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Las ratas invaden el parque de bomberos de Tres Cantos

Los trabajadores han interpuesto una segunda denuncia sobre esta situación tras años de inacción por parte de la Comunidad de Madrid

Varios bomberos durante un simulacro de incendio en la iglesia de Santa Catalina de Alejandría.
Lucía Franco

Los bomberos de Tres Cantos han denunciado este jueves a la Comunidad de Madrid por las condiciones en las que trabajan: instalaciones deterioradas y peligrosas, en las que, por ejemplo, el aislamiento eléctrico brilla por su ausencia. A estas precarias condiciones laborales se suma ahora un problema añadido: la presencia de ratas en unas cocinas que, en teoría, deberían servir para alimentarlos durante turnos de 24 horas.

Las imágenes son elocuentes. En un vídeo grabado este martes por los propios trabajadores y al que ha tenido acceso este medio, se ve cómo un roedor cruza la cocina de punta a punta hasta que uno de los bomberos consigue atraparlo en una caja ante la alegría de los compañeros. Están resignados porque llueve sobre mojado. Desde hace años, diversos informes oficiales vienen advirtiendo del imparable deterioro de las instalaciones en las que trabajan. La presencia de ratas en la cocina ha sido solo la gota que ha colmado el vaso: “Esta situación no es nueva. Desde el Sindicato de Bomberos y la Asociación de bomberos de la Comunidad de Madrid (Mobom) acabamos de interponer una nueva denuncia en la Inspección de Trabajo, la segunda en dos años, después de que el Ministerio exigiera unos requerimientos que en ningún caso se han cumplido por parte de la Comunidad de Madrid”, asegura Israel Naveso, portavoz del Sindicato de Bomberos federado en CSIT. “Desgraciadamente, una vez pasan los incendios, muchas veces la gente se olvida de nosotros”, apunta.

“Los compañeros del Parque 12 ya no aguantan más, y con razón”, añade Naveso. La plantilla afirma que, como en otras ocasiones, este jueves han tenido que evitar la cocina porque no reúne condiciones mínimas: “La cocina está en un estado absolutamente lamentable. Las ratas conviven dentro”, resumen los representantes sindicales. Trece efectivos rotan en cada turno y, cuando no están en una intervención, comparten ese espacio como si fuera su casa. Esa convivencia cotidiana es el núcleo del conflicto: no se trata solo de molestias, sino de salud laboral y de la operatividad del servicio.

En septiembre de 2022, un informe de prevención de riesgos laborales ya clasificaba varias deficiencias del edificio como muy graves. Entre ellas, destacan un solado ruinoso que dificulta la entrada y salida de vehículos, una caldera que a duras penas funciona y cuadros eléctricos sin ningún aislamiento. A estas se añaden deficiencias graves como el estado de la cocina, que ya llamó la atención de los expertos hace tres años, la torre de maniobras y la escasa calidad del agua. La conclusión técnica fue rotunda: el edificio, con más de 35 años de antigüedad, necesita una reforma integral, sin descartar en ningún caso la recolocación del servicio debido al elevado coste de la rehabilitación del inmueble.

Desde entonces, los testimonios del deterioro de las instalaciones no han hecho más que acumularse en los últimos años sin que nadie se dé por enterado. Al mencionado informe de riesgos laborales se sumó en marzo de 2023 una visita de la Inspección Provincial de Trabajo y Seguridad Social, que emitió un requerimiento en el que recogió 16 deficiencias concretas, desde el pavimento exterior con desniveles y huecos, pasando puertas del hangar en mal estado y ventanas que no cierran, hasta mobiliario de cocina deteriorado, dudas sobre la potabilidad del agua —con recomendación de realizar análisis—, sistemas de desratización insuficientes y un servicio de limpieza claramente inadecuado para las necesidades del centro. La Inspección fijó plazos estrictos: seis semanas para las deficiencias más graves, ocho semanas para las segundas más graves y un máximo de tres meses para el resto, advirtiendo expresamente de posibles sanciones si no se cumplían las medidas. Los plazos expiraron sin que la Comunidad de Madrid hiciera nada.

La frustración sindical desembocó el pasado mes de junio en una nueva denuncia formal dirigida a la Inspección Provincial. El escrito, firmado por Israel Naveso en representación del sindicato, solicita la apertura de un expediente sancionador contra la Comunidad de Madrid por no haber atendido el requerimiento de 2023 y por mantener condiciones inadecuadas en el centro de trabajo, vulnerando la normativa de prevención de riesgos laborales. En el texto, la plantilla denuncia que, lejos de mejorar, la situación ha empeorado, con lo que reclama una intervención urgente.

En la Comisión de Servicios Laborales, la Jefatura comunicó una hoja de ruta parcial: en noviembre está prevista la licitación de una obra por 200.000 euros para reformar la cocina y construir vestuarios y una habitación femenina. El resto de la reforma se abordaría al año siguiente, mientras que la torre de maniobras y el solado exterior quedarían previstos para 2027 y 2028. Para la plantilla, ese calendario es claramente insuficiente, pues, explican, las obras prometidas no remediarían de forma inmediata las graves deficiencias señaladas por la Inspección. “Promesas ha habido muchas, pero nosotros no creemos en palabras, sino en hechos”, subrayan los bomberos.

Más allá del enfrentamiento político y presupuestario, el riesgo es tangible. Las ratas son vectores de enfermedades y su presencia en zonas donde se manipula comida y donde duermen equipos multiplica el riesgo laboral. Los representantes de Salud Laboral han reclamado medidas inmediatas: desratización eficaz y verificable, cierre de accesos por la red de saneamiento, análisis de la potabilidad del agua y, sobre todo, una limpieza profunda mientras se garantiza que la comida y la cena de la dotación se faciliten en condiciones seguras fuera de las instalaciones.

Por su parte, la Dirección General de Emergencias asegura que se va a proceder a una desratización del parque, además de otras acciones como el desbroce de la vegetación y el sellado de las salidas de alcantarillas e imbornales próximas al recinto. “Se ha pedido al personal del parque que coma en locales de restauración de las inmediaciones, haciéndose cargo el Cuerpo de Bomberos de los gastos”, afirma su portavoz, que añade que para noviembre está prevista una reforma en las instalaciones de la cocina.

Representantes de Más Madrid visitaron el parque la semana pasada, y los propios bomberos han colocado pancartas en la fachada para alertar a la ciudadanía. En su comunicado, los sindicatos —entre ellos Mobom y CSIT— apelan además a la correcta utilización de los fondos finalistas de la Unión Española de Entidades Aseguradoras (Unespa). Este dinero proviene del 5% de la recaudación de la prima contra incendios que se recauda en el término municipal correspondiente, y en teoría se debe destinar a la adquisición de material de bomberos. En este caso, se trata de 44 millones de euros que están en litigio y que podrían cambiar el panorama del Cuerpo de Bomberos. Mientras el dinero llega o no llega, Navero hace una invitación: “Que quienes han impedido a nivel presupuestario la obra del parque en tiempo y forma se pasen a comer con los compañeros en la misma cocina donde conviven las ratas”.

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Sobre la firma

Lucía Franco
Es reportera de la sección de Madrid. Anteriormente trabajó en EL PAÍS Colombia y en El Confidencial. Es licenciada en Comunicación Social por la Universidad Javeriana de Bogotá y máster en Periodismo por la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) y EL PAÍS. Ha recibido el Premio APM al Periodista Joven del Año 2021.
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