El cierre del Gobierno en Estados Unidos bate su récord histórico sin visos de acuerdo entre demócratas y republicanos
Los efectos del cerrojazo al gasto público se agravan en los aeropuertos, mientras Trump dice que solo pagará la mitad del dinero de los cupones de alimentos


La casualidad quiso que el actual cierre del Gobierno de Estados Unidos pulverizara su marca histórica este martes a eso de las 21:00 (hora de la Costa Este), cuando cerraron los colegios electorales en la ciudad de Nueva York, y mientras esta se disponía a elegir al primer alcalde socialista y musulmán de su historia, Zohran Mamdani.
La elección de Mamdani, como el prologando pulso a Donald Trump en la pelea por la financiación pública, obedecen al mismo intento del Partido Demócrata de presentarse ante sus electores como algo más que una formación derrotada por Donald Trump en las últimas elecciones presidenciales. De esa victoria, este miércoles se cumple un año.
El récord anterior correspondía al último shutdown. Duró 35 días, empezó el 22 de diciembre de 2018 por una disputa por la financiación del muro que Trump quería construir en la frontera con México y se resolvió en torno a las 21:00 del 25 de enero de 2019. Así que el presidente era el mismo, pero, a diferencia del de ahora, aquel Congreso estuvo en receso mientras se renovaba para reflejar los resultados electorales de las elecciones de medio mandato de 2018, en las que los demócratas recuperaron el control de la Cámara de Representantes, dos años después del triunfo por sorpresa de Trump frente a Hillary Clinton.
Esta vez, el Senado ha permanecido activo. No así la Cámara, cuyo líder, el speaker republicano Mike Johnson, mandó a hibernar antes del inicio del cierre del 1 de octubre por un cálculo político. La Cámara Alta ha votado 14 veces para ver si suficientes demócratas decidían cambiar como para llegar a la mayoría cualificada de 60 escaños que necesitaban los republicanos para reabrir el Gobierno. La última votación llegó este martes, y arrojó un resultado similar a las 13 anteriores.

Tiene sentido: los desacuerdos siguen siendo los mismos que al principio. Los demócratas no se fían de sus adversarios, y no apoyarán sus planes hasta no tener la garantía de que ciertos subsidios de Obamacare, plan de ayudas de salud para quienes no pueden pagarse la cobertura que solo dan los seguros privados, no desaparecerán con el nuevo año. También exigen que no entren en vigor los recortes a Medicaid, una especie de seguridad social para las clases bajas, que los republicanos lograron aprobar en verano como parte de la megarreforma fiscal de Trump, la Ley Grande y Hermosa.
Los republicanos acusan a sus rivales de querer ofrecer sanidad gratis a los ciudadanos indocumentados, pese a que la ley lo prohíbe, así como de pretender que el dinero de los contribuyentes se emplee en “procedimientos de mutilación de género”, otra falacia.
Negociaciones en marcha
Según informan los medios estadounidenses, las negociaciones para propiciar el fin del cerrojazo se han centrado en los últimos días en acordar un paquete de financiación que permita a los demócratas votar de forma independiente una prórroga de las subvenciones del Obamacare. El acuerdo también incluiría un pacto para financiar las principales agencias del Gobierno federal hasta septiembre del próximo año.
Entre tanto, las consecuencias del cierre del Gobierno se han agravado con el pasar de los días. Unos 750.000 empleados federales están suspendidos de empleo y sueldo. Los que desempeñan trabajos considerados “esenciales” tienen que seguir cumpliendo con sus obligaciones, pero sin cobrar, y la Administración de Trump ha dejado caer que no está garantizado lo que tradicionalmente sí lo estaba: que unos y otros funcionarios cobrarán sus nóminas atrasadas cuando se vuelva a abrir el grifo del dinero público.
Este martes, la portavoz de la Casa Blanca desaprovechó la oportunidad de tranquilizar a esos empleados públicos, miles de los cuales se han visto obligados a acudir a los bancos de alimentos para llenar la despensa. Fue cuando Karoline Leavutt dijo en su conferencia de prensa que eso dependerá del acuerdo al que el Gobierno llegue con los demócratas.

El fin de semana pasado la situación en los aeropuertos se agravó considerablemente, con aeródromos que acumularon retrasos medios de hasta cinco horas debido a la escasez de controladores y de personal de tierra. Aunque la peor parte se la están llevando lo 42 millones de estadounidenses que dependen de los cupones de alimentos a través de un programa llamado SNAP.
Después de que Trump, que sí ha encontrado el dinero para pagar a los militares, dijera que no pensaba cumplir con las promesas de SNAP, dos jueces federales obligaron a la Administración a hacerlo el viernes pasado. Este martes, el presidente de Estados Unidos, decidido a infligir el mayor daño posible a los votantes demócratas con el shutdown, anunció que su Administración solo va a pagar la mitad del dinero correspondiente a esos cupones.
El presidente de Estados Unidos ha invitado este miércoles a los senadores republicanos a un desayuno en la Casa Blanca. Todo indica que aprovechará la oportunidad para presionarles para que apoyen la abolición del filibusterismo parlamentario, que obliga a tomar las decisiones de calado en el Capitolio por 60 votos. El líder de la mayoría en la Cámara Alta, John Thune, considera que pulsar ese “botón nuclear” sería perjudicial para ellos cuando los demócratas recuperen el control del Senado, tal vez en las elecciones del próximo año.
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