Viajar (y comer) como un bodeguero: cinco restaurantes de carretera que merecen el desvío
El verano convierte las autovías en una procesión de maleteros llenos y ganas de parar en un buen sitio. Porque sí: comer bien en la carretera no debería ser una lotería (y si hay alguien que se lo toma en serio, son los bodegueros).
1. Restaurante Landa (A-1, Burgos). Famoso por sus huevos con morcilla, pero también por su consomé, empanadillas de codorniz, ensalada de mollejas o tortilla guisada. Su bollería casera es otro reclamo (y la carta de vinos, impecable).
2. El Ermitaño (A-6, Benavente, Zamora). Un mesón de carretera con estrella Michelin y dos soles Repsol. Croquetas de cecina, paté de papada, torrezno ahumado… y vinos por copa de la zona, además de una limonada de mencía que no deja a nadie indiferente.
3. Venta Esteban (A-4, Jerez de la Frontera, Cádiz). Taberna abierta desde 1983 con fritura “celestial” (boquerones, acedías, cazón…), atún encebollado, chocos con habas o menudo con garbanzos. Cocina gaditana sin adornos y con productos de gran calidad.
4. Cal Faiges (AP-7, Delta del Ebro, Tarragona). Cocina de producto local: arroz con pato, anguila y caracoles; marisco del delta (navajas, mejillones, langostinos…).
5. Mesón de Pincelín (A-31, Almansa, Albacete). Recetario manchego y de temporada con gamba roja, gazpachos, rechigüelas de cabrito y casquería.
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