Chase Johnsey, director del Ballet de Barcelona: “‘Giselle’ es mi venganza”
La compañía que fundó con Carolina Masjuan y Carlos Renedo en 2019 llevará su coreografía más ambiciosa al Teatro Condal de la capital catalana


Cuando la madre de Chase Johnsey (Winter Haven, Estados Unidos, 39 años) inscribió a su hijo de ocho años en una escuela de danza en su ciudad natal, en el centro del Estado de Florida, probablemente no sabía que le estaba salvando la vida. La historia del bailarín, coreógrafo y director del Ballet de Barcelona, tiene todo para convertirse en un éxito de taquilla. Y sin embargo, Johnsey siempre prefiere hablar de los bailarines que ha conseguido formar en la compañía que fundó en 2019 junto con Carolina Masjuan y Carlos Renedo, de Giselle, una de las joyas del ballet clásico que llevará una vez más al Teatro Condal de la capital catalana el sábado o de danza, pasión que le acompaña desde pequeño.
De niño, Johnsey sufrió acoso por parte de sus compañeros de aula y en casa tenía que lidiar con un padre autoritario. Las clases de danza se convirtieron rápidamente en un refugio y en el único lugar en donde podía expresarse. Mientras en la escuela sus compañeros de aula se burlaban de su timidez, su delgadez, su talla pequeña o su actitud femenina, en la escuela de danza esas mismas características se convirtieron en una virtud. De adolescente, Johnsey se mudó de Estado para dedicarse por completo al estudio de la danza clásica en el Conservatorio de artes de Virginia.
“Todo empezó con una broma de una profesora que me dijo que tenía condiciones como para hacer roles de mujer”, recuerda el director. A partir de ahí, Johnsey compró zapatos de puntas y empezó a ensayar para interpretar roles femeninos, algo impensable en el mundo del ballet hasta entonces. “Creo que he hecho casi todos los roles de mujeres del ballet clásico, el único que me falta es Giselle”, comenta en una entrevista con este diario.
Su tenacidad y versatilidad le llevaron a convertirse a los 18 años en el bailarín más joven del Ballet Trocadero de Montecarlo, en donde trabajó 14 años. En 2017 los premios UK National Dance Awards le consagraron como mejor bailarín masculino de Inglaterra, mientras la revista especializada Dance Magazine le colocaba entre los 25 bailarines a tener en cuenta. En 2018, Johnsey se unió al English National Ballet, entonces bajo la dirección de Tamara Rojo, en donde hizo historia al ser el primer hombre en bailar roles femeninos en una compañía tradicional: “Lo que yo quería era bailar en puntas, no soy mujer pero me gusta bailar en puntas, tengo más talento en los pasos de mujer que en los de hombre, no sé porqué”, explica.

Tras su paso por Reino Unido, Johnsey desembarcó en Barcelona para fundar junto con Carolina Masjuan y Carlos Renedo, el Ballet de Barcelona en 2019. Desde la compañía que dirige, ha intentado formar a bailarines que han sido relegados de compañías tradicionales por no adecuarse a las características físicas del ballet. “Yo entiendo de la lucha profesional de cada uno de mis bailarines, tenemos un chico de Brasil que es demasiado bajo, otro de las calles de Ruanda o una bailarina de Japón que tiene pecho, cada uno de ellos posee algo extraordinario”, resalta el bailarín.
Aunque se muestra orgulloso de haber creado una comunidad de bailarines “que solo pensamos en la danza”, ve a Giselle como “una venganza” por la discriminación que ha sufrido a lo largo de su carrera profesional. “He escuchado gente del público decir que un bailarín parece un maricón o que una bailarina está muy gorda”, asegura.
Giselle, la obra más ambiciosa de la compañía hasta el momento, cuenta la historia de una joven de una aldea medieval que se enamora de Albrecht, un noble disfrazado de plebeyo. Todo cambia a tragedia cuando Giselle descubre el compromiso de Albrecht con otra mujer. La bailarina muere y su espíritu se une a las willis, espíritus de jóvenes traicionadas por el amor. Pese a ser una de las obras más tradicionales del ballet clásico —la compañía presentará una coreografía basada en el estilo del Ballet Nacional de Cuba bajo la visión artística del coreógrafo Leandro Pérez Sanabria—, para Johnsey no deja de ser una obra profundamente feminista. Según él, Giselle “habla de la venganza de las mujeres pero también de su capacidad para perdonar; el corazón de una mujer es en donde está su fuerza”.
La cincuentena de bailarines de dieciocho nacionalidades de la compañía con sede en Rubí presentarán Giselle en dos funciones. La primera, con Anaëlle Tanné y Takahiro Nakashima, bailarines principales de la compañía, en los roles de Giselle y Albrecht. La segunda función será con Anna Ishii, bailarina principal del Ballet de Barcelona como Giselle y el bailarín principal del Ballet de Filadelfia, Pau Pujol, en el rol de Albrecht, como artista invitado. La música del ballet fue compuesta por el compositor francés Adolphe Adam a finales del siglo XIX.
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