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La historia de Sindy, la muñeca que las británicas preferían a la “sexual” Barbie y que también tendrá su película

Típicamente ‘british’ y con un ‘look’ que sus creadores definieron como de “chica de al lado”, fue el juguete predilecto de las niñas del Reino Unido entre los años sesenta y ochenta. Siempre relegada a un segundo plano frente a su rival estadounidense, ahora el cine quiere darle su lugar

Muñeca Sindy Weekender de 1963 (izquierda) y la edición Sindy ballerina de 1980
Andrea Insa Marco

Un cuerpo de 29 centímetros, sin maquillaje ni uñas pintadas, pies planos, un look de “chica de al lado” (adaptado al clima inglés) y un perfil de ama de casa de barrio, más que el de una profesional polifacética. Así es Sindy, la hermana —o rival— británica de Barbie, lanzada cuatro años después, en septiembre de 1963, por la compañía Pedigree Dolls & Toys. Una muñeca que siempre ha crecido a la sombra del poderío rosa de la estadounidense. Barbie es un icono mundial: cada minuto se venden alrededor de 100, hay más de mil millones en circulación desde su lanzamiento en 1959 y protagonizó en 2023 una película que se transformó en un fenómeno cultural. Sin embargo, para las niñas británicas nacidas entre finales de los años sesenta y principios de los ochenta, Barbie no era su muñeca. En sus casas reinaba Sindy, la muñeca british por excelencia que ahora también protagonizará su propia historia en el cine: la productora londinense A2R2 está desarrollando una película.

Sindy fue presentada como “la joven segura, reconfortante y familiar que toda niña quería ser”, explica a EL PAÍS Annie Jalili, copropietaria y escritora de la web Our Sindy Museum. La época dorada de la muñeca estuvo marcada por un universo creado a partir de la ropa que usaban las jóvenes de la época, su novio Paul —inspirado en el beatle Paul McCartney— y accesorios y electrodomésticos (una lavadora, una cocina, una sartén o una tetera) “que capturaban en miniatura cómo los británicos vivieron durante más de dos décadas”, afirma Jalili. Fue el juguete más vendido en 1968 y 1970 en el Reino Unido, llegó a dominar el 80% del mercado del país. A lo largo de su historia, se han vendido más de 150 millones de ejemplares, algunos de los cuales forman parte de la colección Young V&A del museo Victoria and Albert de Londres. (Mary Quant llegó a diseñarle ropa).

Sindy era, frente a Barbie y sus múltiples carreras y habilidades, una ama de casa británica orgullosa. Algo que no suponía un problema para sus jóvenes admiradoras. Al contrario: “Era vista como una representación de Gran Bretaña. Desde sus patrióticos suéteres rojos, blancos y azules, de la muñeca original, hasta la Royal Occasion, entregada para el Jubileo de Plata de la reina Isabel II en 1977. Además, la Sindy de pelo corto en 1982 se creía que estaba inspirada en la princesa Diana”, cuenta Jalili.

Para las niñas británicas —y para sus padres y madres—, Barbie era la esencia estadounidense, mientras que Sindy promovía los valores correctos para seducir al público inglés. “Comprendí, por influencia social y paterna, que había algo raro en Barbie. Era vulgar, americana y un poco presumida”, decía la periodista y escritora Viv Groskop para The Guardian el 27 de julio de 2023 en un artículo en el que rememoraba su niñez con motivo del 60º aniversario de la muñeca. “Barbie representaba algo sin complejos y muy posiblemente sexual. Sindy era segura y sana”, añadía. Una opinión compartida por la escritora Sarah Ditum: “Sindy siempre ha representado algo un poco más sano. Para mis padres, era la opción menos mala de muñeca comparada con la descarada sexualidad estadounidense de Barbie. Tener una era una muestra de lealtad patriótica al decoro británico”, escribió en The Times el 9 de julio de 2023.

Tras conocerse el pasado mes de julio que Sindy va a protagonizar su propia película —que está en búsqueda de directora—, Claire Allfree compartió en un texto en The Telegraph las razones por las que, para ella, fue la muñeca predilecta de toda una generación de niñas británicas. “Barbie era el equivalente en muñecas de McDonald’s, su universo nunca fue realmente para nosotras. Sindy siempre ha sido quien ha representado nuestra mejor versión a nuestro alcance. Su superpoder es que era como nosotras”.

“En 1987, Pedigree vendió los derechos de Sindy a la compañía Hasbro, que remodeló a la muñeca para hacerla parecer más americana″, cuenta Jalili a este periódico. Su rostro y cuerpo fueron retocados y su vestuario se modernizó, pero con los cambios llegó a parecerse tanto a Barbie que Mattel, compañía de la muñeca rosa, demandó a Hasbro en 1988 alegando una infracción de derechos de autor. En 1993 ambas compañías llegaron a un acuerdo y Hasbro siguió fabricando el juguete hasta 1997, año en el que le devolvió los derechos a Pedigree.

Una edición de 1999 de la muñeca Sindy.

“Actualmente, no existe una Sindy en el mercado británico”, explica Jalili. “La última muñeca fue la Kids Kreation, lanzada en 2021, que estuvo disponible durante un par de años. En 2023, se lanzó una muñeca de colección del 60º aniversario”. Entonces, Matthew Reynolds, director general de Pedigree, dijo a The Times: “No nos gusta decir que regresó, porque Sindy siempre ha estado presente”. Pero la británica quedó eclipsada, de nuevo, por Barbie y su película con Margot Robbie y Ryan Gosling a la cabeza.

Aunque Sindy permanece en la memoria colectiva de toda una generación de británicas, la nueva película promete, al menos, una reivindicación de esta muñeca desconocida fuera del Reino Unido. La cinta “explorará la amistad, la identidad y lo que significa ser visto. [Y será] un musical de acción audaz y optimista, que mezcla sentimiento, humor y alta costura”, ha confirmado A2R2, la productora fundada en 2024 por el actor Archie Renaux y el productor Arjun Rose.

La muñeca Sindy Original de 1963 (derecha) junto a la edición limitada del 60º aniversario.

Sindy tuvo su momento de gloria en los años setenta y ochenta, pero las niñas que jugaron con ella no la han olvidado: “Quiero defender a Sindy y el importante papel que desempeñó en la vida de las niñas británicas. Siempre la tendré en mi corazón”, concluía Groskop su pieza en The Guardian. Allfree espera con ganas verla en la gran pantalla: “Quizás Leo Woodall interprete a Paul, emergiendo al estilo Darcy. Y quizás Sindy salve el día. Sea como sea, dudo que tenga una crisis de identidad [Barbie la tiene en su película]. Ella sabe quién es. Y nosotras también”. Para toda una generación de ahora mujeres adultas que crecieron con el universo de Sindy, esta cinta puede ser la oportunidad de rescatar —al estilo Barbie, de Greta Gerwig— la nostalgia de su infancia y de reivindicar el trono de la muñeca inglesa frente a la estadounidense. Quizá Pedigree Dolls & Toys la vea también como una oportunidad para devolverla al mercado.

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Sobre la firma

Andrea Insa Marco
Redactora de la sección de Gente, Estilo de Vida y El Viajero. Graduada en Literatura general y comparada por la UCM y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS. En Teruel, su ciudad natal, pasó por la editorial del Instituto de Estudios Turolenses y de la revista cultural Turia.
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