Las lluvias dificultan el rescate de las más de cien personas sepultadas por un alud en Bolivia
Declarado zona de desastre nacional el poblado de Chima, donde el deslizamiento de una ladera del cerro Pucaloma sepultó 400 viviendas
Un alud de tierra causado por las fuertes lluvias ha sepultado una población minera del norte de Bolivia y se teme que más de un centenar de personas hayan quedado enterradas en sus casas, aunque, según el portavoz del Gobierno para la provincia de La Paz, Vieska Soto, "aún no es posible confirmar el número". La misma lluvia está dificultando las tareas de rescate.
El desastre ocurrió aproximadamente a las 10.30 horas (16.30 en España) cuando el cerro Pucaloma, de unos 400 metros de altura, se ha precipitado sobre la población. Unas 40.000 toneladas de piedras y lodo han cubierto una anchura de más de cien metros, donde estaban muchas de las viviendas de las 1.200 familias que viven en la población.
Siete horas después del suceso, sólo cuatro cadáveres, entre ellos el de un niño, han sido rescatados de entre los escombros, según ha explicado Ricardo Luna, encargado municipal de la primera evaluación de la tragedia.
"No se ve ningún cuerpo y la desesperación cunde en la población", ha relatado el funcionario tras una inspección a la zona del desastre, donde el gobierno regional ha enviado alimentos como primera ayuda para los damnificados. Según Luna, "es casi imposible buscar los cuerpos de la gente que está desaparecida y el llanto se escucha por todas partes".
Ayuda de España
Los equipos de rescate se dirigen a la remota población de Chima, unos 600 kilómetros al norte de la capital boliviana. Se cree que el equipo llegará por la noche, debido a lo alejado del lugar y al mal estado del camino. La región donde se produjo el deslizamiento pertenece a la zona de Yungas, en las estribaciones boscosas de la cordillera andina del norte de Bolivia, donde los derrumbes de este tipo vienen siendo habituales.
El gobierno central ha declarado el área "zona de desastre nacional" con el fin de destinar recursos del Tesoro General de la Nación para hacer efectiva la ayuda. Estos fondos se complementarán con las aportaciones de países como Estados Unidos, España y Chile, que han ofrecido al presidente de Bolivia, Gonzalo Sánchez de Lozada, su colaboración económica y logística.
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