Noche de San Juan 2025
El latido del oleaje era el mismo que sentías en tu pulso y en el de aquella chica que estaba tumbada a tu lado, cogida de la mano mirando las estrellas


Tal vez dentro de mucho tiempo, cuando seas viejo, recordarás lo que sentiste aquella noche. Era la noche de San Juan del 2025. La recordarás muy bien porque acababas de cumplir 17 años y habías sacado una nota alta en el examen de ingreso en la universidad, que entonces se llamaba PAU o algo así, lo que te permitió cumplir gran parte de tus sueños. En la oscuridad de la playa se oían canciones acompañadas de un acordeón y se veían fuegos artificiales de una fiesta lejana. Aquella sensación nunca la has olvidado. Estabas tumbado en la arena. Las olas batían la playa de forma rítmica, con una cadencia muy medida. Por un momento, sin saber por qué, empezaste a acompasar de forma inconsciente el sonido del mar con tu propia respiración como si nacieran de un mismo y único impulso. En tus pulmones penetraba una brisa marina cargada de sal que traía los gritos de placer de unos niños que saltaban las hogueras a través de las llamas. En efecto, el mar respiraba contigo, el latido del oleaje era el mismo que sentías en tu pulso y en el de aquella chica que estaba tumbada a tu lado, cogida de la mano mirando las estrellas. Te preguntarás qué habrá sido de ella. Al salir de la universidad pensaste que te ibas a comer el mundo. La vida te llevó por varios caminos, con éxitos y fracasos. Te hiciste mayor. Los sueños de juventud se fueron acomodando al lento e inexorable declive de tu cuerpo. Llegaste a viejo.
Acabas de cumplir 85 años. Echas la vista atrás y no recuerdas qué políticos había entonces, quién mandaba, quién aspiraba a mandar, quién reinaba o había dejado de reinar, en qué oscuros y cenagosos callejones estaba metida la política; en cambio, seguro que recordarás las risas que traía la brisa marina aquella noche de san Juan del 2025, recién cumplidos los 17 años, en una playa llena de fuegos y de músicas. Fue cuando el mar te enseñó a unir tu respiración a la de todo el universo junto al primer amor, aquella chica que en la oscuridad te besaba con los labios salados.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Sobre la firma
