El gran momento de Nicole Scherzinger, la estrella pop intermitente que ahora triunfa en Broadway
La cantante saltó a la fama a comienzos de los 2000 con el grupo The Pussycat Dolls, pero en los últimos años se ha convertido en un rostro habitual en diferentes programas de televisión. Ahora, su flamante debut en la meca mundial de los musicales ha reconducido su carrera


“Me viste cuando nadie lo hacía. Nos has dado a todos nuevas formas de soñar y me has cambiado la vida para siempre”. Con estas palabras dedicadas al director teatral Jamie Lloyd, la cantante y actriz Nicole Scherzinger (Honolulu, Hawai, 46 años) concluía hace un par de semanas su emotivo discurso de agradecimiento al aceptar su primer premio Tony por su papel de Norma Desmond en Sunset Boulevard, su debut en Broadway, meca de los musicales. La obra, una nueva versión de la pieza de 1994 protagonizada por Glenn Close y dirigida por Andrew Lloyd Webber (y a su vez, basada en la película de Billy Wilder El crepúsculo de los dioses, de 1950), se cruzó en el camino de la hawaiana para reconducir su carrera justo cuando muchas compañeras de profesión empiezan a desaparecer del mapa, víctimas del edadismo de la industria.
La artista, que saltó a la fama con el grupo pop The Pussycat Dolls a comienzos de los 2000, afronta sin duda un gran momento profesional. Al menos, a nivel de reconocimiento. Además, el premio en Broadway podría servirle para terminar de limpiar su imagen pública, en entredicho después de que en redes sociales se hiciera fuerte el rumor de que la cantante apoya al presidente Donald Trump. Todo sucedió en noviembre de 2024, cuando comentó una foto del cómico Russell Brand (conocido trumpista y acusado de delitos de violencia sexual), publicada poco después de la victoria de Trump en las elecciones. En la imagen, Brand aparecía con una gorra roja donde se leía “Make Jesus First Again” (traducido, “Haz que Jesús sea lo primero otra vez"), una versión del eslogan “Make America Great Again”. “¿Dónde puedo comprar esa gorra?”, escribió Scherzinger, algo que muchos interpretaron como un guiño a la victoria de Trump.
Ante el revuelo, ella publicó un comunicado en sus stories de Instagram para aclarar su postura: “Se están haciendo muchas suposiciones que no reflejan quién soy, qué represento ni por quién voté (...) Muchas de las comunidades marginadas que se sienten dolidas y preocupadas por los resultados de las elecciones presidenciales son personas que me importan profundamente. Los apoyo, como siempre lo he hecho, a lo largo de mi vida y mi carrera”, comentó en la publicación, donde también señaló que “como tantos otros, en tiempos de adversidad e incertidumbre”, recurre a su fe.
Con estas palabras acalló el ruido, pero lo cierto es que a día de hoy sigue recibiendo comentarios en alusión a aquella polémica. Ahora que por fin ha conseguido ser tomada en serio dentro de una industria tan prejuiciosa como oportunista, Nicole Scherzinger tiene claro los pasos a seguir. “He esperado este momento toda mi vida y he trabajado para ello desde siempre”, expresó en The Late Show with Stephen Colbert hace unos meses.
Inicios humildes y estrellato “dosmilero”
Ella misma ha definido el teatro como su “primer amor”, el ámbito artístico donde creció antes de dar el salto al terreno musical. Hija de una oficinista y un soldador (su padre biológico abandonó a la familia cuando ella era un bebé), la artista representa la mezcla de culturas tan presente en muchas familias de Estados Unidos. Su padre biológico era de ascendencia filipina, mientras que su madre era nativa de Hawái pero descendiente de ucranios. De hecho, su abuelo materno era un arzobispo ruso ortodoxo, siendo la religión una constante en su familia y en la propia vida de la cantante a día de hoy, como ha expresado en múltiples ocasiones.
Durante su adolescencia, la economía familiar no era demasiado boyante y Scherzinger pronto desempeñó trabajos temporales para ganar cierta independencia. Con 14 años descubrió el teatro en Louisville, ciudad donde residía desde los seis, y fue entonces cuando su vida cambió, pero posiblemente ella todavía no lo sabía. Poco a poco, fue logrando papeles protagonistas en musicales regionales y, tras continuar con su formación en la universidad, trató de asentarse en Los Ángeles. Sin capacidad para costear su billete de avión, en 2001 optó por presentarse al programa Popstar, un reality musical que supuso su entrada al mundo del espectáculo. En el programa se unió a otras concursantes para crear el grupo Eden’s Crush, que cosechó relativo éxito con su primer disco.

