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Extremadura se mira al espejo en unas elecciones clave: “Prohibiría que vengan de Madrid”

890.967 ciudadanos están llamados a las urnas el 21 de diciembre en un contexto marcado por el auge de la extrema derecha y de la privatización sanitaria y universitaria. El voto de jóvenes y pensionistas, bajo la lupa

Manuel Viejo

Santiago Abascal baja despacio las escaleras de un hotel cuatro estrellas de Badajoz. Alejandro Nieto, Lucía Román y Marta Moreno, de 20 años, extremeños y estudiantes de Enfermería en la Universidad de Extremadura, están ansiosos:

—¡Líbranos de esta, Abascal!

El líder de Vox les sonríe justo antes de subirse a una furgoneta negra tintada con su cuadrilla de escoltas. Lucía no aguanta ni dos segundos. Envía el selfi emocionada al WhatsApp de la familia. Y llama:

—Papá, mira el grupo, me he hecho una foto con Abascal.

—¿Dónde?

—¡Me ha tocado el brazo!

Minutos después, Abascal llena su acto de campaña en la capital pacense con mucha, muchísima gente joven. Los tres estudiantes no saben cómo se llama el candidato de Vox en Extremadura, pero les da igual. No son los únicos. También muchos asistentes al mitin. “Eso no importa. Abascal es claro. Eliminación de inmigrantes ilegales y no a los indepes”, dice el futuro enfermero Nieto.

No. No hay ambiente electoral en las calles, bares y comercios, pero Extremadura está en campaña desde el jueves. Nadie duda de que este nuevo ciclo electoral se interpretará en clave nacional. Alberto Núñez Feijóo y Pedro Sánchez se volcarán en estas dos semanas, pero a rebufo de Santiago Abascal, que ya lleva 15 días recorriendo pueblos y capitales.

Vox es el partido que más crece en las encuestas. Si hoy cuenta con cinco diputados, los sondeos apuntan a que los duplicará en un territorio que, hasta hace unos años, era una fortaleza del PSOE en España. Aquí, los socialistas han gobernado cerca de 36 de los 42 años de Ejecutivos autonómicos.

EL PAÍS ha recorrido gran parte de la región durante esta semana. Las más de 30 voces consultadas que representan a los extremeños en instituciones coinciden en que el adelanto electoral de Guardiola ha sido un error. Que los temas de la campaña deberían de ser regionales y que las infraestructuras siguen siendo deficientes. Pese a que el tren ha mejorado, Cáceres y Badajoz siguen sin estar unidas por una autovía. 890.967 ciudadanos están llamados a las urnas el 21 de diciembre.

“Temo dos cosas”, cuenta por teléfono el expresidente Juan Carlos Rodríguez Ibarra, figura clave del socialismo en España y altavoz de la región desde 1983 hasta 2007, “una gran abstención y que las cosas se queden como están”. Ibarra dice que estas elecciones son una oportunidad única y solo se debería hablar de Extremadura. “No pueden venir de fuera con temas nacionales. Prohibiría que vinieran de Madrid”. Una tesis que también comparte otro expresidente, José Antonio Monago, que lideró la región entre 2011 y 2015 con el PP tras un acuerdo con Izquierda Unida. “Es lógico que el foco esté en las prioridades nuestras”, observa por teléfono. “También en nuestro desarrollo y en las oportunidades que merecen los extremeños”.

La tierra de la morcilla patatera, de la torta del Casar, del jamón, o de la pluma ibérica y el pimentón, llega al primer adelanto electoral de su historia tras dos años de Guardiola al frente de la Junta, en un contexto en el que su relación con Vox es muy diferente a la de otros territorios. Sobre todo, con junio de 2023 en la hemeroteca, cuando ella misma les despreció en público ante toda España.

“Yo”, dijo, “no puedo dejar entrar en mi Gobierno a aquellos que niegan la violencia machista, deshumanizan a los inmigrantes y tiran la bandera LGTBI”. Firme a su palabra despachó así el turno de preguntas en aquella rueda de prensa:

―¿En ningún caso Vox entraría en un Gobierno de Guardiola?

