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Andrej Babis, el ‘Trump checo’, parte como favorito en las legislativas de Chequia

El magnate populista tiene opciones de volver a gobernar tras las elecciones de este viernes y sábado pero dependerá de extremistas prorrusos y antieuropeos

Andrej Babis
Gloria Rodríguez-Pina

El multimillonario Andrej Babis, conocido como el Trump checo por sus negocios y su estilo populista, tiene muchas opciones de volver al poder como primer ministro en un segundo mandato, como su modelo estadounidense. El magnate parte como favorito en las elecciones legislativas que se iniciaron este viernes y se cierran este sábado en Chequia, con un 30% de apoyos en las encuestas, 10 puntos por delante de la coalición de centro-derecha SPOLU que lidera Petr Fiala. Que pueda gobernar dependerá sin embargo de los apoyos que cosechen sus posibles socios, partidos extremistas prorrusos y antieuropeos, tanto de ultraderecha como de izquierda radical.

La primera legislatura de Babis, entre 2017 y 2021, estuvo marcada por la pandemia de covid, pero también por grandes protestas y denuncias por presunto fraude y conflicto de intereses por sus actividades como empresario y político. El dueño de Agrofert, un conglomerado agrícola y químico que domina ese mercado en Chequia —y es un actor destacado en otros países como Hungría—, todavía tiene casos judiciales pendientes por el uso de las subvenciones europeas que reciben sus empresas. La investigación periodística de los Papeles de Pandora reveló además que financió la compra, en 2009, de propiedades en el sur de Francia, incluido un castillo, con dinero de empresas en paraísos fiscales.

La Alianza de Ciudadanos Descontentos (ANO, que significa “sí” en checo) quedó primera en los comicios de 2021, pero no logró la mayoría parlamentaria necesaria para gobernar. Sus potenciales aliados no lograron superar entonces el umbral del 5% de votos mínimo para tener representación en la Cámara baja.

Para las elecciones de este año, estos partidos se han unido a otros de su cuerda en listas conjuntas, lo que les facilita llegar al Parlamento. De un lado, en la ultraderecha, está el SPD, que agrupa al partido Libertad y Democracia Directa con otras formaciones igualmente xenófobas, antieuropeas y prorrusas. En el otro, Stacilo! (¡Basta!) —la extrema izquierda liderada por el partido comunista, el último de estas características que queda en esta parte de Europa—, que coinciden con los otros en sus posiciones soberanistas, euroescépticas y cercanas a Moscú. Unos promulgan la salida del país de la OTAN y la UE. Otros, en un intento de moderación, proponen que los ciudadanos lo decidan en un referéndum. Completa el panorama el partido Automovilistas, contrario al Pacto Verde y las políticas energéticas europeas.

Babis ha asegurado que no pactará con los comunistas, pero si algo define al ex primer ministro, según varios analistas, es su capacidad para cambiar de opinión según convenga, y para defender una cosa y la contraria.

Ideológicamente, ilustra Petr Just, jefe del departamento de Ciencias Políticas de la Universidad Metropolitana de Praga, Babis “ha estado en todas partes”, desde posturas liberales más progresistas en sus inicios hasta la derecha más conservadora ahora. “Es un pragmático flexible, que depende de la opinión pública”, explica en conversación telefónica. “No logramos de él mensajes claros en muchos asuntos”, añade.

En campaña ha prometido que bajará impuestos, rebajará la edad de jubilación y a la vez, subirá las pensiones y dará ayudas sociales a distintos colectivos, como las madres. También ha dejado claro su rechazo a la inmigración y a las políticas verdes, y ha llamado a “derrotar a los ecologistas enloquecidos, al partido popular y a los socialistas que hacen todo lo posible por destruir Europa”.

Doble postura sobre la UE

En casa clama contra “los dictados de Bruselas”, pero los expertos creen que tendrá una postura más pragmática si se sienta en la mesa del Consejo Europeo, más al estilo del primer ministro eslovaco, Robert Fico, que del húngaro, Viktor Orbán. Como dice el diplomático checo Petr Kolar, “en algunos aspectos se inspira en Orbán y le admira, pero no quiere que le perciban como problemático en Bruselas”. Sus negocios dependen en buena parte de las ayudas europeas y sobre todo, del acceso al mercado común.

Aunque Babis ya demostró en su primer mandato su inclinación de controlar la justicia y los medios de comunicación, el exembajador checo en Rusia y Estados Unidos descarta que Chequia se pueda deslizar por la senda iliberal de Hungría o Eslovaquia. En un encuentro online organizado el martes por el think tank polaco Visegrad Insight, subrayó el contrapeso que implica el presidente, el exgeneral Petr Pavel, acérrimo atlantista y europeísta. Aunque los poderes del jefe de Estado son limitados, tiene las prerrogativas del veto legislativo y el nombramiento de los miembros del Gobierno, y ya ha dicho que no avalará a ministros que quieran la salida de la OTAN o la UE. “Además, tenemos dos cámaras y el Senado está relativamente en buenas manos”, siguió Kolar. Chequia cuenta también “con personas con medios económicos que apoyan a los partidos democráticos y a los periodistas independientes”.

“Estas elecciones pueden influir en nuestra posición en la UE y la OTAN, pero no estoy en pánico”, añadió. La campaña de la coalición gobernante, encabezada por Fiala, ha alertado a los votantes del riesgo que representa un Gobierno encabezado por Babis: o una Chequia anclada en la UE, o un país que se dirija hacia el Este si gobierna el magnate, advierten. El ex primer ministro “no actuará como una marioneta del Kremlin”, opina Vlastimil Havlík, politólogo de la Universidad Masaryk de Brno y del Instituto Nacional SYRI. “Yo no diría que es prorruso, pero no sé qué concesiones podría hacer a los comunistas y los radicales, que tienen claros vínculos con Moscú”, apunta por teléfono.

Babis sí es claramente contrario a continuar con la ayuda militar a Ucrania, como algunos de sus socios en el grupo de la Eurocámara Patriotas, donde se integran Fisdesz, de Orbán, el Reagrupamiento Nacional de Marine Le Pen o Vox. Chequia ha liderado la iniciativa internacional para conseguir munición para apoyar al país invadido, pero el político sostiene que el país debe centrarse en los suyos antes que en los ucranios.

Es en esencia el mismo mensaje del America First de los trumpistas y sus sucursales europeas. Como dice Kolar, Babis admira al presidente estadounidense. “Y si Trump da un giro y apoya más a Ucrania, él le seguirá. Él quiere estar del lado de los ganadores”.

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