La historia de Zhan Wenlian, la primera mujer criogenizada en China, revive en las redes sociales
Un reportaje sobre el viudo de la mujer, enferma de cáncer, reabre el debate sobre esta técnica sin aval científico


La criogenia, una práctica poco extendida y sin aval científico, ha vuelto al centro del debate público en China tras la publicación de un reportaje en el semanario Southern Weekly a principios de noviembre que reconstruye el primer caso de criogenización en el país, en 2017. Ocho años después, la historia de la familia de la paciente fallecida y posteriormente criogenizada ha reabierto la polémica y generado una acalorada conversación en redes sociales sobre los límites de la ciencia y la tecnología. Los mensajes se centran en los dilemas éticos, legales y emocionales de la decisión del viudo, quien aún mantiene la esperanza de reanimar a su difunta esposa en un futuro.
Zhan Wenlian, una mujer de 48 años de la provincia china de Shandong, murió en mayo de 2017 a causa de un cáncer de pulmón en fase terminal diagnosticado dos años antes. Cuando los médicos confirmaron que la enfermedad había entrado en una fase irreversible, su marido, Gui Junmin, decidió recurrir a la criopreservación y acordó conservar el cuerpo de su esposa tras su fallecimiento con esta técnica experimental.
Según reconstruye Southern Weekly, Gui, ahora de 57 años, conoció de la existencia de la criónica durante el último ingreso hospitalario de su mujer, cuando encontró un folleto del Instituto de Ciencias de la Vida Yinfeng, una entidad privada que entonces comenzaba a colaborar con el Hospital Qilu de la Universidad de Shandong en ensayos preliminares de conservación a temperaturas muy bajas. Entonces, ofrecía procedimientos gratuitos a los primeros voluntarios.
Tras informarse sobre esta técnica, Gui firmó con el instituto un acuerdo de 30 años para la preservación de los restos de Zhang. Tras su muerte clínica, el centro activó el protocolo previsto y trasladó su cuerpo a un depósito de nitrógeno líquido, donde se mantiene desde entonces a unos -196 ºC.
La criogenización de Zhan no era un caso desconocido en China. Del propio proceso informó la agencia Xinhua en agosto de 2017, cuando el instituto Yinfeng anunció que había completado por primera vez en el país la conservación integral de un cuerpo humano a gélidas temperaturas. Años más tarde, en 2021, varios medios locales recogieron que Gui había rehecho parcialmente su vida personal con una mujer llamada Wang Chuxia. Entonces, Gui afirmó a The Paper que su nueva pareja ―a la que describió como “solo una compañera”― debía “entender y aceptar su apego a la relación anterior”.
Sin embargo, el exhaustivo reportaje de Southern Weekly ha vuelto a poner el asunto en el foco mediático. El artículo describe que la convicción de Gui de que su mujer reviviría se convirtió en el eje de su duelo. Durante los dos primeros años tras su fallecimiento, el viudo apenas salió de casa y se repetía que Zhan “solo estaba dormida” y despertaría cuando la ciencia encontrara una cura contra el cáncer. Su hijo también le apoyó en su decisión, que tuvo no obstante en contra a la familia de la difunta.
Parte del intenso debate que se ha generado en Weibo (el Twitter chino, donde acumula alrededor de siete millones de comentarios) desde la publicación del texto el pasado 7 de noviembre se debe a las nuevas declaraciones de Gui sobre la relación con su actual pareja. El viudo afirma que Wang “no ha entrado todavía en su corazón” y que su vínculo tiene un carácter “más bien pragmático”.
Algunos usuarios consideran sus comentarios como desconsiderados hacia Wang, mientras otros sostienen que tener a otra persona en su vida resulta contradictorio con la imagen de devoción hacia Zhan que proyectó cuando decidió criogenizar su cuerpo. Miles de usuarios se preguntan también sobre el marco legal de la criogenización: ¿Debe considerarse una persona criopreservada muerta a efectos civiles? ¿Qué ocurriría si un día se lograra su reanimación? ¿Está Gui en una relación poliamorosa?
En cualquier caso, la ciencia no avanza al ritmo que Gui y su hijo soñaban. En la actualidad, solo se ha logrado congelar y revivir estructuras microscópicas, nunca órganos completos. No existe ningún caso documentado, en ningún país del mundo, de una reanimación humana tras un proceso de criopreservación. El coste es, además, estratosférico. Solo los materiales empleados en una operación de ese tipo superan los 25.000 euros al cambio, a los que se suman otros 5.000 euros anuales de mantenimiento, según los medios chinos.
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