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Bar Italia: “R.E.M. es un gran ejemplo de cómo hacer música comercial sin que sea una mierda”

Bar Italia era un trío misterioso que editaba discos. Ahora publica su quinto álbum, se supone que el definitivo, y ya sabemos quiénes son

Mariano Ahijado

Bar Italia nacieron con suspense, sin ellos pretenderlo del todo. Este trío formado en el barrio londinense de Peckham empezó a lanzar música en 2020 sin revelar su identidad. No había ninguna intención, no era una pose, simplemente no aparecían en redes ni daban entrevistas porque, decían, no tenían nada que contar. Pero les vino bien. Se creó expectación en Inglaterra, siempre atenta al último que coge una guitarra para hacer una canción pop. Pasado un tiempo les empezó a molestar, se hablaba más del misterio que de su música. Y con su tercer disco se expusieron.

El siguiente trance fue tener que explicar el nombre de la banda. Es el de un bareto en el Soho llamado Bar Italia al que se va después de salir de fiesta. También es el título de una canción de Pulp, aunque ellos no quieren saber nada de la banda de Jarvis Cocker. El caso es que no se hablaba ni de su música ni de ellos, pero a la gente le gustaba lo que hacían: shoegaze, postpunk, lo-fi, grunge… etiquetas que aluden a sonido sucio de guitarras acompañado de letras ambiguas, íntimas. La soledad está presente, las decepciones, la vida. Pero hay luz, ellos tienen luz.

En esta entrevista no se les va a preguntar por sus orígenes ni por su pasado. “Gracias”, dice Nina Cristante, sentada en un hotel en Madrid junto a sus compañeros, los guitarristas Sam Fenton y Jezmi Tarik Fehmi. Bar Italia acaban de editar Some Like It Hot (Matador), un muy buen disco, el quinto de su carrera y el que tiene que hacerlos despegar, como le sucedió a R.E.M., que hasta Document (1987) eran una cosita indie de culto.

“Madre mía, justo iba a decirte R.E.M.”, se sobresalta Fehmi al mencionarles. “¿Habéis escuchado sus primeros discos? Eran malísimos”, se divierte. “Sus letras hablaban del desarme nuclear y cosas así. Eran muy políticos, y no es algo malo, pero había mucha palabrería, casi no se entendían las letras. Las guitarras eran increíbles, eso sí”, dice. “Es un gran ejemplo de cómo pasar a hacer música accesible, más comercial pero sin que sea una mierda. Madurar en tu sonido, hacer algo placentero, es un arte. Cuando una banda consigue eso…”, continúa Fenton. “Lo hemos hablado muchas veces, nuestras mejores canciones son pop”, añade. “Pero bueno, no creo que nos suceda como a R.E.M.”, añade Fehmi. Tampoco están preocupados por hacerse grandes. “¿No nos lo dijeron con el anterior álbum?”, se apresura Cristante. “Sí, pero nadie lo puso en Twitter”, contesta Fenton con sorna.

Estos muchachos se toman la profesión con ligereza. Claro que están entusiasmados de vivir de la música, les gusta tocar, siempre han querido hacerlo, “poder dejar nuestros trabajos normales”, recalca Cristante, pero no sueltan ninguna monserga de superación y merecimiento. “Creo que soy más cínico que nunca. A veces encuentro muy difícil tomarme esto en serio porque es estúpido, tocar la guitarra y cantar cosas. Es bueno seguir enfocando con humor eso a lo que te dedicas. De lo contrario te conviertes en ese tipo de persona que va a una fiesta y habla de sí mismo todo el rato”, insiste Fehmi. “Nos hemos esforzado mucho en este álbum”, le recuerda Cristante. “Sí, pero no se trata de hacer la cosa más intelectual y seria de todos los tiempos. Lo bonito de esta profesión es que mientras trabajas mucho te lo pasas bien. Hacemos rock and roll”, replica Fehmi.

Las canciones están escritas por los tres, pero no a la vez, sino que cada uno llega con su estrofa, luego se ensamblan, y tienen sentido. El que quiera darle cada uno. El disco entero puede leerse como una carta, como el chat de dos personas que se han querido, que han roto, que han vuelto, que tienen que arreglar cosas, que falta algo por demostrar, que a lo mejor un mensajito más consigue que... “No era nuestra intención. Pero hay cosas que uno solo puede entender o percibir en la música cuando está enamorado o cuando sufre desamor. Que tres personas trabajen por su cuenta en las letras puede proporcionar una experiencia universal”, concede Cristante. En el momento de escribir estas canciones, Fehmi estaba pasando por una ruptura. Cada uno vuelca sus pensamientos en el folio, nada resulta muy evidente, no esperen un manual. “El otro día me puse a leer un libro de los setenta que compró mi novia de coña, se llama Cómo ser mejor en las relaciones. Desde la primera página te das cuenta de que escribir eso es la cosa más inútil que puedes hacer”, dice. “Enamorarse es algo increíble, raro y fútil que todos hacemos. Es una locura. Pero es lo mejor”.

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