―No. No se puede utilizar las instituciones para ideologizar.

Siete días después, estaban en su Consejo de Gobierno. La baronesa popular no ha querido participar en este reportaje. Ahora fía su órdago del 21 de diciembre a la mayoría absoluta, que se sitúa en 33 escaños. “Estratégicamente”, dice Santiago Martínez Vares, CEO de la empresa de comunicación política Rebellius Words y encargado de la campaña de Guardiola en 2023, “ha elegido el mejor momento por la situación de sus rivales. Para gobernar en solitario tiene que hacer una campaña 100% extremeña”.

Los populares cuentan ahora mismo con 28 diputados, los mismos que el PSOE, que ganó hace dos años en número de votos. Vox tiene cinco escaños y Podemos, cuatro. El principal argumento que ha esgrimido la presidenta extremeña para el adelanto electoral es que, sin presupuestos, no se puede gobernar. Y ella iba camino de prorrogar las cuentas por segundo año consecutivo. El movimiento ha puesto en evidencia los pactos de Gobierno de PP y Vox. Y Abascal, aquí, pondrá el precio muy alto para repetir el pacto. “¿Qué ha hecho para revertir la ruina socialista? ¡Nada!”, dice el candidato de la ultraderecha, Óscar Fernández. Abascal, incluso, la define con cierto desdén: “Es una señora muy altiva”.

El 34% de los extremeños consideran que la región está igual que en 2023, según el CIS. Aquí, en la quinta comunidad menos poblada, de 388 municipios y con un Producto Interior Bruto (PIB) que representa al 1,7% del español, sobresale su potente sector agrario, clave en estas elecciones. “¿De qué vale decir que quieres el campo si luego no hay propuestas?”, cuenta Óscar Llanos, el secretario general de la Unión de Pequeños Agricultores extremeños, con casi 7.000 afiliados.

“Los medios se centran siempre en la capital y parece que todo es Madrid y Cataluña”, dice José María Gallardo, presidente de la Federación Extremeña de Caza, con 34.000 socios y con quien todos los candidatos, excepto Unidas Podemos, tienen un acto. “Lo que necesitamos son responsables que no mientan”, opina Juan Metidieri, propietario de una explotación familiar agrícola y presidente de los jóvenes agricultores de Asaja, que representa a 5.000 en la región.

Uno de ellos es Manuel Gómez, un joven de 34 años, vecino de Esparragalejo (Badajoz) y pegado a la tierra desde los 16. Estos días ayuda con una motosierra a podar unos almendros de unos amigos en una finca a pocos kilómetros del Teatro Romano de Mérida. “La cosa está mal”, dice con sus enormes manos manchadas de tierra. “¿Cuándo sale Extremadura en el telediario? ¡Nunca! Voy a votar a Vox y soy afiliado del PP. El campo antes se veía más. Ahora solo trabajan rumanos y panchitos, perdón por el nombre. Abascal sí habla del campo”.

—¿La izquierda no?

—¡La izquierda encima sube el sueldo a los funcionarios!

Los autónomos, en cambio, y pese a los discursos catastrofistas —sobre todo de Vox en sus mítines—, siguen en aumento. Por primera vez se ha superado la barrera de los 81.000 en la región. “Hay que eliminar más burocracia y apostar por la digitalización de los negocios”, cuenta Candelaria Carrera, secretaria general de la Asociación de Trabajadores Autónomos de la comunidad.

Elvira Prieto es un ejemplo. De 48 años, vive en Montijo (Badajoz) y es propietaria de la agencia de viajes Montijo Tour, con cuatro empleados y de gran éxito a nivel nacional. “Las conexiones están muy mal en Extremadura”, dice. “El turismo se podría aumentar si mejoramos ahí, pero si no vienes en coche, no llegas a muchos sitios”. Duda con el voto, pero tiene claro que no será la misma papeleta que escogió en 2023.

No. El empresariado extremeño —con 63.577 empresas (un 0,77% más que hace un año)— tampoco está contento con el adelanto electoral. “Nunca es una buena noticia”, apunta Javier Peinado, el presidente de la patronal extremeña. “La incertidumbre es lo peor que hay, sobre todo en la coyuntura en la que estamos. Las cifras macroeconómicas son buenas, pero no están fortaleciendo todo lo que a nuestro juicio es la economía real”.

