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La mitad de los caladeros en el oeste de Sudamérica y en África Occidental están sobreexplotados

La FAO publica la evaluación global más detallada hasta el momento sobre los recursos pesqueros y reclama a los países rezagados en sostenibilidad mayor inversión en gestión de datos y controles

Pesca
Ana Puentes

Nunca en la historia se habían tenido datos tan detallados sobre la sostenibilidad de la pesca marítima en el mundo. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ha publicado este miércoles, en el marco de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Océanos 2025 en Niza, el informe sobre el estado de los recursos pesqueros mundiales y ha resaltado que, en general, el 64,5% de las poblaciones marinas se explotan a niveles sostenibles y que el 35,5% restante están sobreexplotadas. No obstante, las noticias no son buenas para todas las 18 regiones que monitorea la FAO. En el área de los mares Mediterráneo y Negro las poblaciones sobrexplotadas alcanzan el 64,9%, en la costa oeste de Sudamérica la tasa es del 53,6% y en la costa oeste de África, del 52,6%.

Esta es una carrera contra el tiempo. El informe advierte ―a partir de un análisis de la sobreexplotación desde 1974― de que la sobrepesca aumenta, de media, un 1% cada año. Las causas varían según la región. En África Occidental, por ejemplo, la pesca ilegal y la sobrepesca están presionando los recursos locales que, además, también están siendo afectados por el cambio climático, alerta la FAO. Por eso, la organización advierte de que si los países rezagados en sostenibilidad no invierten lo suficiente en gestión de datos y controles, será imposible cumplir la meta de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de reglamentar eficazmente la explotación pesquera para el año 2030.

La sostenibilidad en la pesca es clave no solo para mantener la biodiversidad marina, sino para garantizar la seguridad alimentaria de millones de personas. Por otra parte, esta actividad es un sustento clave para comunidades costeras: al menos 600 millones de personas en el mundo dependen del sector de alimentos acuáticos, según datos de la FAO. La sostenibilidad, además, es rentable. De acuerdo con el informe, cuando la pesca se gestiona adecuadamente, “las poblaciones se mantienen constantemente cerca de los niveles de abundancia que permiten obtener el rendimiento máximo de forma sostenible”.

Cada dos años, a través del informe SOFÍA, la FAO reporta, de forma más resumida, el estado mundial de la pesca y la acuicultura. Adicionalmente, la organización lanza cada década un documento mucho más completo: el Examen del estado de los recursos pesqueros marinos mundiales. La última vez que se publicó uno de este tipo fue en 2011, cuando se analizaron 584 poblaciones de peces. El nuevo, con datos de 2021, se ha hecho a partir de 2.570 poblaciones de peces y de un proceso participativo con 650 expertos que representan a 92 países y 200 organizaciones. Por eso, la FAO destaca que el informe 2025 “ofrece la imagen más completa, fiable y participativa de la situación de los recursos pesqueros a nivel mundial”.

Manuel Barange, director de la División de Pesca y Acuicultura de la FAO, resalta que el mercado de la pesca, en comparación con otras fuentes de proteína animal, es sostenible. Si se analizan los porcentajes desde el enfoque de desembarques pesqueros ―el volumen de pescado que finalmente llega a tierra― se tiene que el 77,2% del producto viene de poblaciones biológicamente sostenibles. Y, si se ve el porcentaje desde el punto de vista de los bancos de peces se ve que, a nivel mundial, los datos de sobreexplotación del informe lanzado este miércoles no dista mucho del que arrojó el SOFÍA de 2024. Pero, Barange anticipa de que las desigualdades y alertas se detectan en algunas de las áreas que delimita y estudia la FAO.

“Hay regiones donde la pesquería es cada vez más sostenible”, sostiene Barange en una entrevista telefónica desde Niza. En el Antártico, la sostenibilidad pesquera es del 100% y en zonas como el Pacífico Noreste, en las costas de la frontera entre EE UU y Canadá, es del 92,7% o como el Pacífico Sudoeste, que rodea a Nueva Zelanda, es del 85,5%. Esto, de acuerdo con la FAO, se ha conseguido gracias a la inversión a largo plazo en gestión de datos y a marcos de control sólidos.

