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Un diplomático italiano en Sarajevo durante la guerra confirma que su país investigó y cortó los ‘safaris humanos’

Un periodista croata se une a la investigación de la Fiscalía de Milán con una denuncia en la que acusa al actual presidente serbio, Aleksandar Vucic, de participar en el tiroteo a civiles en Bosnia

Ciudadanos de Sarajevo, Bosnia, se protegen de los disparos de francotiradores tras un carro de combate de las fuerzas de la ONU
Íñigo Domínguez

El que fuera número dos de la misión diplomática de Italia en Sarajevo durante la guerra de Bosnia-Herzegovina en los años noventa y luego primer embajador de este país en Kosovo, Michael Giffoni, ha confirmado este jueves en una entrevista la existencia de los llamados safaris humanos en la capital bosnia. Italianos y otros extranjeros que viajaban hasta allí para hacer de francotiradores de fin de semana durante el asedio de la ciudad, pagando por disparar a civiles. Era un fenómeno hasta ahora oculto que ha salido a la luz este mes, cuando la Fiscalía de Milán ha abierto una investigación sobre los italianos que participaban en estos siniestros viajes, tras recibir una denuncia del escritor Ezio Gavazzeni, que ha recopilado información del caso durante años.

Giffoni, que luego fue jefe del equipo de los Balcanes de Javier Solana cuando era Alto Representante de la UE para Política Exterior, ha confirmado un detalle crucial: que funcionarios de inteligencia bosnios informaron a Italia de esta práctica y el SISMI, los servicios secretos italianos, abrieron una investigación y la cortaron de raíz en marzo de 1994. Es decir, que en Italia podría haber archivos oficiales con más información sobre el asunto.

Las declaraciones de Giffoni al diario La Repubblica suponen la primera confirmación de estos hechos de un miembro de las instituciones italianas y dan validez a uno de los indicios más sólidos de la investigación, las afirmaciones de Edin Subasic, exagente de los servicios secretos bosnios. Subasic confirmó a EL PAÍS que tuvieron la primera noticia fiable de esta macabra actividad al interrogar a un prisionero serbo-bosnio. Entonces informaron al SISMI, que al cabo de unos meses les comunicó que el asunto ya estaba cerrado. Las fuerzas de seguridad italianas habían descubierto la ruta por la que llegaban estos turistas de la guerra ―en avión de Trieste a Belgrado y luego por tierra hasta Sarajevo― y la habían interrumpido. “Subasic no se inventa nada”, ha dicho Giffoni.

“Recuerdo, con una cierta emoción, cuando llegué a Sarajevo a finales de 1994. Enseguida me dijeron: ‘Allí hacen safaris’. Llegaban montones de ricos de todas partes. Cazadores y también empresarios. Militares o paramilitares, que en aquel conflicto eran poderosos, les llevaban a las colinas y ellos les pagaban. Luego se hizo todo más claro”, ha relatado Giffoni. Se refiere al momento en que la inteligencia bosnia avisó al SISMI. Además, afirma, la información también fue corroborada por el superior de Subasic, otro nombre para incorporar a la investigación: Mustafa Hajrulahovic, llamado Talijan, el Italiano, con quien la delegación italiana tenía buenas relaciones.

Esto ocurrió en 1994, y Giffoni añade que al cabo de algunos meses “desde Roma” informaron a los agentes bosnios “que la pista había sido explorada, que habían identificado a quien lo organizaba y la cosa había sido cerrada”. “Aseguraron que al menos desde Italia el flujo se había parado”, concluye. El exdiplomático afirma que no volvieron a oír hablar del tema y nunca supieron de la identidad de estas personas. “Si hubiéramos tenido un nombre, los habríamos perseguido, la noticia nos turbó mucho”, sostiene.

La entrevista a Giffoni no ha sido la única novedad del día en este caso. La otra es la denuncia que el periodista de investigación croata Domagoj Margetic ha presentado en la Fiscalía de Milán, en la que acusa al actual presidente de Serbia, Aleksandar Vucic, de haber participado en los safaris humanos.

Según ha explicado el reportero en redes sociales, Vucic, que entonces era secretario general del Partido Radical serbio (SRS), habría tomado parte en la guerra como voluntario entre 1992 y 1993, y en el asedio a Sarajevo estuvo en las posiciones de las milicias serbo-bosnias en el cementerio judío. Según Margetic, este punto precisamente era uno de aquellos a los que se llevaba a los llamados turistas de la guerra a disparar a cambio de dinero.

Vucic, por su parte, lo ha negado: “Nunca he matado ni herido a nadie ni he hecho algo parecido. Han mentido sobre mí como francotirador en Sarajevo durante 10, 20 años, y siguen mintiendo”, ha informado la agencia EFE.

El actual líder serbio, sostiene el denunciante, era un integrante del grupo paramilitar de Slavko Aleksic, y su presencia en el lugar ha sido confirmada, añade, por varios testimonios en los procesos por crímenes de guerra del Tribunal Penal Internacional (TPI) de la antigua Yugoslavia. Entre ellos, asegura, el de Vojislav Seselj, fundador del partido de Vucic y su superior en esos años de la guerra. Seselj, que fue condenado a diez años de cárcel por el tribunal de La Haya, apareció entonces en la televisión serbia disparando como francotirador en Sarajevo, según artículos de la prensa italiana de 1995 que han sido recordados estos días, y derribó ante las cámaras a un transeúnte.

Según este periodista, el propio Vucic reconoció en una ocasión su presencia en Sarajevo en una entrevista en la que, asegura, pronunció estas palabras: “Cuando empezó la guerra en Bosnia fui a Sarajevo y me alisté como voluntario. Pasé un poco de tiempo en el cementerio judío”.

Este reportero croata mantiene que Vucic era una de las personas que “proporcionaban logística” a los francotiradores extranjeros e incluso a veces les acompañaba de Belgrado a Sarajevo. Ha publicado un video ya conocido, grabado en la guerra en el cementerio judío, en el que aparecen Sesejl y Vucic. En su opinión, el actual presidente serbio evitaba las cámaras porque llevaba un rifle en la mano. Vucic siempre ha sostenido que era un paraguas. “¿Quién lleva un paraguas? Si fuera así no huiría de las cámaras ni intentaría esconder el paraguas”, ha escrito Margetic en su cuenta de Instagram. En su réplica a las acusaciones, Vucic lo ha negado aunque esta vez ha dicho que lo que tenía en la mano era un trípode de cámara. “¡Qué vergüenza! No hay palabra que no hayan dicho para presentarme como un monstruo, un asesino frío”, ha declarado.

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Sobre la firma

Íñigo Domínguez
Corresponsal en Roma desde 2024. Antes lo fue de 2001 a 2015, año en que se trasladó a Madrid y comenzó a trabajar en EL PAÍS. Es autor de cuatro libros sobre la mafia, viajes y reportajes.
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