El primer ministro de Francia, Sébastien Lecornu, busca el apoyo de los socialistas en vísperas de una huelga contra los recortes
Miles de personas se manifestarán este jueves en una huelga convocada por los sindicatos sin que se abra ninguna nueva vía todavía para formar un Gobierno


Una manifestación contra algo o alguien suele ser un problema para esa persona o fenómeno. Pero una protesta sin destinatario concreto, acostumbra a ser el final o el comienzo de un periodo. Este jueves, Francia vuelve a la calle en una huelga que impactará de forma especial en el sector del transporte y de la sanidad. Los paros, en los que se prevé la participación de unas 800.000 personas y solo una semana después de la última movilización, fueron convocados cuando el ex primer ministro François Bayrou anunció en julio su plan de recortes de 44.000 millones de euros. Pero él ya no está y ese proyecto quedó en suspenso. La rabia, el desencanto y el malestar por la parálisis en la que lleva sumido el país desde hace más de un año, sin embargo, permanecen.
El nuevo primer ministro, Sébastien Lecornu, tiene que moverse en ese ambiente de tensión para intentar formar un nuevo Ejecutivo que pueda calmar las aguas. Y el esquema de trabajo está claro: convencer al Partido Socialista (PS) de que apoye o no tumbe su Gobierno haciendo una serie de concesiones compatibles con el resto de socios, especialmente con Los Republicanos (LR). Este miércoles, los líderes del PS se reunieron durante más de dos horas con Lecornu en el Palacio de Matignon. Expusieron sus condiciones y su visión del bloqueo. Pero no fueron capaces de extraer ninguna conclusión clara.
El primer secretario del partido, Olivier Faure, afirmó haber recordado largamente al primer ministro las intenciones del PS, y subrayó que “los franceses deben ver que su vida cambia”. “El primer ministro se mantuvo muy vago sobre sus intenciones”, lamentó. “No tenemos la menor indicación sobre lo que hará y seguimos siendo muy prudentes respecto a lo que podría suceder”. Faure, que quedó “insatisfecho” con la reunión, añadió que indicó al nuevo primer ministro que si estaba “allí para volver a hacer lo mismo que François Bayrou, las mismas causas producirían los mismos efectos”. Es decir, que el PS volvería a censurar su Gobierno.
El Partido Socialista tiene una posición exigente: suspensión de la reforma de las pensiones, creación de un impuesto a las grandes fortunas (conocido como tasa Zucman) y reducción del volumen de recortes previstos hasta 2029. El PS, respaldado por la voz del expresidente François Hollande, plantea una advertencia clara: si Lecornu fracasa en alcanzar un compromiso, “no habrá otra opción que la disolución” de la Asamblea Nacional. En el Elíseo, sin embargo, creen que se trata de un farol.
Lecornu no dio este miércoles respuestas claras. “Por ahora no sabemos nada”, insistió Faure, recordando que el primer ministro seguramente dirá algo al término de sus consultas. “Si nos vuelven a invitar a Matignon, volveremos”.
Los socialistas volverán también a la calle este jueves, cuando se celebrará la huelga y las manifestaciones en toda Francia convocadas por los sindicatos. El ministro del Interior, Bruno Retailleau, anticipa “riesgos importantes para el orden público”, en particular debido a la amenaza de los violentos antisistema de los llamados black blocks en París y en otras ciudades. Unos 80.000 policías y gendarmes, junto con el despliegue de vehículos blindados y cañones de agua, estarán en las calles. Se trata de un dispositivo de la misma magnitud que el del pasado 10 de septiembre, durante la movilización del movimiento Bloqueemos todo.
Las autoridades estiman que la participación, solo una semana después de la última protesta, podría superar las 800.000 personas, frente a las 200.000 contabilizadas por el Ministerio del Interior el miércoles pasado. El lunes ya se habían convocado 40 marchas, y se espera que se sumen más de aquí al jueves.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Sobre la firma