Según el último informe del centro de estudios económicos de CaixaBank, la comunidad crecerá este año un 2,5% (un 3,2% en España). Si se cumple este pronóstico, sería la última región en recuperar los niveles de prepandemia. Las cifras de paro, sin embargo, son mejores. Noviembre cierra con 65.813 parados, la tasa más baja de los últimos 30 años.

“Nuestro empleo”, apunta la secretaria general de UGT en la región, Patro Sánchez, “va ligado a las campañas agrícolas y al sector servicios”. Sánchez incide en la escasez de industria, el talón de Aquiles desde los años 80. “¡Llevamos años reclamando un pacto! Hay grandes proyectos paralizados, como la gigafactoría al norte de Cáceres”. Un mensaje que comparte también la secretaria general de Comisiones Obreras, María Berrocal, que señala como contrapunto la eterna emigración de los jóvenes. “Queremos que se queden, pero no se aplica la ley de vivienda”.

Los jóvenes extremeños que viven solos destinan el 60% de su sueldo al alquiler. Su salario neto mediano es inferior a los 1.000 euros. El más bajo de España, según un informe de Comisiones Obreras. “Somos la generación más preparada y la más precaria”, cuenta Lidia Solana, de 30 años, y presidenta del Consejo de la Juventud de Extremadura. “La inestabilidad que sufrimos nos afecta en la salud mental. Nuestro futuro debe ser una prioridad”. Guardiola no se ha reunido con ella en estos dos años.

La educación universitaria comienza a privatizarse. Extremadura cuenta con una universidad pública que acoge a 25.000 estudiantes, pero en breve se instalará en Badajoz la primera privada, y hay otras tres en estudio. “La financiación nuestra es insuficiente”, cuenta el rector de la Universidad de Extremadura, Pedro Fernández. “Asumimos como normal las comunicaciones que tenemos, pero no lo son. Hay empresas y negocios que no quieren venirse por esto. Hay pueblos que se quedan desiertos. Hay mucha migración. Formamos al capital humano, y se va. Hay que retener el talento”.

En estos dos años de Guardiola, la vivienda ha pasado de unos 900 euros el metro cuadrado a más de 1.000, con un repunte histórico este año del 10,9%. Aun así, Extremadura sigue siendo la región más barata de España para comprar una vivienda, muy por debajo de la media nacional.

“Hasta en Almaraz está por las nubes”, dice Rubén Gallego, de 31 años y trabajador de la central nuclear de este pueblo de Cáceres, que será uno de los temas de la campaña ante su anunciado cierre. Gallego dice que votó en las últimas elecciones a Unidas Podemos, pero también cambiará de papeleta. “¿Qué vamos a traer la luz de Francia? Vivo de esto y aquí pago 350 euros por una casa que está pa’ verla”.

El alquiler se ha disparado entre las cuatro principales ciudades de la región, según Idealista. En Badajoz cuesta de media 788 euros. En Cáceres, 693 euros. En Mérida, 586 euros. Y en Plasencia, 535 euros. Sus alcaldes ven así estas elecciones. “Trabajaremos para que no se dé un pacto con Vox”, cuenta el regidor popular de Badajoz, Ignacio Gragera. “Sería un error que la campaña fuera en clave nacional”, opina Rafael Mateos, de Cáceres y también del PP.

“El adelanto es coherente”, señala Fernando Pizarro, de Plasencia y también popular con 16 años de mayoría absoluta. “Si decimos que Sánchez no tiene presupuestos y tiene que convocar elecciones, pues aquí se convocan”. Los socialistas solo retuvieron Mérida en 2023 como gran ciudad. Su alcalde, Antonio Rodríguez Osuna, suena como relevo de Miguel Ángel Gallardo si este fracasa el 21 de diciembre. “El PSOE tiene una ventaja aquí”, dice. “Tenemos 211 alcaldes frente a 138 del PP. Guardiola y Feijóo nos han traído esto para hacer un experimento. No había motivos”.