Sin embargo, la hawaiana no guarda muy buen recuerdo de aquella etapa. Así lo relató en la revista People el pasado mayo. “Ser una popstar y ser lanzada al mundo cuando aún intentas descubrir quién eres, tu sonido y lo que te gusta, y tratar de sentirte cómoda creciendo como mujer, adaptándote a tu propia piel... fue realmente aterrador”, se sinceró. “Las cosas han cambiado mucho en los últimos 20 años. La gente es más consciente y habla de salud mental. Antes no hablábamos de eso. Crecí en una familia extremadamente religiosa y tuve una vida muy protegida. Así que, aunque estaba en Eden’s Crush y de gira por todo el mundo a los 22 años, me sentía más como una joven de 16”, decía entonces.
El éxito de Eden’s Crush fue efímero y en 2002 ya se habían disuelto, pero no pasó demasiado tiempo hasta el estrellato definitivo de Scherzinger. En 2004 ya formaba parte de The Pussycats Dolls junto a Melody Thornton, Carmit Bachar, Ashley Roberts, Jessica Sutta y Kimberly Wyatt. El grupo fue uno de los más exitosos de los primeros años 2000. Su álbum de debut lanzado en 2005, PCD, alcanzó el segundo puesto en la lista Billboard Hot 100 y la canción Don’t Cha se convirtió en un hit global. Tras unos pocos años de gran popularidad, el tirón inicial del grupo se fue enfriando y en 2010 terminó la etapa de The Pussycat Dolls, si bien los rumores sobre una posible gira de regreso se repiten desde hace años. De hecho, se iba a producir un encuentro que tuvo que ser cancelado a causa de la covid.

Después de concluir los años como cantante en The Pussycat Dolls, Scherzinger apostó todo a su carrera en solitario, pero, una vez más, las cosas fueron bien un tiempo para luego torcerse. Su álbum de debut, Killer Love, llegó al mercado en 2011. La recepción inicial de su nueva música fue buena, pero la trayectoria posterior fue bastante irregular. Tras cuatro trabajos publicados dejó algo de lado los discos para centrarse en la televisión, donde se ha convertido en un rostro habitual gracias a su participación en programas como Factor X o Masked Singer. Además, durante largo tiempo fue una cara recurrente en los tabloides británicos y la prensa rosa debido a su relación intermitente con el piloto Lewis Hamilton, con quien salió hasta 2015.

Ahora, Scherzinger ha vuelto por todo lo alto a donde todo comenzó: el teatro. Tras triunfar en el West End londinense (y ganar el premio Laurence Olivier, equivalente al Tony en el Reino Unido, como mejor actriz de musical), su papel de Norma Desmond la ha situado en el centro de la conversación gracias a su flamante debut en Broadway.
Según se hizo eco la prensa británica hace unos años, el influyente compositor Andrew Loyd Webber ya trató de que Scherzinger demostrara su talento en los escenarios de Broadway tiempo atrás, cuando Nicole participaba en el musical Cats en Londres. Pero poco antes de comenzar los ensayos, la cantante rechazó la propuesta. “He tenido que pelear por ella para que formase parte de la producción en Broadway. Los productores americanos no veían lo que ella podía ofrecer”, desveló Webber en The Sun. “Espero que consiga otra oportunidad, pero las posibilidades no son grandes, es un mundo pequeño”, agregó.

Esa nueva oportunidad ha llegado casi una década después. Y precisamente que lo haya conseguido con el personaje de Norma Desmond —el de una actriz en el ocaso de su carrera, que ansía ser reconocida y que no encuentra su sitio— tiene mucho de justicia poética para alguien acostumbrado a encajar tantos éxitos como fracasos. Scherzinger asegura que cuando leyó el guion de la adaptación (ligeramente diferente a la película original) conectó con la “sensación de soledad” de Norma Desmond. “La industria es así de difícil. Siempre he lidiado con la soledad. Y definitivamente he lidiado con el abandono”, declaró en la edición americana de Vogue en agosto de 2024.
La obra permanecerá en Broadway hasta finales de julio y se rumorea que la artista podría aprovechar su renovada popularidad para lanzar un álbum en solitario, aunque su entorno no ha confirmado nada al respecto. De momento, la cantante continúa viviendo su sueño cumplido.
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