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El Ayuntamiento lleva cinco meses sin cerrar un hotel cápsula clandestino en Arganzuela

Más Madrid denunció el supuesto hostal en abril y aún no se ha producido su cese de actividades, pese a que en el lugar viven hacinadas personas migrantes

El hotel cápsula ilegal ocupa la planta baja del edificio en la calle Arquitectura, 18 (Madrid)
Lucía Franco

El Ayuntamiento lleva cinco meses sin cerrar un hotel cápsula ilegal en el madrileño barrio de Arganzuela. El supuesto hostal ha sido denunciado por el partido político Más Madrid. La concejala de esta formación, Mar Barberán, presentó el tres de abril de este año una denuncia urbanística contra el local situado en la planta baja de la calle Arquitectura 18, esquina con Carvajales 17. El local ofrece habitaciones por 270 euros al mes desde hace más de un año, según sus residentes en su gran mayoría migrantes.

Según el escrito, al que ha tenido acceso EL PAÍS, en el inmueble se llevaron a cabo obras de cambio de uso para habilitar cinco habitaciones y baños, a pesar de existir una orden de paralización dictada el 19 de marzo. En el momento de la denuncia, el espacio ya funcionaba como hospedaje sin contar con licencia ni título habilitante, por lo que se solicitó al Ayuntamiento el cese inmediato de la actividad, conforme a lo establecido en la Ordenanza 6/2022.

“De lo que estamos hablando es de cómo el Ayuntamiento consiente que haya quien hace negocio ilegal hacinando en condiciones inhumanas y sin ninguna garantía de seguridad a gente sin hogar, que vive en condiciones muy precarias. Es aberrante que los servicios urbanísticos ignoraran el escrito de denuncia que presentamos desde Más Madrid el 3 de abril, y que solo cuando hicimos pública su inacción terminaran abriendo expediente y cursando una inspección. Sin embargo, han seguido actuando con una dejadez total”, asegura Lucía Lois, concejala de Más Madrid.

La concejala recuerda que el delegado de Urbanismo, Borja Carabante, se apresuró a decir en mayo que, por supuesto, clausurarían la actividad si era ilegal. Pero ahí sigue: “Es la misma actitud que mantienen con los más de 15.000 pisos turísticos ilegales. Está claro que el gobierno de Almeida ha renunciado a ejercer sus competencias de disciplina urbanística en cada asunto relacionado con la enorme crisis de la vivienda en la ciudad de Madrid”, afirma.

En julio, una vecina preocupada por el hacinamiento que ocurre a pocos metros de su vivienda denunció: “Cada vez hay más gente hacinada viviendo ahí, en condiciones insalubres y deplorables, en el hotel ilegal que el Ayuntamiento dijo que cerraría”.

Por su parte, el Ayuntamiento ha respondido, este martes, a este periódico que se notificó el cese el 15 de agosto y que tienen un mes para recurrir. Por el momento, el hotel sigue operando al margen de la ley.

El supuesto hotel cápsula, uno de esos espacios popularizados en Japón donde las personas duermen en habitáculos que no superan los dos metros de largo por uno de ancho, funciona desde la planta baja de un edificio cercano al metro de Acacias. “Siempre está lleno. Aquí la gente viene solo a dormir y nadie se mete con nadie. No es muy cómodo, pero por lo menos es un techo cerca de mi trabajo”, asegura un residente que prefiere no dar su nombre.

Acceso desde la calle Carvajales al hotel cápsula ilegal, localizado en la planta baja del edificio en la calle Arquitectura, 18 (Madrid)

En la entrada no hay rastro del nombre de la empresa, por lo que los aspirantes a nuevos inquilinos se acercan al portal confundidos. Es entonces cuando aparece la única prueba de la existencia de la compañía: un candado junto a un telefonillo con cámara de seguridad. Las reservas solo se realizan por WhatsApp, a través de un número de teléfono que se rotan entre los residentes.

Al otro lado de la conversación responde un hombre que se hace llamar Yue. Su número de WhatsApp es de empresa y en la ficha de contacto hay un enlace a un perfil de Instagram en el que se ofrecen servicios de alojamiento, tramitación de NIE y de la tarjeta roja. Al ser preguntado por el alojamiento, se limita a ofrecer su catálogo:

― En el centro solo tenemos cápsulas. En Alcobendas, habitaciones.

