La vida en fotos de Félix López-Rey, el concejal de 77 años que no podía vivir sin pelear
El edil de Más Madrid, un clásico de las movilizaciones vecinales que deja la política institucional, repasa una carrera de reivindicaciones

Como un torrente, los recuerdos, los nombres y las reivindicaciones vecinales inundan la conversación de Félix López-Rey (Polán, Toledo, 1948) en la hora de la despedida. “No puedo vivir sin estar peleando”, dice a modo de advertencia: aunque acaba de anunciar que dejará el acta de concejal por Más Madrid, y con ella la política institucional, planea seguir arremangado en la lucha contra las injusticias y a favor de las reivindicaciones de los barrios más humildes de la capital de España. Porque López-Rey, que vino de Toledo a Madrid cuando sus padres vendieron sus olivos y sus mulos; que luchó para que sus vecinos de Orcasitas tuvieran ducha y váter; o para que desaparecieran las calles de barro que impedían entrar a ambulancias y bomberos cuando llovía, sigue pensando que hay razones para luchar. “Por la vivienda para los jóvenes”, ejemplifica en esta entrevista en la que repasa su trayectoria a través de cinco fotografías.

La guerra del pan. “Esta es una foto del año 76. Estoy charlando con la periodista a la puerta de la asociación de vecinos local que levantamos con nuestras manos, incluidas las mías, trabajando durante un año en el que, entre otras cosas, hicimos duchas y váteres públicos, porque en aquellos años solo el 11% de la población de Orcasitas tenía un váter, aunque fuese compartido con varios vecinos, y en las llamadas tazas turcas. Eso pasaba igual en Pan Bendito, en San Fermín, en el Pozo del Tío Raimundo, en Palomera, en San Blas. La gente enarbola las pistolas [de pan] porque había una mafia del pan. En España había dos formatos que eran obligatorios: la barra familiar, que tenía que pesar 500 gramos y la pistola, que tenía que pesar 270 gramos. Robaban en el peso. Y un servidor tuvo la suerte de que se lo contara un industrial panadero honrado. Aquello se llamó la guerra del pan, y acabó en la manifestación más grande de la historia de Madrid después de la guerra [100.000 personas, según las crónicas de la época]. Se hizo en Moratalaz en septiembre del 76. Se redactó una nueva ordenanza y a partir de aquello, cualquier persona que quiera poner una panadería en Madrid lo puede hacer [antes era un monopolio de las panificadoras]. Ese año, el gobernador civil de Madrid, Juan José Rosón, me dijo: ‘Váyase usted de Madrid que no puedo garantizar su seguridad".

Esperanza Aguirre, modelo de la ‘pasarela anti-Cibeles’. “Esta foto es de los años 90. Mi objetivo siempre ha sido enseñar a las autoridades el otro Madrid, como dice la canción, que vengan a ver lo que no quieren ver. Yo era concejal de Izquierda Unida. En el 89 se inauguró en Orcasitas una casa de oficios. Yo estaba siempre empeñado en los chavales del fracaso escolar, esos no son ni más tontos ni más listos que los demás. Tienen que tener oportunidades. Que si eran un buen albañil, un buen fontanero, un buen electricista, a lo mejor se podían resolver luego la vida. Y no había dinero, después de haber acabado un curso, para presumir, entre comillas, de los trabajos que habían hecho. Entonces convencí a cuatro concejalas del Ayuntamiento, entre ellas Esperanza Aguirre, que estaba gobernando [era la cuarta teniente de alcalde], de que desfilaran en el barrio. Era para dar visibilidad al trabajo que habían hecho. Salió hasta en las revistas del corazón. Y al día siguiente ya había dinero, ya no había problema. Un dinero que salió de la administración".

Un autobús para llenar de escombros la Plaza de la Villa. “Era el mes de agosto de 1984. Estoy con el ingeniero Adolfo Pastor, que fue concejal de Urbanismo en la coalición PSOE-PC. Cuando cerré mi tienda aquel día, porque siempre he vivido de mi trabajo, agarré el megáfono y conseguí llenar un autobús de vecinos. Cada uno llenamos un saco de escombros de los que vertían en el parque de Pradolongo. Yo en concreto cogí una taza vieja de váter que había allí y me bajé el primero y la rompí. Si hubiera sido con otro tipo de gente, habrían mandado a los antidisturbios. En la foto, el concejal, que era del PCE, como yo, me está recriminando que fuera allí con un autobús lleno de vecinos arrojando escombros, lo que evidentemente le fastidiaba. Pero gracias a aquello pusieron vigilancia en el parque, nos hicieron algún campo de fútbol... para intentar corregir aquello un poco".

Amnistía a ritmo de pasodoble. “Esta foto es icónica. Se tomó en el franquismo puro y duro. Nunca supieron cómo acercarse a los barrios. Nos tomaron siempre como menores de edad. Y entonces vino una banda de infantería de Marina a tocar pasodobles a la puerta de la asociación [de vecinos de Orcasitas]. Nos enteramos antes por uno del barrio que había estado haciendo la mili en Marina, y dijimos esta es la nuestra, porque nos enteremos que venía un almirante. En la foto se ve a otro [marino] que me vino a querer asustar luego para que se le entregaran los carretes, pero honestamente es que no se quién hizo la foto. Éramos una minoría los que sabíamos que íbamos a sacar la pancarta. Pensamos que si por hacer las mismas cosas que nosotros, otros estaban en la cárcel, teníamos la obligación moral de pedir la amnistía. Y en el último pasodoble sacamos la pancarta, porque si la sacamos antes, nos hostian a todos. A la gente [de ahora] hay que explicarle que pedíamos que amnistiaran a unos pobrecillos trabajadores que que no habían hecho nada malo, como Marcelino Camacho, como Simón Sánchez Montero, como los del proceso 1001 [contra dirigentes del sindicato CCOO]."

Con el altavoz protestando hasta el último día. “Esta es de diciembre de 2024. En el mes de julio, vemos un cartel de que se va a remodelar la Plaza de la Memoria Vinculante. Y se ponen a hacer una auténtica barbaridad. Muros a las puertas de las casas, que nadie ha pedido. No se le ocurre a nadie. De hecho, los que lo han hecho luego han pedido perdón, porque lo han tenido que cortar todo como si fuera mortadela con grandes máquinas, y derruirlo. Lo han cambiado todo. Y ahora que les ha salido un dinero para hacer otra plaza, lo primero, ya no vuelven a cometer el mismo error. Ya se ponen al habla, a preguntar. ¿Eso qué demuestra? Que tú no puedes llegar a un barrio a hacer cosas sin contar con la gente. Es inaudito".
Antes de despedirse, López-Rey, que fue concejal con IU entre 1987 y 1999, y ahora lo ha sido con Más Madrid desde 2019, hace un último apunte. Quiere referirse a su espina clavada, a la lucha que no ha ganado: el acceso a la vivienda de los jóvenes.
“Mi primera acción cuando fui concejal en el 87 fue organizar 13 autocares, que vino la policía a escoltarlos por el problema de tráfico que suponía venir 13 autocares a la Plaza de la Villa”, recuerda sus protestas al respecto. “Aquello fue la hostia”, continúa. “Y de ahí derivaron tres cooperativas de jóvenes”, añade. “[Es una lucha] que hay que continuarla mucho más”.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Sobre la firma
