La alcaide de una cárcel en México, sospechosa de permitir una masacre

Cinco furgonetas llenas de hombres armados se detuvieron el 18 de julio frente a una fiesta en la quinta Italia Inn, en la ciudad de Torreón, México. Sus ocupantes descendieron y comenzaron a disparar. Mataron a 17 personas y dejaron 18 heridos. Las autoridades mexicanas han llegado a la conclusión de que los asesinos eran presos a los que los guardas y la directora de la cárcel, Margarita Rojas Rodríguez, dejaban salir de la prisión por las noches para que cometieran crímenes.

Todos los responsables y empleados del Centro de Readaptación Social No.2 (Cereso) de Gómez Palacio, en el Estado de Durango, están siendo investigados, anunció el domingo por televisión el portavoz de la Procuraduría General de México, Ricardo Nájera. Dos han sido ya detenidos, según Reuters.

A los prisioneros "les permitieron abandonar el recinto y usar vehículos oficiales y armas de los guardas en las ejecuciones que llevaron a cabo", explicó Nájera. Entre sus fechorías, destacan tres masacres que ocurrieron en bares de Torreón en las que perdieron la vida más de 30 personas.

"Los delincuentes cumplían sus ejecuciones como parte de ajustes de cuentas contra integrantes de miembros de bandas vinculadas con la delincuencia organizada. En dichas ejecuciones también asesinaron cobardemente a civiles inocentes", dijo Nájera.

Un vídeo con una ejecución

Días antes de que las autoridades publicaran la investigación a los funcionarios de la cárcel, comenzó a circular en Internet un vídeo con una confesión de un policía de Durango que había caído en manos del cartel de los Zetas.

En el vídeo, el agente confiesa a sus captores que trabaja para un capo de la región y asegura que la directora del penal, Margarita Rojas, permitía la salida de custodios y reos para delinquir. Al final, es ejecutado.

La región conocida como la Laguna, integrada por ciudades de Coahuila y Durango, es disputada por los carteles de Sinaloa y los Zetas, y en los últimos meses se ha convertido en una de las zonas más violentas del país. Más de 26.000 personas han muerto de forma violenta en la guerra entre el Estado y los narcos desde que el presidente Felipe Calderón comenzó la guerra contra el tráfico de drogas en 2006.