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Empresas y sindicatos alcanzan un “acuerdo de cierre” que tendrá que ser ratificado por los trabajadores para paralizar la huelga de basuras

La propuesta de nuevo convenio incluye, entre otras mejoras, una subida salarial cercana al 4% anual

Hilera de pasajeros esperando el autobús en Puente de Vallecas delante de unos cubos de basura sin recoger por la huelga de este martes.
David Expósito

En una sala de reuniones del hotel Ilunion de la avenida Pío XII, en el distrito de Chamartín de Madrid, se dieron cita la tarde del lunes todas las partes implicadas en la huelga de basuras en Madrid. A un lado de la mesa, las empresas adjudicatarias de los tres lotes en los que se dividió el servicio de recogida de basuras: FCC, Valoriza (filial de Sacyr), PreZero, Acciona, OHLA y Urbaser. Al otro, los tres sindicatos representantes de los trabajadores y convocantes de los paros: CC OO, Sector Profesional RSU y UGT. La negociación comenzó puntual a las 17.30, aunque pasadas las once de la noche, justo cuando arrancaba la primera jornada de huelga, la sensación entre los sindicatos era de incredulidad y desánimo.

“Después de toda la tarde negociando no se ha conseguido llegar a ningún acuerdo. Hemos rebajado en varias ocasiones nuestras pretensiones, pero no han entrado ni a valorarlas. Esto nos hace pensar que tienen intereses en que empiece el conflicto. La huelga sigue adelante”, manifestaban representantes de CC OO un poco antes de la medianoche. A partir de esa hora, las posturas se fueron acercando hasta que a las siete y media de la mañana de este martes, después de 14 horas “maratonianas”, se ha rubricado un “acuerdo de cierre” que deja a todos los interesados satisfechos. Una “oferta final sin que se vayan a aceptar más movimientos de la parte social”, de acuerdo con el documento elaborado como fruto de la negociación.

El Sector Profesional RSU señala que este “acuerdo de cierre” ha de ser validado por la plantilla. Así lo defiende el abogado del sindicato, José Luis Pérez Real. El “referéndum” se está celebrando durante esta jornada, en dos votaciones distintas. La primera de ellas —la de los trabajadores de mañana— ha tenido lugar entre las 13.00 y las 14.30; la segunda —la del turno de tarde y de noche— se llevará a cabo de 20.00 a 21.30. En torno a las 22.00, todas las urnas serán trasladadas a uno de los parques de recogida de basura de Vallecas y hará el recuento.

“El acta de la negociación se ha cerrado con un acuerdo de cierre, que no es un preacuerdo, y cuya eficacia queda supeditada hasta que la plantilla lo ratifique y lo valide mediante urna y voto privado. Son los 1925 profesionales quienes tienen que decidir, no los representantes del comité de empresa. No hay nada seguro. En estos momentos se está votando masivamente y no se puede dar por seguro ni que la huelga vaya a terminar ni que no lo vaya a hacer”, explica Pérez Real. “La negociación se está llevando a cabo con absoluta claridad y transparencia para con los trabajadores”, declara el abogado. En las papeletas que se están ofreciendo a pie de urna se ofrecen dos opciones: a la oferta de las empresas o no y que continúe la huelga indefinida.

Los contenedores de basura en el distrito de Vallecas durante el primer día de huelga.

Pedro Morán, responsable de saneamiento urbano de Comisiones Obreras de Madrid, detalla en qué consiste el preacuerdo y los logros alcanzados. “El objetivo era forzar a las empresas a negociar un nuevo convenio. Se ha perdido mucho poder adquisitivo en estos últimos años y las condiciones cada vez eran peores”, cuenta. “La huelga se convocó porque las tres partes estaban muy alejadas. Las empresas adjudicatarias querían un contrato a siete años con congelación salarial prácticamente en los dos o tres primeros años. Nosotros queríamos un convenio a dos. Finalmente, por nuestra parte, hemos cedido y se ha acordado un convenio con vigencia 2025-2030, es decir, seis años”, apunta. “Al mismo tiempo, se han fijado unas subidas salariales de media que están por encima del 4% anual. Además, habrá dos días más de asuntos propios para toda la plantilla y una mejora en las vacaciones, que partir de ahora se podrán repartir en un primer tramo de 21 días y un segundo de 10”, declara.

De acuerdo al convenio firmado en el año 2020 y vigente hasta el 31 de diciembre de 2024, el salario de un trabajador de las empresas de recogida de basuras varía en función su categoría. Para los mozos —aquellos que cargan y descargan los cubos a pie de calle— este se sitúa de media en los 35.280,23 euros brutos anuales (2.940 al mes) incluyendo todos los conceptos. El de un conductor serían 36.211,26 (3.017,60 al mes), mientras que el de los empleados en talleres que se encargan de la reparación de los vehículos se encuentra en los 38.772,04 (3.231 al mes).