— ¿Cuánto cuestan?— pregunta la persona interesada.

— 270 euros. Y una fianza de 130. Solo pedimos pasaporte, con eso ya puedes entrar.

― ¿Y me podrían hacer los papeles?

― Lo de los papeles es aparte. Habría que ver cómo has entrado por la frontera.

La verdad es que de hotel tiene poco o nada, y lo que en Japón son espacios reducidos pero diáfanos aquí tan solo son unos cuantos cajones de madera de baja calidad que se parecen más a un ataúd que a una cama y que desde luego no son lugares aptos para claustrofóbicos. Allí, la gente acumula sus pertenencias y duerme como puede. El lugar no se oferta en ninguna página de reservas por internet ni cuenta con logotipo o fachada identificativa. Solo un pequeño letrero amarillo de un antiguo local llamado Marketplace, una entidad sin ánimo de lucro dedicada a la impresión 3D, señala: “Entrada por la calle Carvajales”. El local ya no alberga a dicha entidad, que se ha trasladado al distrito de Tetuán, pero el cartel sigue sirviendo de guía.

La luz natural apenas logra penetrar porque las ventanas están tapiadas con una malla metálica de la que cuelgan zapatillas dispuestas hacia la calle. Las paredes están pintadas de blanco, y el lugar está iluminado con focos fríos que dan más la sensación de hospital que de vivienda. En la entrada se encuentra Javier, de 40 años, con un cigarrillo en la mano, listo para empezar su jornada laboral. “Esto no es un hotel. Aquí solo se alquila por mes”, asegura. El colombiano lleva viviendo en el local ilegal desde hace seis meses. Cuenta que todas las personas que viven allí son trabajadores migrantes, en su mayoría marroquíes que trabajan todo el día. Por una cápsula de madera Javier paga 270 euros al mes. Comparte la habitación con otras 12 personas distribuidas en supuestas cápsulas de tres en tres, con dos niveles. Sobre la puerta de cada nicho cuelgan todo tipo de prendas: toallas, camisetas y chaquetas.

Las leyes españolas no recogen todavía la posibilidad de sacar licencia específica de hotel cápsula. Como consecuencia, para poder operar legalmente, el negocio debería sacar licencia de albergue, aunque para ello no cuenta con habitaciones ni baños independientes. De hecho, carece también de muchas otras características que sí tienen los albergues, como ventanas por las que entre luz natural. Por faltar, falta hasta la posibilidad de permanecer de pie.

Un trabajador de un local de boxeo que opera en la misma calle asegura que el lugar es ilegal pero que nadie hace nada. Otro vecino cuenta a este periódico que el local no tiene un letrero en la fachada porque opera de manera clandestina y que allí nadie abre la puerta a menos de que sepa a ciencia cierta que quien llama es cliente. Durante dos horas se puede ver cómo entra y sale gente ingresando una clave en el candado.

Dormir sobre un frigorífico

Esta misma semana, la Policía Municipal localizó en el distrito de Usera, en la calle Manuel Muñoz, un bar con licencia de hostelería que, en realidad, operaba como after y como un improvisado hostal. Durante la inspección, realizada el 15 de agosto, los agentes hallaron papelinas de droga esparcidas por el suelo y una especie de cama improvisada: un edredón colocado sobre un arcón frigorífico donde, según testimonios, dormían habitualmente dos personas.

Distintos vecinos habían denunciado ruidos, peleas y consumo de sustancias en la vía pública. Además, se comprobó que la actividad del local no se correspondía con su licencia y que el personal trabajaba sin contrato. Los propietarios han sido propuestos para sanción por supuestas infracciones laborales y por incumplir la Ley de Espectáculos y Actividades Recreativas.

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Sobre la firma

Lucía Franco
Es reportera de la sección de Madrid. Anteriormente trabajó en EL PAÍS Colombia y en El Confidencial. Es licenciada en Comunicación Social por la Universidad Javeriana de Bogotá y máster en Periodismo por la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) y EL PAÍS. Ha recibido el Premio APM al Periodista Joven del Año 2021.
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