La media maratón de Madrid suma su cuarta muerte en 24 años: “Los corredores le están perdiendo el miedo”
El segundo participante que sufrió una parada cardiorrespiratoria el domingo a pocos metros de la meta, de 21 años, sigue ingresado en el hospital Clínico


La media maratón de Madrid se saldó el domingo con la cuarta muerte en sus 24 años de historia al fallecer uno de los dos corredores que habían sufrido una parada cardiorrespiratoria cerca de la meta. Tenía 38 años y entró en parada a la altura de Cibeles, poco después de que un joven de 21 años se desplomara por la misma causa en el paseo de Recoletos, pero la suya tenía peor pronóstico, según Emergencias Madrid. A diferencia del otro corredor, a él no pudieron recuperarle el pulso en el lugar y siguieron practicándole las maniobras de reanimación durante su traslado a La Paz, donde ingresó en estado “muy grave” y murió horas después. Además, el Samur atendió a otros 50 participantes, la mayoría por esguinces o torceduras y algún golpe de calor. En la cita anual de Madrid con los 21 kilómetros y 97 metros participaron más de 24.000 personas ―3.000 más en la Carrera ProFuturo― con un nuevo trazado, más céntrico.
El segundo corredor sigue ingresado este lunes en el hospital Clínico, donde un portavoz ha confirmado a este diario que permanece en observación, aunque no puede dar datos sobre su evolución al no haberlo autorizado la familia. Se trata de un joven de 21 años, que cayó fulminado en Recoletos, a pocos metros de la meta, con la suerte de que lo hizo justo delante de un médico, que veía la carrera como espectador. Junto con dos miembros de la seguridad de la carrera, el médico inició la reanimación hasta la llegada del Samur, que logró recuperarlo. Fue trasladado “en estado grave” al hospital Clínico.
“No es habitual que en una media maratón se produzcan muertes súbitas ―como se conoce a una parada cardiaca en plena actividad física―, pero sí se están volviendo más comunes en los últimos años cifras altas de atendidos, con 42 el año pasado en la de Madrid y nueve de ellos hospitalizados”, explica Juan Carlos Portugal del Pino, cardiólogo deportivo y corredor, quien sostiene que, en parte, la causa es que “los corredores le están perdiendo el miedo y el respeto a retos que no son fáciles”.
Este experto, que ejerce en la Medical Tuset Barcelona (MTB), aplaude a rabiar el hecho de que la comunidad de corredores esté creciendo, ya que “la mejor pastilla para el corazón es el ejercicio físico”. “Al haber cada vez más, también aumenta la cifra de atendidos”, señala en una entrevista por teléfono. Pero, a su juicio, “el problema está en que la gente se está aventurando a pruebas para las que no está preparada”, porque el hecho de que la distancia se reduzca a la mitad no convierte a la media maratón en algo sencillo. “Todo el mundo puede correr una media maratón, incluso una maratón”, subraya, pero “no te puedes apuntar sin prepararte adecuadamente”. En concreto, la carrera de Madrid, que él ha corrido, “es difícil porque tiene subidas largas y bajadas muy empinadas, por lo que no debería ser tu primera media maratón”. “Hay más problemas en estas carreras que en triatlones, ironmans o spartans porque nadie se atreve de la nada con una marcha cicloturista de 180 kilómetros”, asegura.
Portugal del Pino subraya a que, a partir de los 35 años, o más joven si hace tiempo que no se hace ejercicio, hay que someterse a un chequeo antes de comenzar a entrenar para descartar patologías cardiacas congénitas y, si ya se lleva tiempo, hacerse análisis regulares para descartar patologías adquiridas como la arterioesclerosis o la hipertensión, las causas más comunes de muerte súbita. Sin conocer su historial clínico, el doctor se aventura a señalar que el fallecido “no tenía una cardiopatía congénita, porque ya se habría manifestado antes”. Sin embargo, el de 21 “es muy probable que tuviera un problema de nacimiento”. Las dos causas más frecuentes de muerte súbita en menores de 35 “son la miocardiopatía hipertrófica y la salida anómala de las arterias coronarias”, detalla el doctor.
El chequeo debe incluir una prueba de esfuerzo y, a ser posible, una ecografía, ya que la primera puede no detectar cardiopatías congénitas. El coste, en su clínica, es de 200 euros. A partir de ahí, hay que seguir “un plan de preparación personalizado, con un mínimo de cuatro meses de entrenamiento antes de una prueba”, con un entrenador personal o en un club, más asequible. El médico abomina de los planes que hay en internet, basados solo en la edad y en la velocidad, sin tener en cuenta el peso o el estado de forma y de salud. “Hay que ir progresivamente y cada uno a su ritmo, no se pueden saltar pasos porque luego pasa lo que pasa, primero 5 kilómetros, luego 10, luego una media maratón (21)...”, recomienda. “No quiero desanimar a nadie, pero sí concienciar de que una buena preparación es un seguro”, concluye el doctor.