En contraste, otras regiones tienen niveles más bajos de sostenibilidad. Es el caso del área 87, la del Pacífico Sudeste, que se extiende desde Colombia hasta Chile y en la que la pesca sostenible es de apenas el 46,4% y la sobreexplotación alcanza el 53,6%. Del área 87 salieron, en 2021, 10 millones de toneladas de producto, lo que la convierte en una de las zonas más productivas del mundo. La FAO alerta de que la alta demanda de especies de valor comercial que se dan en estas aguas ha incrementado la actividad pesquera y exige mayores controles para garantizar la sostenibilidad. Por ejemplo, en el año 2000 se capturaron 128.000 toneladas de calamar gigante y, en 2014, se alcanzó un pico 1,5 millones de toneladas.

También ocurre en el área 34, en el Atlántico Centro-Este, que abarca las aguas frente a la costa oeste africana, de donde más de 400.000 embarcaciones sacaron 5,2 toneladas de producto en 2021. Allí, el 47,4% de las poblaciones de peces analizadas se pescan sosteniblemente y el 52,6% están en sobreexplotación. La FAO reconoce de que en el área 34 la pesca ilegal y el cambio climático son algunos de los factores que merman los bancos locales de peces. Hace un mes, la ONG Environmental Justice Foundation publicó un informe en el que señala a la pesca industrial como la principal responsable de la sobrepesca que, a su vez, ha desplazado a los pescadores artesanales. La ONG también advirtió de que la gestión del sector y la falta de transparencia empeoraban el panorama. De ahí que la FAO considere esencial “reforzar los sistemas regionales de seguimiento y control para garantizar el cumplimiento de la normativa”. La organización también recomienda “un mayor diálogo científico y político entre los Estados miembros puede mejorar y reforzar la responsabilidad compartida”.

No se puede gestionar sin información de lo que se pesca y de cuánto se pesca
Manuel Barange, director de la División de Pesca y Acuicultura de la FAO

“Lo que vemos en estos lugares”, explica Barange, “es que no hay suficiente disposición política para gestionar los recursos”. “Son países donde sin infraestructura para recoger información o hacer control y donde tampoco hay voluntad política para establecerla. No se puede gestionar sin información de lo que se pesca y de cuánto se pesca”, agrega el experto.

Mejorar es posible, sostiene Barange y cita el ejemplo del área 37, que corresponde a los mares Mediterráneo y Negro. Aunque allí solo el 35,1% de las poblaciones son pescadas de forma sostenible y el 64,5% restante están en sobreexplotación, ha habido voluntad política de los países para mejorar la recopilación de datos, la capacidad técnica y científica y el monitoreo. “En los últimos diez años se ha reducido el volumen de pesca en un 30%. Como resultado, vemos que la biomasa de peces subió un 15% en la última década”, resalta. Eso sí, ver los resultados en los índices de sostenibilidad podría tomar al menos una década.

El Objetivo de Desarrollo Sostenible menos financiado

La sobrepesca aumenta un 1% cada año y, aunque según Barange, la mayoría del deterioro ocurrió entre los años 70 y 80 y, recientemente, se experimenta una estabilización, el reto ahora es trabajar para que la caída de la sostenibilidad sea cada vez menor.

Pese a esto, el ODS 14, relacionado con la Vida Marina, es el que menos financiación recibe. “Los países no le dan la misma prioridad a ese ODS que sí le dan a otros. El problema es que la sostenibilidad pesquera solo puede construirse desde la inversión”, reconoce.

La FAO, en su informe de 2025, reclama a los países invertir en sistema de recopilación de datos, mejorar la capacidad técnica y aumentar los controles. En el caso de los países de medianos y bajos ingresos, reconoce Barange, habría que explorar financiación a través de bancos de desarrollo u otras alternativas. “Pero también debe haber una voluntad política de pedirlo”, insiste el experto, “la FAO, por ejemplo ayuda a los países que quieran regular la pesca o a los que requieran científicos para recoger datos. Solo tienen que pedirlo y la FAO está dispuesta a asumir el coste”.

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Sobre la firma

Ana Puentes
Periodista colombiana en la sección Planeta Futuro. Antes, trabajó en El Tiempo (Colombia), donde cubrió Bogotá y temas de ciclismo urbano. En EL PAÍS también escribió en la sección Madrid y en la delegación de Colombia. Es máster de Periodismo UAM - EL PAÍS e integrante de la Red LATAM de Jóvenes Periodistas.
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