Empieza la fase preliminar del juicio por estafa a Chiara Ferragni, marcada por su ausencia y dos nuevas acusaciones
La primera vista por el conocido como ‘Pandoro Gate’ se ha aplazado al 4 de noviembre, un escándalo que ha perjudicado la imagen de la ‘influencer’ italiana y todo su imperio empresarial


Chiara Ferragni (Cremona, 38 años) lleva años levantando un imperio multimillonario centrado en su imagen: desde acuerdos con marcas internacionales hasta crear su propia empresa de cosmética y belleza, pasando así de mera influencer italiana a ser una de las creadoras de contenido más conocidas del mundo —con reality en Prime Video incluido—. Pero todo se derrumbó hace dos años, cuando se hizo público el escándalo conocido como Pandoro Gate: la venta de unos bizcochos navideños con falsos fines benéficos que ha terminado con Ferragni a punto de sentarse en el banquillo de los acusados. Este martes 23 de septiembre comenzó la fase preliminar del juicio por estafa, y la primera vista se ha aplazado hasta el próximo 4 de noviembre. Está previsto que la influencer conozca el desenlace de uno de los capítulos más difíciles de su vida en enero —si no hay un acuerdo antes de que termine el juicio—.
Esta cita previa con la justicia estuvo marcada por su ausencia. Solo acudió su abogado, Giuseppe Iannaccone, quien habló ante los medios de comunicación allí presentes: “Está concentrada en el juicio, que es su máxima prioridad. Lo sigue con gran atención y tensión. Estará presente en todas las próximas audiencias”. Ferragni está acusada de haber realizado campañas promocionales engañosas para vender los dulces navideños, induciendo al consumidor a pensar que parte de la recaudación de las ventas iría destinada a obras benéficas, cuando en realidad no era así. En la fase preliminar del martes, dos nuevas asociaciones y una consumidora particular de 76 años se personaron en el tribunal para interponer una demanda civil.
Las autoridades económicas comenzaron a investigar después de que dos asociaciones de consumidores denunciasen a la influencer y le impusieron una multa de un millón de euros por una “práctica comercial incorrecta” al dar a entender que por la compra del pandoro contribuirían a una donación al hospital Regina Margherita de Turín para adquirir una nueva maquinaria para pediatría. El dulce tenía un precio de nueve euros, seis más de lo habitual solo por llevar el logo de Ferragni. Los consumidores aceptaban pagar más por el producto pensando que este dinero se entregaría a una buena causa. Pero la donación al centro fue de 50.000 euros, que además se realizó meses antes de poner a la venta los típicos dulces navideños italianos, cuando la recaudación final fue de más de un millón de euros. La defensa de Ferragni insiste en que no hubo engaño, sino un “error de comunicación”, como ella misma dijo cuando salió al paso de la polémica con un vídeo en sus redes sociales.
En estos meses, ella ha tratado de compensar el daño que sufrió su imagen realizando diversas donaciones a organismos solidarios: por ejemplo, entregó 200.000 euros a una entidad que apoya a las mujeres víctimas de violencia, elegida de común acuerdo con las asociaciones que la habían demandado, con el objetivo de que estos le retiraran la denuncia. El total de sus donaciones en los últimos dos años asciende a tres millones de euros entre varias organizaciones. La primera de ellas fue en diciembre de 2023, cuando aseguró que iba a donar un millón de euros al hospital al que tendría que haber llegado todo el dinero recaudado.

La primera vista ha sido aplazada al 4 de noviembre, cuando los jueces tendrán que decidir si admiten a las partes civiles en la causa o no. Si no se llega a un acuerdo entre las partes, la última audiencia está prevista para el 14 de enero de 2026.
Desde que estalló el escándalo, Ferragni ha perdido 1,5 millones de seguidores en Instagam, donde actualmente acumula 28,2 millones. También se vio obligada a despedir a empleados de sus empresas después de que la facturación cayese en el ejercicio de 2024. Y la polémica también ha afectado a su vida personal. “Me dejaron de un día para otro en un periodo de dificultad, cuando luchaba por levantarme de la cama. He oído decir que lo había echado de casa, pero nunca se dijo que lo eché después de descubrir una traición en esos mismos días”, explicó el pasado mes de enero la influencer en redes sociales, después de conocerse su separación del rapero italiano Fedez, con el que tiene dos hijos.
Los esfuerzos de la italiana en los últimos meses se están centrando en recuperar la reputación perdida y la confianza de sus seguidores. No quiere más polémicas y mantiene un perfil discreto —y solo profesional— en aquellas redes sociales que le hicieron convertirse en el personaje que es en la actualidad.
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