El alcalde, José Luis Martínez Almeida, ha ofrecido a los corredores que se hagan los reconocimientos en los polideportivos municipales. “Recomendar a todos aquellos que se inscriban en estas carreras, al margen de las exigencias que puedan tener los organizadores, que hagan un reconocimiento médico y que los centros deportivos municipales del Ayuntamiento están a su disposición para poder hacer estos reconocimientos”, ha señalado. En los centros hay personal sanitario y se realizan chequeos médicos básicos y deportivos especiales, con prueba de esfuerzo, por 14 y 27 euros, respectivamente.
Ester Armela, médico de emergencias y jefe de guardia del Summa 112, coincide con el diagnóstico del cardiólogo. “Las cifras de atendidos no me sorprenden y, sin datos estadísticos en la mano, están en la línea de otras carreras similares, teniendo en cuenta todos los condicionantes como la alta cifra de participantes, que por mera estadística aumenta el número de eventos de salud, la temperatura ya elevada que hacía en Madrid y la dureza media que tienen estas pruebas en la ciudad, que tiene un grado de inclinación importante”, indica Armela.
Esta doctora considera “muy gratificante” que cada vez más gente haga ejercicio, pero pide “no menospreciar la intensidad y dureza de una medio maratón, que no es lo mismo que ir a correr un día por El Retiro”. Como mínimo, hay que hacerse una historia clínica, con antecedentes familiares, personales y estado de salud, un electrocardiograma y una exploración física básica. Y, si la carrera implica mayor riesgo, una prueba de esfuerzo. “Cuidado con quién hace las pruebas y quién las interpreta, y cuidado con quién nos prepara o nos pone una dieta, porque cada vez hay más intrusismo profesional debido a las redes sociales”, advierte Armela. “Es muy bueno hacer ejercicio y participar en eventos multitudinarios, pero hay mucho postureo, mucha moda y mucha gente sin adecuada preparación”, alerta la jefe de guardia del Summa 112.
Sin embargo, a la Agrupación Deportiva Marathon, que organiza la carrera junto con Atresmedia y Sport Life Ibérica, le parece aventurado decir que se le está perdiendo el respeto o que los corredores estén menos preparados. “Es muy personal, relativo y muy difícil de valorar, son percepciones personales y juicios atrevidos. No hay una encuesta al respecto ni tampoco un estudio y desconocemos las rutinas de preparación de los participantes, a los que se les informa de las características de la prueba y se los advierte de que tienen tres horas para finalizar el recorrido y de que hay un desnivel de 200 metros”, indica por teléfono el gerente, Juan Manuel Agejas.
“Una muerte no, pero atendidos hay más o menos los mismos todos los años, es lo normal en una carrera de esta envergadura y similar a la Maratón o a la San Silvestre”, considera, para subrayar que supone un “porcentaje mínimo, un 0,21% de los 24.000 participantes, 23.000 de los cuales acabó la carrera”. Agejas lamenta que hoy se esté hablando más del corredor fallecido, a cuya familia manda sus condolencias, que de lo “puramente relevante”: del récord de participación y de los resultados de la carrera, de la fiesta, de la animación y del buen ambiente en las calles, así como su repercusión en la economía de la ciudad.
“El año pasado hicimos un estudio con la universidad Rey Juan Carlos y el impacto fue de 10 millones de euros en un solo fin de semana”, asegura el gerente, que subraya la importancia de la prueba “para situar a Madrid en el panorama deportivo a nivel mundial”.
Cuatro muertes súbitas
La última muerte antes de la ocurrida esta edición se produjo en 2018, cuando falleció un corredor de 29 años cuando le quedaban apenas 100 metros para la meta. Ocho años antes, en 2010, un atleta de 31 años, Alberto Ceballos Quesada, murió al desplomarse nada más cruzar la línea de llegada, que en aquel año estaba en el parque de El Retiro. Además, otros dos corredores tuvieron que ser trasladados a hospitales en estado grave, uno de 38 años al sufrir un golpe de calor y otro de 25 con un síncope por esfuerzo.
El recorrido de la prueba era especialmente duro en el último tramo. Tras esta tragedia, la meta se instaló en un punto más llano para evitar a los corredores el último pico de intensidad fuerte tras haber recorrido 21 kilómetros. Cinco años antes, en 2005, un joven madrileño de 24 años falleció por muerte súbita cuando participaba en la carrera. Se llamaba David Mirasierra Pérez, hacía deporte habitualmente y no fumaba ni bebía alcohol. Se cayó redondo cuando había completado ya 19 de los 21 kilómetros ―llevaba una hora y 45 minutos corriendo― y entró en parada. Ocurrió en la glorieta de Cuatro Caminos en dirección estadio de Vallehermoso, donde estaba la meta, y los sanitarios que lo atendieron no pudieron hacer nada por salvarle la vida, ya que el infarto fue fulminante. Este año, la línea de meta estaba en el paseo de Recoletos, frente a la sede la Biblioteca Nacional.
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