China pide mantener la “seguridad y la estabilidad” de Oriente Próximo ante el posible cierre del estrecho Ormuz
Washington insta a Pekín a desplegar su influencia para que Irán no cierre el estrecho por el que pasa la cuarta parte del petróleo mundial


Estados Unidos ha instado a China a utilizar su influencia sobre Irán para evitar el cierre del estrecho de Ormuz, un gesto que Teherán sopesa como respuesta directa a los bombardeos estadounidenses sobre tres instalaciones nucleares iraníes durante el fin de semana. La solicitud de mediación, realizada por el secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, durante una entrevista a la cadena de televisión Fox News, subraya la paradoja de la situación: Washington pide ahora la ayuda a Pekín —su rival estratégico en casi todos los frentes— para contener una reacción provocada por sus propias acciones militares. Aunque han evitado referirse a las palabras del republicano, las autoridades chinas han confirmado este lunes que ya han mantenido contactos con sus contrapartes iraníes y han mostrado su disposición a “seguir desempeñando un papel constructivo” para contener la escalada, una frase habitual en el léxico diplomático del gigante asiático.
China es el primer importador mundial de petróleo y el principal comprador de crudo iraní. El portavoz del Ministerio de Exteriores chino Guo Jiakun subrayó este lunes que la seguridad de Oriente Próximo es un asunto de interés global y llamó a redoblar los esfuerzos para evitar que la crisis “afecte aún más al desarrollo económico mundial”. “El golfo Pérsico y sus aguas circundantes son una vía clave para el comercio internacional de mercancías y energía, y preservar [su] seguridad y estabilidad responde al interés común de la comunidad internacional”, aseveró Guo.
“China está dispuesta a reforzar el diálogo con Irán y las partes implicadas”, aseguró este lunes el portavoz gubernamental durante una rueda de prensa rutinaria. Sus declaraciones llegan horas después de que Rubio “animase” al Gobierno chino a “llamar a Irán”. “Dependen en gran medida del estrecho de Ormuz para su petróleo”, argumentó el responsable de la política exterior estadounidense.
Tras el ataque aéreo ordenado por Donald Trump contra las bases de Fordow, Natanz e Isfahán, el Parlamento iraní solicitó el domingo el cierre del estrecho de Ormuz, un corredor marítimo de unos 34 kilómetros de ancho (en su tramo más estrecho) ubicado entre Irán y Omán y que es crucial para el comercio mundial de hidrocarburos. La medida, no obstante, tiene que ser aprobada por el Consejo Supremo de Seguridad Nacional del país. Las implicaciones del eventual bloqueo son enormes a nivel global. Por este paso circula alrededor del 25% del petróleo y el 20% del gas que se consume en todo el mundo, unos 20 millones de barriles diarios. Goldman Sachs y la consultora Rapidan Energy han advertido de que un cierre prolongado podría disparar los precios por encima de los 100 dólares por barril.
3,3 millones de barriles diarios
Irán es el tercer mayor productor de petróleo de la OPEP (solo por detrás de Arabia Saudí e Irak), con una extracción de 3,3 millones de barriles diarios. Según datos de la consultora Kpler, la República Islámica exportó el mes pasado 1,84 millones de barriles diarios, la gran mayoría destinados a China. Cerca de la mitad del crudo que el gigante asiático importa por vía marítima procede del golfo Pérsico, lo que subraya su dependencia energética de la región.
En los últimos años, Pekín ha intensificado su implicación diplomática en Oriente Próximo con el objetivo de reforzar su presencia como actor estable en una región tradicionalmente dominada por la influencia de Washington. China ha cultivado relaciones estratégicas tanto con Irán como con las monarquías del golfo, lo que le ha permitido perfilarse como un interlocutor aceptado por ambas partes. El hito más visible de este acercamiento fue la mediación que culminó con el restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Irán y Arabia Saudí en marzo de 2023, un gesto que consolidó su imagen como potencia capaz de facilitar el diálogo en escenarios de rivalidad regional.
Aunque aún no se ha pronunciado sobre la última escalada del conflicto, la semana pasada, el presidente chino, Xi Jinping, criticó las acciones militares de Israel contra Irán. “Nos oponemos a cualquier acto que vulnere la soberanía, la seguridad y la integridad territorial de otros países”, expresó Xi, quien enfatizó que “el conflicto militar no ofrece una solución”.
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