende caro.

Existiría una excusa razonable ahora para haber mantenido la situación en el nuevo cupo: no hacer mudanza en tiempos difíciles. Pero es que las cifras la han agravado, con tal de ganarse al PNV. ¿Consecuencias? De entrada será imposible toda racionalización territorial, desde una financiación asimétrica radicalmente injusta. Y más aun si Rajoy acaba cediendo al Pacto Fiscal con Cataluña. Las declaraciones de Iceta sobre la Deuda catalana y el voto del PSOE al cupo en las Cortes anticipan lo peor. Curiosa izquierda que con Podemos avala así la injusticia.

El malo de la película es entonces quien defiende el interés general. No es bastante con que Ciudadanos no arañe voto alguno en Euskadi. Hay que satanizarle y convertirle (Sánchez, Iceta, señora que insulta) en enemigo principal para Cataluña. Penoso espectáculo.