La mañana del adelanto electoral pilló a la directora de El Periódico de Extremadura, Marisol López, en su despacho. “La situación era de bloqueo institucional”, cuenta. “Fue una jugada bien hecha y pilló a muchos socialistas con el pie cambiado”. López apunta a la “omnipresencia” de Abascal en estas semanas como dato clave y a que los pactos el 22 de diciembre van a ser muy difíciles. “Si vemos el tono, el precio será muy alto. En el PSOE, por cierto, Gallardo es un animal político. No se le puede dar por muerto”.

“Me cuesta creer que Guardiola se arriesgue a un adelanto sin manejar datos demoscópicos que lo avalen”, opina, en cambio, el director del diario Hoy de Extremadura, Pepe Orantos. “La clave estará en el suelo del PSOE. Teniendo en cuenta la ola nacional, un suelo lógico respetable serían 24 escaños (ahora cuenta con 28), si vamos a 22 es preocupante y si vamos a 19…”. Orantos cree que los temas deberían de ser regionales, pero apunta a que hay poco margen de maniobra para actuar sobre infraestructuras y sanidad, que van en todos los programas. “Todo es cuestión de financiación”.

Extremadura invierte ahora unos 2.167 euros por habitante en Sanidad, situándose entre las comunidades con mayor gasto per cápita en España, por encima de la media nacional (1.757 euros). Madrid y Cataluña están a la cola, con 1.482 euros y 1.435 euros. Sin embargo, aquí las listas de espera siguen siendo más largas que en el resto de regiones.

El tiempo medio para una intervención quirúrgica es de 134 días, frente a los 118 días del conjunto de España. Y la privatización, como con la educación, ya está en marcha. La Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública concluye en su último informe que la atención privada en Extremadura ha crecido un 32% en los últimos tres años. El grupo Quirón enfila ya su último año de obras para abrir su primer hospital privado en la avenida de Elvas de Badajoz.

“La mayor crítica en estos dos años a Guardiola es la sanidad”, cuenta la candidata de Unidas por Extremadura, Irene de Miguel. “Lo único que ha aprobado ha sido con Vox, como la derogación de la ley de memoria histórica”. Un análisis que comparte el candidato socialista, Miguel Ángel Gallardo. “Junto a la vivienda, es la gran preocupación de los extremeños”.

Gallardo está procesado por un presunto trato de favor al hermano de Pedro Sánchez. “Quien nada hace, nada teme”, responde. No contempla un mal resultado, pero asume que a nivel interno ha tenido “desajustes”.

Este jueves, durante la inauguración de la campaña en Plasencia, se apoyó en el presidente del Gobierno. El auditorio, lleno y entregado, era en su mayoría jubilado. Isidro Pérez, placentino, de 70 años y “socialista de toda la vida”, reconocía desde su butaca roja de la última fila que Gallardo no le entusiasma y que la pensión que cobra es pírrica tras 45 años cotizados como empleado del Ayuntamiento.

Aquí, la pensión es la más baja de España con una media de 1.113 euros al mes. Sánchez y Gallardo apelaron a los pensionistas —246.000 tienen derecho a voto— como palanca para volver a teñir de rojo el sillón presidencial de Mérida.

En contraste, en este mitin apenas se veían jóvenes. Más bien sonaban de fondo, con Sanguijuelas del Guadiana, la banda sonora del momento en la región: “Suerte la tuya de poder vivir onde naces. Muchas flores se mueren al no regarse…”.

Y tanto. Dos días antes, en la finca de los almendros de Mérida, el joven agricultor Marco Antonio Aguilar, de 30 años, hablaba de la sequía que vivió hace unos años en su finca. En mitad de la conversación sacó el móvil. Envió al grupo de WhatsApp de los colegas un sticker, una cruz parecida a la del Valle de los Caídos con una frase en grande que, dice, repiten entre risas muchos de sus colegas:

—Que Vox te bendiga.

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Sobre la firma

Manuel Viejo
Es de la hermosa ciudad de Plasencia (Cáceres). Cubre la información política de Madrid para la sección de Local del periódico. En EL PAÍS firma reportajes y crónicas desde 2014.
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