Por otro lado, los grandes beneficiados de este preacuerdo entre empresas y sindicatos serán los trabajadores del turno de noche. Según los sindicatos, “estaba muy obsoleto y mal pagado”. Hasta ahora, la bonificación por nocturnidad para estos profesionales era de unos 250 al mes en aquellos que hacían un mínimo de 37 horas semanales. “La promesa es que se actualicen los salarios y sea algo digno. La previsión es que se paguen 380 euros al mes, y que a todo el personal voluntario que haga la noche durante un año entero se le abonen otros 500 euros más al año”, celebra Morán, quien ha estado presente de principio a fin en el proceso negociador. “Las primeras sensaciones eran que no se lo estaban tomando nada en serio. Nos convocaron sin prisa ninguna, sabiendo que la hora de comienzo estaba al caer, y estuvieron perdiendo el tiempo prácticamente hasta las once de la noche. A partir de ahí, con la huelga ya en marcha, empezaron a negociar de verdad. Era una forma de presión hacia los sindicatos”, señala.

En la primera noche de huelga, se han recogido un 47% del total de los residuos. El alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida, ha celebrado que se haya alcanzado este acuerdo y espera que la ciudad pueda “volver pronto a la normalidad”. “Me alegro profundamente de que los trabajadores hayan cumplido y se haya cumplido con los servicios mínimos del Ayuntamiento. Y también quiero agradecer a todos los madrileños, porque sé que no es sencillo tener una huelga de recogida de residuos y, sin embargo, como en tantos y tantas ocasiones, los madrileños han vuelto a tener un comportamiento ejemplar”, ha indicado Almeida. El delegado de Urbanismo, Medio Ambiente y Movilidad, Borja Carabante, también espera que la huelga acabe ya. “Somos muy optimistas respecto al fin de la huelga. Creo que a lo largo de las próximas horas vamos a tener buenas noticias respecto a la desconvocatoria”, ha recalcado el delegado.

Sobre el terreno, los efectos de la primera jornada de huelga han sido palpables tanto a la vista como al olfato. La calle Antonia Calas en Puente de Vallecas huele igual que casi todos los días: a basura. Hasta hace dos meses en la vía se colocaban 18 contenedores seguidos repletos de restos de plástico y orgánico. Ahora “por suerte” se han reducido a ocho. Pedro V., de 54 años, es uno de los pocos comerciantes de la zona que era consciente de en la noche del lunes al martes no pasaría el camión de la basura. Pedro ha denunciado en repetidas ocasiones ante el Ayuntamiento las condiciones “insalubres” de muchas aceras. “Huele igual que todos los días por desgracia. La huelga en Vallecas no se nota”, dice señalando unas cajas de fresas pasadas que han tirado los de la frutería de enfrente. “Luego vendrá alguien a vaciar el cubo y dejarlo todo por el suelo. Por la tarde llegan los que les gusta mear aquí”, comenta el hombre. Pedro, que ha reforzado este martes el buen olor de su establecimiento con dos aromatizadores de herbolario, muestra en su teléfono móvil una colección de fotos a la que él mismo ha denominado “basura”. En la calle, ningún vecino es consciente del conflicto, caminan entre bolsas con residuos como si ese fuese el paisaje habitual des sus vidas.

Un vecino de Vallecas camina por las calles esquivando la basura.

Al otro lado de la M-30, en el distrito de Retiro, la noticia ha llegado a la gran mayoría. Allí los presidentes de las comunidades de los bloques han informado a sus vecinos con carteles pegados en los portales. En la calle de Seco, el portero Javier Sánchez, de 45 años, contempla los 8 cubos de basura que no ha podido recoger esta mañana porque están completamente lleno. En la nota informativa difundida este lunes se animaba a que cada inquilino conservara sus bolsas en casa. “Pero es imposible”, manifiesta. Así, Sánchez lleva toda la mañana tratando de equilibrar los cubos para que no haya ninguno que se sature. A su lado pasa Teresa, una mujer octogenaria que al salir de casa contempla el espectáculo.

—¿Se puede tirar entonces?, pregunta.

Javier Sánchez duda y termina claudicando.

—Por poder se puede.

—¡Anda! Pues voy a por las bolsas. Para que huela mi casa que huela la calle.

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Sobre la firma

David Expósito
En EL PAÍS desde 2018. Su trabajo está centrado en la crónica y el reportaje local para la sección de Madrid, donde ejerce como fotógrafo y redactor. Anteriormente, también ha sido editor gráfico en la sección de Fotografía y en Suplementos. Es coautor del libro 'Utopías urbanísticas. 44 paseos por las colonias de Madrid'.
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