Los esclavos
La conciencia humana ha comenzado a escaparse por las yemas de los dedos y fuera del cuerpo está adquiriendo una sustancia tecnológica


Hoy la bioquímica es la única teología. Después de todo qué somos usted y yo sino un conglomerado de carbono, hidrógeno, oxígeno y nitrógeno del que ha surgido la figura de un Dios omnipotente creado a nuestra imagen y semejanza. Sucede que estos cuatro bioelementos cada día tienen menos importancia frente al enjambre de la electrónica que envuelve el alma humana, sin el cual la vida ya sería insoportable. Nuestro carbono frente al silicio del que se alimentan los robots, esta es la verdadera dialéctica. Robot significa esclavo en el idioma checo, de donde procede el vocablo. Estos esclavos hoy todavía cumplen órdenes y contestan con cierta humildad a las preguntas que les formula hasta el más idiota. Pero la inteligencia artificial va a permitir que un día los robots tomen nuestra conciencia y entre ellos se levante en armas un Espartaco metálico y entonces la lucha por la vida consistirá en defender a ultranza esa parte de carbono orgánico que somos todavía. De la aleación de carbono, hidrógeno, oxígeno y nitrógeno se ha servido el cerebro para crear la idea de inmortalidad en el paraíso o en el infierno; de esos cuatro bioelementos se compone el miedo, la culpa y la crueldad unida al instinto de supervivencia, pero también la belleza de Apolo, la armonía de los números que descubrió Pitágoras y los versos de amor que le debemos a Safo. La conciencia humana ha comenzado a escaparse por las yemas de los dedos y fuera del cuerpo está adquiriendo una sustancia tecnológica. También los robots podrán usar una aplicación que les conecte con su antigua memoria carbónica y entonces un profeta de titanio surgido entre ellos empezará a escribir de nuevo: en el principio era el Verbo y el espíritu de Dios flotaba sobre las aguas. En ese tiempo serán los berberechos gigantes sentados en las terrazas a la hora del aperitivo los que llamen al camarero.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Sobre la firma

Más información
Archivado En
Últimas noticias
Kylian Mbappé no puede librar ni contra el Talavera: “Ha sido decisivo, por eso lo dejamos en el campo”
El Baskonia sigue fuerte en el Buesa y suma una victoria de prestigio ante AS Monaco
Muere Hans van Manen, coreógrafo y maestro de la danza contemporánea, a los 93 años
Petro reconoce por primera vez que Maduro es un “dictador”
Lo más visto
- La población de pumas de la Patagonia se dispara gracias a una presa inesperada: los pingüinos
- El Supremo ordena al ex fiscal general el pago de la multa y la indemnización a la pareja de Ayuso que le impuso al condenarle
- El Gobierno de Mazón pagó 107 millones de euros más a Ribera Salud al aumentar su aportación por ciudadano
- Elon Musk, más cerca de ser el primer hombre en alcanzar una fortuna de un billón de dólares
- Víctor Manuel, músico: “El capital tiene que rectificar, nunca pensé que fueran a ser tan voraces”






























































