Aquí se hace magia con una nueva verdejo, realmente especial
Bodega Cuatro Rayas presenta una variedad singular en su 90 aniversario. Roberto L. Tello, enólogo de la casa, habla de cómo ha evolucionado esta uva, reina de la DO Rueda, gracias a sus microvinificaciones

En su 90 aniversario, Bodega Cuatro Rayas presenta una mirada distinta sobre la verdejo. Una variedad que, más allá de su frescura habitual, encierra un potencial de guarda y expresión que aún está por descubrir. Roberto L. Tello, enólogo de la casa, es una de las voces más autorizadas para hablar de cómo esta uva ha evolucionado, también de todo el trabajo que esta bodega cooperativa está llevando a cabo. Sus vinos nacidos de viña vieja, pensados para revelar el alma más profunda del verdejo, son uno de sus tesoros más preciados. Un proyecto que busca escuchar al viñedo y devolverle su voz.
“Me encanta la viña. Me gusta estar aquí, verlo todo, tocarlo. Y poco a poco he ido entendiendo cómo podíamos transformar lo que pasa en el viñedo en un vino con identidad”, confiesa Tello. La firma tuvo estand propio durante la edición 2025 del Salón Gourmets, en Ifema (Madrid), para divulgar el potencial de esta uva.

La variedad verdejo: potencial y retos en Rueda
La verdejo es la variedad principal de la DO Rueda y representa aproximadamente el 85% del viñedo plantado en la zona. “Es una variedad autóctona adaptada a las condiciones climáticas de Castilla y León, capaz de producir vinos con alta intensidad aromática, buen equilibrio entre acidez y grado alcohólico, y una capacidad de guarda muy superior a lo que tradicionalmente se le ha atribuido”, explica concienzudamente este profesional del vino.
Uno de los grandes retos a los que se enfrenta la verdejo es su explotación mayoritaria en vinos jóvenes de consumo rápido, lo que ha generado una percepción limitada sobre su potencial. En palabras de Tello: “La verdejo tiene acidez, pH bajo, estructura, tensión. Cuando se trabaja con viña vieja y se controla el rendimiento, puede competir con blancos de guarda de cualquier región”.

Cuatro Rayas ha desarrollado una estrategia de selección de parcelas viejas desde 2015, y a partir de 2020 inició una transformación completa en el manejo de estas viñas: regulación de producción, labores de suelo recuperadas (como la poda en verde), acompañamiento técnico permanente y un sistema de pago por hectárea que valora el esfuerzo del viticultor.
“En cuanto a los perfiles de vino, los verdejos elaborados por nuestra bodega en sus microvinificaciones tienen rendimientos de extracción por debajo del 40%, fermentaciones con levaduras propias rescatadas de bodegas subterráneas y crianzas largas sobre lías en distintos materiales”, desarrolla este enamorado de la viña, que habla de su intención por capturar todo el potencial varietal y preservar la identidad de cada parcela.
Bodega Cuatro Rayas: una cooperativa como modelo de calidad
Fundada en 1935 en La Seca, Valladolid, Cuatro Rayas es una cooperativa formada por 300 socios y con más de 2.500 hectáreas en producción. Exporta a más de 60 países y trabaja con una plantilla fija de 90 empleados.
Bodega Cuatro Rayas se define como una bodega green & social. Su compromiso con la sostenibilidad ambiental incluye el uso de energías renovables, el control de residuos, la reducción de la huella hídrica y la monitorización en tiempo real de parcelas a través de tecnología agrícola. En el plano social, destacan las políticas de pago justo al viticultor, la formación técnica y la fijación de población en el entorno rural.
Me encanta la viña. Me gusta estar aquí, verlo todo, tocarlo. Y poco a poco he ido entendiendo cómo podíamos transformar lo que pasa en el viñedo en un vino con identidadRoberto L. Tello, enólogo de Bodega Cuatro Rayas
La bodega ha implementado una estructura de trabajo piramidal para la gestión de sus vinos. En la base están los vinos de alta rotación y consumo habitual (como Cuatro Rayas Vendimia Nocturna Verdejo). En el nivel medio, vinos con aportes de viña vieja. Y en la cúpula, las microvinificaciones: vinos como Amador Diez, Pisuerga, Cuatro Rayas Longverdejo o Cuarenta Vendimias Cuvée, que no superan las 3.000 botellas por referencia.
“Además de la producción, Bodega Cuatro Rayas colabora en proyectos de investigación con universidades (como la Universidad de León) y mantiene programas de recuperación de levaduras autóctonas y mejora del perfil técnico de la uva para combatir los efectos del cambio climático”, continúa explicando Tello, al que le encanta ir contando las bondades de cada uno de estos vinos.

Microvinificaciones: tecnología, viña vieja y expresión
Desde hace cinco años, Bodega Cuatro Rayas ha desarrollado una línea de microvinificaciones que hoy alcanza unas 27 hectáreas de viñedo. Estas parcelas han sido seleccionadas por su edad (en muchos casos más de 70 años), suelos (arenosos, con canto rodado o francoarenosos), altitud (hasta 830 metros) y tradición en vaso.
Zonas localizadas en puntos muy concretos: La Seca, Serrada, Villanueva de Duero, Medina del Campo, Hornillos de Eresma, Aldeanueva del Codonal y Santiuste de San Juan Bautista. “Hay terrenos que no se vendimiaban porque no daban suficiente rendimiento. Nosotros decidimos pagarlos por hectárea, no por kilo. Y eso lo cambia todo”, cuenta Tello como quien enumera una decisión inevitable. “Si queremos que esas viñas sigan en pie, hay que hacer que sea rentable cuidarlas”.

Cada vino de esta colección tiene un punto de vista técnico y enológico distinto. Amador Diez, elaborado con uva de Hornillos de Eresma y La Seca, con crianza en barrica francesa y foudre, tiene estructura, balsámico, fruta blanca madura, boca sedosa y mineralidad. Cuatro Rayas Longverdejo, proyecto con la Universidad de León centrado en bajar el pH de la uva, fermentado en parte en inox, parte en hormigón y parte en barrica, presenta notas de fruta blanca, balsámicos, hierbas frescas y buena evolución en copa. Pisuerga Blanco, coupage de dos viñedos de Valladolid, criado en hormigón durante un año con batonage, es un vino con volumen, profundidad, boca estructurada y perfil varietal muy definido. Pisuerga Tinto, 90% tempranillo, 10% verdejo, vinificación artesanal, prensado manual, fermentación en barricas de blanco usadas y crianza en damajuanas, ofrece fruta roja, especias y acidez equilibrada. Por último, Cuarenta Vendimias Cuvée hace alarde de la mezcla de suelos, expresando el concepto global de Rueda desde parcelas seleccionadas y fermentaciones diferenciadas.
En todos los casos, la bodega aplica una metodología común: vendimia manual, selección en mesa, enfriamiento de la uva, prensado sin despalillado y fermentación con levaduras propias. El rendimiento de extracción se limita al 40%, no se utilizan clarificantes artificiales y las crianzas sobre lías pueden llegar hasta los 12 meses.
La apuesta de Cuatro Rayas por estas microvinificaciones viene a mostrar el interés por situar a la cooperativa en la conversación de los grandes vinos blancos de España, desde la diferenciación, el origen y la técnica. En 2025, a los 90 años de su fundación, esta iniciativa es también un mensaje: el futuro del verdejo pasa por mirar al pasado, seleccionar lo mejor y elaborarlo con respeto.